Ellos estarán siempre que los necesitemos, sin importar la hora o circunstancia. SIEMPRE.
Ellos van a celebrar cada logro y avance de sus pacientes, aunque no lo digan.
Ellos escogieron como propósito de vida salvar la vida de otros.
Ellos nos reconfortan en los momentos más obscuros, nos traen paz y esperanza.
Ellos son importantes, HOY MÁS QUE NUNCA.
¿Quién no ha pasado por sus manos? Y no hablo sólo de los médicos o cirujanos, sino de todo el equipo que se involucra en el cuidado de nuestra salud: nuestras enfermeras y enfermeros, personal de gestión, de intendencia y de seguridad.
Esto es una invitación a la reflexión. ¿Cómo puede ser posible que haya personas que los dañen y ataquen? ¿Cuál es la excusa? No la hay.
Estos médicos de la foto son mis tíos y digo son porque lo serán por siempre. ¡Hoy ellos ya son ángeles que están en el cielo y daría todo por tenerlos aquí ahora mismo! Pero a la vez NO, imaginen lo paradójico, porque me moriría si fueran atacados.
Quiero levantar la voz por esos ángeles que tenemos aquí trabajando al pie del cañón, dando lo mejor de ellos y comprometidos con su pasión: cuidar, curar , estar… Cuidémoslos, hagamos todo lo que sea posible para ellos y por ellos.
Todo está cambiando, estamos frente a lo NUEVO. También pensemos cómo será la NUEVA CONCIENCIA.
La empatía es comprender. Y encenderla es un don que vive dentro de todos nosotros. Es un elemento clave de la felicidad misma. No puedes ser feliz si no has encendido esa vela en tu corazón. La empatía va más allá del miedo, es más grande que él. Así pues, toda persona que posee esa propensión natural a comprender a los demás, amarlos y respetarlos, son los mejores instrumentos de la paz en nuestra sociedad.
In memoriam a Dr. Samuel Parada y Dr. Ezequiel Parada. 
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