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Si crees que odiando a los hombres o a uno en particular, tu autoestima o tu dignidad subirán su cotización, estás muy pero que muy equivocada.

Nunca el odio fue la solución a ninguno de los males de la Humanidad, más bien, al contrario fomentaron males, guerras y divisiones de todo tipo además de envenenar el alma y emponzoñar el corazón.

Hablemos del maltrato.

El perfil del maltratador o maltratadora, en mi opinión, difiere poco: en ambos géneros, cuando de maltrato se trata, abunda la maldad nacida de la ausencia y negación de responsabilidad sobre la vida propia y más, en concreto, sobre los actos cuyo desenlace no nos complace. Todo ello deriva en la proyección del odio sobre el otro para, de este modo, al azuzarle con el látigo del odio convertirlo en objeto de maltrato y expiración de los males. Nada más lejos de la realidad.
Ambos, maltratador y maltratadora, hallan oportunidad cuando la otra parte por miedo a perder a los hijos, perder el amor o... acaban cediendo y perdiendo la dignidad. No plantarle cara al maltratador o maltratadora es el comienzo del desastre.

  • NUNCA reniegues de tu dignidad, de tu amor propio.
  • NUNCA dejes de poner los límites.
  • NUNCA dejes de hacer la prueba del algodón al inicio de la relación: la persona maltratadora da muchas muestras desde el inicio, aprende a reconocerlas, estate atenta. 

Otra de las cosas que me llama poderosamente la atención, en los relatos que he podido escuchar, es la propensión que muestran muchas de las mujeres maltratadas a CULPAR al otro y a disculparse a sí mismas (se exoneran de toda responsabilidad), en nombre del amor, es decir, la 'culpa' la tuvo el que estuvieran enamoradas. Enamoradas, no. Alucinadas, sí. Contaminadas de su propia irresponsabilidad.

No es lo mismo tener relaciones amorosas con quince o dieciocho años que con treinta o más.

¿Por qué?

Porque a los quince o a los veinte todavía no nos hemos dado suficientes coscorrones vitales, aún estamos en estado 'naïf', aún no hemos aprendido, ni tomado en serio, de qué va esto llamado ‘vida’.

Eso sí, las madres, las abuelas, las otras mujeres, deberían esforzarse en enseñarlas que hay lobos muy malos, nefastos, maltratadores, hijos de la grandísima... que habitan los bosques de las relaciones amorosas.

Muchas películas y libros erótico-festivos han hecho mucho mal, pues les han hecho creer (con el consentimiento de ellas, claro), que si hay buen sexo y jadean juntos, la relación es maravillosa y no hace falta nada más.

Identificar al maltratador es más fácil de lo que parece. Al igual que identificar a la maltratadora. Vamos por partes.

 

MALTRATADOR Y SUS SEÑALES DE PRE-AVISO:

  •  Piensa por ella, esto es, no le pregunta, en su lugar, decide qué y cómo debe ser la relación. Por ejemplo, le dice 'cuando vivamos juntos...' Pero, no han aclarado aún en qué tipo de relación están.
  • Muestra celos. (Empero, ser celoso no es una muestra de amor).
  • Se muestra controlador: llama mucho, envía muchos mensajes.
  • No cumple la palabra dada.
  • Da prioridad a quedar con los amigos en lugar de con ella, aun habiendo quedado con ella, se olvida o hace cambio de planes
  • Le da mucha importancia al sexo pero no hay diálogo.
  • No se habla acerca de los valores, el cómo quiere que sea una relación.
  • Hace chistes misóginos, machistas, ofensivos...
  • No considera que la mujer tenga los mismos derechos (esto se sabe escuchándole hablar).
  • Le da órdenes
  • Le echa las culpas de todo.
  • La riñe si se equivoca, no muestra ninguna empatía con ella.
  • Ella lo es todo para él: mucha palabra pero actos que no secundan
  • Marca las pautas de la relación
  • No le pregunta a ella qué quiere
  • Pasa de cómo ella o él, se siente
  • Le critica su forma de vestir, o se mete con su cuerpo o su peso... La denigra sutil o no tan sutilmente
  • Usa el 'vosotras' para acusar de algo a su pareja en lugar de referirse a ella
  • Usa el 'nosotros' para emitir opiniones
  • No tolera o lleva muy mal la discrepancia
  • Hace de la mujer, su pareja, el centro de su vida, todo gira en torno a ella, trata de complacerla en todo...
  • La toma y la deja, esto es, procede como si la otra persona fuese un coche, un objeto con un mando 'ON y OFF'.
  • No hay reciprocidad en la relación, en lo relativo a lo 'bueno'.

 

MALTRATADORA y sus señales de pre-aviso:

  • Síndrome ‘Maricaprichines’: tiene que salirse siempre con la suya.
  • Cuando está enfadada o quiere manipular da o no da sexo.
  • Echa las culpas de sus males a los padres, al mundo, a Dios... al chachachá.
  • Se hace la tonta, la inocente
  • Se hace la víctima de todo
  • Su vida cobra sentido con la aparición de un hombre en su vida
  • Odia o habla mal de otras mujeres (por regla general, inteligentes y que destacan).
  • No hace autoreflexión ni asume responsabilidades
  • Se echa a llorar en cuanto le dicen algo que no le conviene
  • En lugar de argumentar una discrepancia, insulta o trata de ningunear a la otra persona
  • Deja de hablarle a alguien cuando no le gusta algo que le haya dicho, en lugar de plantarle los límites
  • Se escuda en el amor para justificarlo todo.
  • Es una rescatadora
  • Va de hechicera novata o 'pseudo terapeuta'
  • Quiere cambiarle algo... al otro porque ella, como es mujer, sabe más.
  • Usa el 'nosotras las mujeres' en lugar del 'yo' para emitir opiniones.
  • Es desagradecida

 

 No todo lo que parece oro, lo es. A las personas se nos va conociendo conforme se avanza en el camino y se van dando múltiples situaciones que se convierten en oportunidades. Cuando alguien, en consulta, tiene por costumbre quejarse y acusar a los demás de ser la fuente de sus males, suelo colocar, como dicen los americanos, un gran 'question mark', o sea, un INTERROGANTE.  Máxime si ese echa mano del socorrido 'estaba enamorada', o 'nadie en mi entorno me ayudó'... Nadie nos puede ayudar si no queremos. Por eso, cuando queremos, cuando tenemos la voluntad sí que somos capaces de buscar ayuda y, ¡oh, milagro!, hallar una solución.

Aún no he escuchado (no digo que no las haya, simplemente no he dado con ninguna), a una mujer cuyo discurso lo enfoque desde la responsabilidad, que viene a ser algo así como: 'yo contribuí de esta y de la otra manera a meterme en una relación nefasta de maltrato. Yo lo consentí por acción y omisión de esta y de esta otra manera... hasta que un día, pasó tal cosa y decidí que se había acabado el estar en esa mala relación."

HASTA LA FECHA, juro que aún no he escuchado algo parecido… Al contrario, lo que, lamentablemente, suelo escuchar es: 'Yo aguanté por mis hijos...', 'Él no me dejaba hacer lo que quería', 'No podía hacer nada'... Y, lo que es peor, habiendo como hay muchas asociaciones de mujeres creadas (eso dicen) para ayudar a las mujeres maltratadas a salir del maltrato, curiosamente no les enseñan que tienen derechos y responsabilidades, sólo les dicen que tienen derechos y que ellos, los hombres, son muy malos. Resumiendo, no tratan la ‘causa’ sólo ‘maquillan los síntomas’.

Si, pongamos por caso, yo necesito dinero o ando escasa de dinero y, en lugar de reconocer, analizar asumir la responsabilidad cómo he contribuido a esa situación, me dedico a echar pestes del dinero o del banco, ¿crees que solucionaré mi estado de escasez de dinero? Seguro que no. Es más, ¿crees que tengo voluntad de solventar mi ‘problema’? Muchas son las que proceden así ya sea trate de dinero o de hombres. Y, en esas asociaciones no parecen animarlas a ‘ir a la causa’ y corregirla. En una ocasión, una mujer directiva, al finalizar un acto ‘contra’ el maltrato y haber dado mi opinión (más o menos lo que acabo de decir), me comentó que mi propuesta no les gustaba porque implicaba hacerse responsables de sus conductas y de sí mismas. Y, lo que ellas buscaban era poder seguir culpando al hombre y seguir exigiendo que la sociedad se ocupase de solventar sus males.

En todos mis años de vida en la Tierra aún no he visto que ‘abjurar de la responsabilidad propia, o sea, no asumir el cómo contribuimos por acción u omisión’ a los resultados no deseados en nuestra vida sea más que un mero parche que no parchea nada. La solución siempre para por asumir la responsabilidad, analizar la causa y ponerse a trabajar en la solución.  Es lo que yo llamo: ‘PONERSE LA CORONA Y NO QUITÁRTELA PARA PARECER MENOS ALTA QUE TÚ CABALLERO DE ARMADURA OXIDADA. ES MÁS, NO HAY QUE QUITÁRSELA, NI SIQUIERA, PARA DORMIR.”

 

    • as mujeres valientes, las que no temen mirar de frente sus ‘resultados’, tanto los deseados como los que no, son las ‘reinas con la corona bien puesta’, las de madura psique, las naranjas enteras, las que llevan las riendas de su vida, las mejores para compartir amistad, relación sentimental, trabajo o vida en general.10953299079?profile=RESIZE_710x

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