Cuatro treinta de madrugada una hora poco común para salir de casa, la luz del amanecer todavía no se percibe y  sin embargo se siente el fresco de la mañana. Viajar al norte de nuestro país es toda una experiencia. En el desierto la vida es más dura, el sol quema y cala con rudeza la piel, por eso la gente del norte es fuerte de adentro hacia fuera, son recios por lo extremoso del clima, por el arduo trabajo y  por lo crudo de invierno. Nuestro país es una joya de contrastes, de estilos de vida, de formas de pensar y de sentir.

 

En medio del desierto se escuchan cientos de historias una más duras que otras, y es que cuando se vive a 40 o 45 grados, en un lugar alejado de la civilización, lo que se tiene se valora, se disfruta y se aprecia.

 

Hay para quienes su trabajo es el eje de su vida, otros para quienes los hijos lo son, unos terceros que disfrutan de la pareja y otros más que se deleitan con simplemente ver llover.

 

No importa cual sea el móvil, lo importante es que este presente.

 

¿Cuántas cosas dejamos de apreciar a lo largo de nuestra vida por estar enfocados en cosas u objetivos meramente superfluos?

 

Caminando por algunas calles de uno de los pueblos de Coahuila, en el mero norte de México entre el polvo y el calor, conocí con una mujer extraordinaria; con una vida muy peculiar, ocho hijos y otros tantos nietos.

 

Me invito a pasar. Me gusta entrar en las casas de las personas porque me permite conocer un poco más de ellas. Y al salir me encontré con su pequeño jardín, una verdadera belleza, era un lugar especial plagado de flores de plástico, pintadas de colores y que adornaban la entrada principal. Al mirarlo, mi primer sentimiento fue de ternura, ¿cómo esta mujer a pesar de la sequía había plantado esas plantitas que le daban color y sentido a su vida?

 

Me pareció una muestra más de lo maravillosa que es la naturaleza humana. No cabe duda que quien verdaderamente desea tener un jardín lleno de botones no requiere de ninguna otra cosa, ni del clima, ni del agua para poder tenerlo, basta con tener voluntad.

 

Y es que con voluntad se puede ver la vida desde una óptica más sensible, más agradable.

 

Los problemas, las carencias, los momentos difíciles forman parte de la vida de todas las personas.

Lo que hace la diferencia es la forma de mirarlo.

 

Escucha LÚA. Impulso Vital. Todos los días de lunes a viernes a las 8:00 pm en la tercera emisión de noticias. Y Enciéndele a tu vitalidad. 

 

 

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Comentarios

  • mucha razon hay en tu refelexion erika, la vida muchas veces se va perdiendo el tiempo en cosas  que ni siquiera valen la pena, sin embargo hay quienes tienen manera de vivir mejor sin necesidad de tener mucho,  disfrutan cada rayo de sol. cada piedra que encuentran en el camino y hacen de la vida un clamor de paz y tranquilidad. gracias por enseñarnos a que podemos ser felices con todo y con nada, sebastianapastrana29@hotmail.com
  • Al contrario, saludos!
  • Cuesta trabajo realmente ver de manera diferente cada maravillos detalle de nuestras terrenas vida, pero vale la pena intentarlo.

    Gracias por compartirlo.

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