MIS REFLEXIONES DE 2018: GINA DIEZ BARROSO

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El año está por terminar y no quisiera dejar pasar esta oportunidad de compartirles algo que me pasó. No tanto en mi vida personal, sino en mi vida profesional. Me refiero al hecho de haber reafirmado mi propósito y encontrado el verdadero por qué de lo que hago.

Como saben, en enero abrimos Dalia Empower. Un proyecto que había planeado casi dos años antes. Pero planear no es hacer, eso es algo que he aprendido a lo largo de mi vida profesional. He conocido a muchas personas que se pasan pensando y planeando, pero casi nunca empiezan lo que quieren. Tal vez por temor a fallar o a que las cosas no salgan como lo habían planeado o imaginado.

Al representar a México y a las mujeres en el W20 y al haber sido la única mexicana miembro del Comité de las 200 (C200.org) por casi 20 años, pensé que sabía mucho sobre género y diversidad. Sin embargo, mientras más estudiaba y más hablaba con personas que conocían del tema, más confirmaba lo poco que sabía y me daba cuenta de la necesidad tan grande que había de lograr un proyecto como Dalia Empower, con una visión integral y global.

Algo muy interesante que llama mi atención es que aunque empezamos abriendo en México, el interés en el resto del mundo ha sido muy grande, incluso mayor que en nuestro país. Lo cual tristemente me confirma por qué somos de los países más atrasados en los resultados de la OCDE. En este sentido, también me sorprende que hay mujeres que prefieren tomar una clase de spinning, yoga o pilates por 400.00 pesos, que una clase en Dalia sobre algo que mejorará su estado interno, su vida personal y profesional. Algo que posiblemente cambiará su vida. Todavía no entiendo por qué pasa esto, ¿será que creemos que no necesitamos ayuda?

En contraste, una muy grata sorpresa de este año es que hemos recibido peticiones de abrir Dalia Empower en lugares que jamás imaginamos, como: Israel, Jordania, España y China. Además, recibimos un reconocimiento de las Naciones Unidas y unos meses después, me invitaron a hablar en el Foro Internacional de Empoderamiento de Niñas, en la misma sede.

A raíz de estos encuentros y porque mujeres jóvenes se han acercado a Dalia buscando respuestas para su desarrollo, el año próximo empezamos un interesante programa para la generación Z (niñas y niños que están en preparatoria). Esta oferta incluirá cursos para los y las jóvenes, así como para sus papás. Algunos de los temas que abordamos son: valoración personal, cómo reconocer cuando una relación es tóxica, y uno especial llamado Súper niña, entre otros.

Dalia en 2019

Estoy segura  de que 2019 será muy importante para la consolidación de Dalia. Abriremos asociados en distintas partes del mundo. El punto de partida será América Latina, luego Estados Unidos y Canadá.

En el ámbito digital, estamos trabajando fuertemente para tener listas nuestra plataforma y aplicación móvil en abril del 2019. De esa manera buscamos fortalecer nuestra red y unir a todas las Dalias y a sus necesidades personales y profesionales con nuestros mentores. Juntos encontraremos y crearemos mejores soluciones.

Dicho lo anterior, les comparto mi primer reflexión:

Nada de lo que se empieza, se empieza sabiendo todo. Es necesario estudiar el proyecto, conocer lo mejor posible todos los riesgos y las oportunidades, pero al final, empezar algo es un trabajo diario. Así sucedió cuando abrí la Universidad Centro. La planeación me tomó 8 años y llevamos 15 años de operación. Cada día aprendemos algo nuevo y cada día cambiamos algo que hicimos mal. Es un trabajo cambiante y continuo. No esperen lograr una meta, abrir un negocio o terminar un proyecto teniendo el 100% de todo las variables resueltas. Si pretenden eso, jamás lo lograrán.

¡Hay que tomar riesgos! Desde luego medidos, sabiendo hasta dónde se puede y hasta cuánto se puede invertir. Escuchen consejos, no sólo de sus mejores amigos o de familiares que desde luego siempre son buenos, también de personas objetivas que se atreven a decirles que están mal. Aprendan a aceptar y a darle la vuelta al timón, sin titubear. Esa es una de la ventajas del emprendedor o de la empresaria. El cambio está en nuestras manos.

Segunda reflexión:

Según yo, tenía mi plan de vida… Estaba segura de que me retiraría cuando cumpliera 60 años. El día que los cumplí decidí empezar un proyecto para apoyar y tratar de guiar a las mujeres para que lograran lo que quisieran en la vida.

Desde luego hablé de esto con mi socio de vida: mi esposo. Le comenté mi idea. Él sabía que yo estaba frustrada de ver a tantas mujeres con envidiables títulos universitarios, con excelentes trabajos, que sin embargo recibían sueldos inferiores y no se atrevían a pedir un aumento ni un cargo mayor. Les daba miedo tomar otra responsabilidad por temor a fallar, se retiraban al tener familia o regresaban a puestos muy bajos con sueldos menores y ahí se quedaban. Mujeres que veían el embarazo como un obstáculo para lograr sus metas, o lo que era peor, mujeres que se quedaban en relaciones tóxicas donde había violencia física, económica, psicológica o verbal; simplemente por tener un supuesto apoyo, que en realidad no tenían.

A mis 60 años decidí empezar. Estoy convencida de que lo peor es decir quiero hacerlo, pero no lo hago. Eso sí, les digo que fácil no es. Trabajo mucho pero la satisfacción es enorme. Cada vez que hablo con una mujer que me dice que su vida dio un giro, que es feliz, que logró sus metas, o que va por buen camino, confirmo que mi decisión fue la correcta.

Yo sí estoy feliz, plena y viviendo mi propósito en la vida.

Las invito a que reflexionen. ¿Cuál es su propósito?

 

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