NO REUNCIES NUNCA A TU DERECHO AL BIENESTAR

 

11293556662?profile=RESIZE_710xCuando nos compenetramos con nuestras obligaciones cotidianas, y vaya que son muchas, y vamos cumpliendo con todos esos roles que hemos ido incorporando, a medida que vamos transitando por los caminos de la vida, solemos dejar de lado uno de los derechos que tenemos los seres humanos y del cual somos absolutamente responsables, que es el derecho al bienestar.

Siempre miramos con cierta melancolía, qué bien están los otros o qué supuestamente bien están los otros, y qué mal estamos cada uno, verdad?  O aspiramos o ansiamos mejorar algunos aspectos. Y… parecería lógico que cuando uno está urgido en atender sus necesidades básicas, y en tiempos difíciles o de crisis personales, dejemos o releguemos a un segundo plano la búsqueda de ese equilibrio y de esa paz interior, porque sentimos que no nos encontramos en las mejores condiciones para pensar en nuestro desarrollo o en nuestro crecimiento.

Y también me parece ajustada a la realidad, que tú te estés preguntando qué valor puede tener hablar de bienestar cuando tienes una larga lista de necesidades posiblemente no cubiertas, y que yo puedo entender perfectamente. Sólo que quiero preguntarte acerca de quién piensas que se va a ocupar de tu calidad de vida, quién se va a ocupar de acceder a tu bienestar.

Y algo que tenemos que aprender, porque quizás hemos incorporado algunos conceptos erróneos, es que la calidad de vida y el bienestar no tienen que ver específicamente con lo económico. Si bien es cierto que tener cubiertas las necesidades económicas genera una tranquilidad que le permite al ser humano crecer espiritualmente, lo cierto es que uno puede acceder al bienestar, con otras cosas, verdad?

Sintiéndose bien con la vida o sintiéndose bien con lo que le rodea, o con quienes le rodean. Y cuando por alguna circunstancia, nosotros buscamos respuestas a estas preguntas, en la existencia de hombres y de mujeres, tomamos conciencia de la jerarquía de hacernos cargo, de hacernos responsables de la conducción de nuestra vida.

Y también entendemos que una vez que ingresamos en la edad adulta, no podemos,  ni debemos, ni es posible, delegar esa responsabilidad en ninguna otra persona, más allá de que esa persona desee lo mejor para nosotros.

Tú puedes decidir, si quieres sentirte bien o quieres sentirte mal. Tú puedes decidir si tienes que poner un punto final a una etapa difícil de tu vida, o si vas a arrastrar ese sentimiento en forma indefinida. Te pueden ayudar, te pueden orientar, pero no olvides que las decisiones las toma cada uno de nosotros. ¿Por qué? Porque cada uno sabe dónde le duele, y cada uno sabe cómo le duele y cada uno sabe cuánto le duele.

Y tomar el mando de tu vida, implica que seas el protagonista fundamental en las decisiones que tomas diariamente y que te acercan, o te alejan del bienestar. Vamos a recordar que nadie te conoce mejor que tú mismo y eso te lleva de la mano al pensamiento de que nadie puede saber mejor que tú, qué es lo que tú necesitas para acceder a ese bienestar.

Y la gran aliada del ser humano es su mente. Allí convergen ideas, pensamientos, sentimientos, metas y objetivos, que finalmente cristalizarán en un proyecto vital, que debe respetar tus deseos y tus necesidades. ¿Por qué esto último es tan importante? La respuesta es que en la medida que tu proyecto vital contemple aquello que quieres para tu vida, también tu grado de compromiso será mucho mayor que si deambulas por la vida sin un rumbo definido.

 Debes comprometerte con aquello que surge espontáneamente de tu mente, y a través del diálogo interno que supone mirarse en el espejo del alma, conocer lo mejor de tu persona,  para ejercer el derecho que tienes de llevar adelante tus ideas, aunque no todos las aprueben.

He aquí un punto muy importante, y él es el grado de permeabilidad que tienes frente a la opinión de los demás. Dicho de otro modo, hasta dónde eres capaz de defender aquello que has plasmado como tu proyecto de vida, luego de trabajar intensamente en él, y de utilizar y desechar una cantidad de ideas, hasta poder elaborar y diseñar un camino que respeta esos deseos y necesidades que tienes.

Si no te mantienes firme en tu pensamiento y en tu acción, volverás al punto cero, como consecuencia de la intervención de aquellos que basándose quizá en fracasos anteriores en tu vida, te aconsejan que mejor te quedes dónde estés, en lugar de explorar caminos nuevos para tu existencia. Tú dictaminas qué es más importante. No olvides que es imposible que quienes te rodean no te juzguen. Pero de todos los juicios el que más importa es el que te merece tu propia persona. A ese juicio debes atender, y a incrementar tu autoestima debes abocarte.

La confianza y el respeto por ti mismo, los dos pilares fundamentales de una buena autoestima, serán el sustento ideal para que tus proyectos puedan llegar hasta el final. Tendrás obstáculos sí, se interpondrán dificultades en el camino, claro que sí, pero todo eso lo único que puede hacer es que llegues un poco más tarde al destino que has elegido, pero nunca te harán abandonar tu esfuerzo por ser cada día un poco mejor.

 

Dr. Walter Dresel

 

wdresel@adinet.com.uy

www.exitopersonal.org

www,walterdresel.blogspot.com

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