¿QUÉ HACER SI ESTOY EN UNA RELACIÓN TÓXICA?

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Si ya te diste cuenta de que estás en una relación tóxica, antes que nada permíteme felicitarte, porque la mayoría de las personas nunca llegan a enterarse de ello, y simplemente viven sus relaciones convencidas de que los conflictos, la falta de respeto y la violencia física, mental o emocional son normales o cuando menos, inevitables. 

Pero, afortunadamente, tú sabes que esto no es así y que tienes derecho a tener una vida sentimental plena y que fomente tu bienestar en lugar de ser una fuente constante de malestar. Sin embargo, esto no significa que darte cuenta de que estás en una relación sea todo lo que necesitas para arreglarla o para poder salir de ella. 

De hecho, seguramente ya notaste que pocas cosas son tan difíciles de manejar y de soltar, porque las relaciones tóxicas también suelen caracterizarse por un alto nivel de codependencia e incluso cierta dosis de adicción pasional. Así que hoy abordaremos el tema de forma práctica y objetiva, sin buscar culpables, sino soluciones. 

Identificando el problema ¿Quién es el elemento “tóxic@”?

Quizá esto te suene familiar: discusiones eternas y devastadoras con tu pareja en las cuales ambos aseguran que el problema es, de manera evidente e incontrovertible, el otro. Si tú crees que toda la culpa la tiene la otra parte, esa es una señal de que probablemente no estás queriendo ver el panorama completo. 

Todas las relaciones tóxicas funcionan como sistemas, y, como tales, necesitan que las partes implicadas retroalimenten el conflicto, cada cual desde su propia trinchera. Aunque tú sientas que tu pareja es quien hace todo mal, hace falta sí o sí que tú permitas malos tratos o actitudes indeseables. Incluso es probable que de manera inconsciente las estés fomentando. 

Esto ni mucho menos significa que ahora la culpa es tuya, pero es necesario que comprendas tu papel en la dinámica tóxica para que se abra la posibilidad de arreglarla, o para que encuentres la voluntad que hace falta para alejarte de una relación que no puede funcionar.

En muchas ocasiones, dos personas que no son especialmente tóxicas tienen un tipo de personalidad y ciertos traumas del pasado que las llevan a sacar lo peor la una de la otra, por mucho que se quieran y por muy buena voluntad que tengan. Efectivamente hay situaciones que no tienen arreglo y lo mejor es cortar por lo sano pero ¿cómo vas a saberlo si no has tenido el valor de mirar el problema en su dimensión real?

¿Mi relación tóxica se puede arreglar?

Esta es justamente la pregunta “sin respuesta” que te puede llevar a permanecer en una relación desastrosa, pues implica una esperanza de que el otro llegue a cambiar si realmente te esfuerzas lo suficiente.

Lo primero y más importante es que ambas partes tengan claro que la toxicidad la están permitiendo ambos y tengan plena disposición de cambiarlo; si sólo una parte quiere arreglar las cosas o ambos están irrevocablemente convencidos de que el tóxico es el otro, entonces no tiene mucho caso seguir allí. De hecho, podría ser bastante peligroso. 

En la otra mano, dos personas con cierta madurez emocional que se involucran en una relación tóxica, sí pueden hacer los ajustes necesarios para llevar una dinámica saludable, pero siempre y cuando comprendan que la toxicidad seguramente viene de situaciones muy traumáticas o heridas del pasado que ambos deben atreverse a sanar trabajando en equipo, pero también tomando plena responsabilidad individual.

Aquí lo que se pone en juego es si la relación realmente vale lo suficiente la pena como para enfrentarnos a todos esos dolorosos demonios. 

¿Cómo se arregla una relación tóxica?

Obviamente, eso depende mucho de dónde venga la toxicidad. Entonces, el primer paso es identificar cuáles son los problemas de autoestima, impulsividad, inmadurez, inseguridad o falta de autonomía que hay que atacar desde adentro. 

Cuando llevamos toda la vida repitiendo los mismos patrones de autosabotaje, es muy difícil reconocerlos, por ello aquí la ayuda de un terapeuta de pareja es invaluable. 

El segundo paso es hacer un plan para trabajar activamente en sanar la relación, y evitar que todo se quede en palabras, disculpas y promesas vacías. Lo fundamental es llegar a acuerdos y plazos, y asegurarnos de que se cumplan. Por ejemplo, dejar de revisar el teléfono de nuestra pareja, brindar reafirmación emocional de forma asertiva, comenzar a aportar de forma más equitativa en el hogar, pasar juntos más tiempo de calidad, comunicarnos mejor en lo sexual, etc. 

¿Cómo salir de una relación tóxica cuando te das cuenta de que no tiene arreglo?

En primer lugar, necesitas visualizar lo que sucedería si te quedas en esa relación uno, tres, cinco años más, o peor aún, toda la vida. A veces, aunque no estemos del todo a gusto, hemos aprendido a estar “cómodos” dentro de la toxicidad, y para salir de ella necesitamos dimensionar las verdaderas consecuencias de no salir de allí. Esto podría significar perder los  mejores años de tu vida con la persona incorrecta, y lo mejor es tomar una decisión tajante, por el bien de ambos. 

Si no te sientes con el valor o la capacidad de dejar una relación tóxica, es importante que te apoyes con tus seres queridos y que trabajes en tu independencia emocional y financiera, si es que este último factor también te está atando a la otra persona. 

Acomoda las cosas de tal manera que puedas decir adiós y luego refugiarte en un lugar seguro, en donde ni la insistencia de tu ex pareja ni tu nostalgia o miedo a la soledad te puedan llevar al arrepentimiento. Es perfectamente normal que las primeras semanas o meses posteriores a la ruptura sean duras, por eso, bloquea toda comunicación con tu ex, enfócate al 100% en el autocuidado y, sobre todo, recuerda que eres lo más valioso que tienes, y la responsabilidad de protegerte, amarte y mantenerte lejos de situaciones tóxicas es sólo tuya, y de nadie más.

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