LAS SEÑALES DE NUESTROS CONFLICTOS

Hemos reflexionado de cómo enfrentar las situaciones conflictivas en la vida y vimos que teníamos algunos pasos a recorrer. Cada situación de conflicto que nosotros tenemos en nuestra vida siempre nos está señalando algo. Es como una luz que se prende para que la observemos y nos demos cuenta de que venimos transitando por un camino que no nos está sirviendo o que no nos está generando aquellos resultados que deseamos. Cada vez que nos enfrentamos a una crisis en la vida, hay una lección que tenemos que aprender de la misma. Son momentos de gran inseguridad, de gran incertidumbre y justamente es en esas situaciones críticas donde los seres humanos nos tornamos mucho más permeables para aprender, mucho más permeables para dialogar con nosotros  o con alguien que objetivamente pueda ver  qué es lo que nos está sucediendo.

Cuando todo está correcto en la vida, nos sentimos poco dispuestos a que las situaciones cotidianas nos enseñen algo. ¿Por qué? Porque la rutina de todos los días no supone ningún reto de aprendizaje. Sin embargo, cuando empezamos a recorrer caminos nuevos y desconocidos, y esto tiene que ver con aquellos cambios que nosotros queremos ir haciendo en la vida, uno tiene que estar dispuesto a aprender.

Romper antiguos patrones de conducta, favorecen la creación y la adopción de otros nuevos. Cuando se empiezan a formar como fisuras, como grietas en la estructura de los hábitos, por allí comienza a filtrarse la luz.

Abrir nuestra mente para darnos cuenta que hay caminos diferentes que podemos recorrer, es como abrir una ventana y permitir que la luz y el sol penetren.  Y suele suceder que el mensaje que nosotros interpretamos de esas situaciones críticas, es que hay algunos hábitos o algunos comportamientos que nosotros tenemos que abandonar, tenemos que cambiar. También nos podemos encontrar con alguna debilidad de la que siempre hemos sido conscientes  pero que no habíamos querido, por distintas circunstancias, afrontar o reconocer. Y esto puede llegar a ser muy doloroso en la mayoría de las ocasiones. Quizás uno se sienta muy enojado, porque cuando tú quieres ignorar algo que te está molestando o que te está doliendo, no te gusta tenerlo ante tus propios  ojos. Es mejor no darse cuenta, es mejor no pensar en ello. ¿Pero cuánto tiempo puedes no pensar en ese conflicto? ¿Cuánto tiempo demorará ese conflicto en presentarse con toda su fuerza y hacerte reflexionar acerca de él?

Quizás el problema que estás viviendo te está ayudando a tratar de disminuir la vertiginosa velocidad de tu vida. Podría estar avisándote que si sigues como hasta ahora vas a tener realmente serios problemas.

Tú puedes preguntarte frente a estas circunstancias ¿qué es lo que esta crisis que estoy atravesando está poniendo a prueba en mí? ¿Será la claridad con que vemos la vida? ¿Será que me está testeando la fuerza de voluntad para realizar lo que me propongo? ¿Será mi empatía hacia con los demás? ¿Será mi sensibilidad para analizar mis situaciones? ¿Será que llegó el momento de ser sincero y mirarme en el espejo del alma, sentarme a tomar un café conmigo mismo y ver realmente qué es lo que me está sucediendo?

Quizás te veas obligado a renunciar a algo que te cuesta mucho trabajo abandonar. Y eso te va a obligar a preguntarte si realmente eso que tú debes abandonar fue o es realmente tan importante. ¿Será que lo que vas a perder tiene alguna compensación oculta? ¿El impacto de la pérdida será determinante en tu vida futura? Fíjate cuántas preguntas y cuántas cosas surgen a punto de partida de los retos que significan atravesar por una crisis. O sea, las crisis que se presentan en la edad madura tienen siempre dos caminos que son mutuamente excluyentes: dan pero también quitan. El tema es hacer el balance.

Y pasamos a otra etapa que es muy importante, que es valorar cuáles son tus fortalezas interiores. Quizás si has recorrido todos los pasos que hemos tratado, el reconocer que tenemos un problema, el aceptar la responsabilidad, es probable que a esta altura puedas observar tu crisis desde un ángulo diferente para poder sacar conclusiones y finalmente poder actuar.

En los momentos de mayor crisis, es cuando te encuentras en condiciones óptimas de conocerte con mayor claridad y con mayor objetividad y en esos momentos puedes vislumbrar una parte de la verdad y ésta será tan importante que te va a servir también para guiarte durante el resto de tu vida. Y yo creo que ese es un paso extremadamente importante. Tu propia fragilidad te recuerda tu condición de ser humano. La sensación de estar perdido va a abrir tu corazón y tu mente para poder escuchar ese susurro que surge desde lo más profundo de tu ser.

Lo lógico sería anticiparse a los hechos, darnos cuenta de que el éxito no es algo para siempre y de que hay oscilaciones y alternancias en la vida de cualquier ser humano y que nosotros tenemos que prever que eso va a ocurrir y no actuar después que las cosas sucedieron. Sin embargo, a medida que los años se van transcurriendo, vamos comprobando que los seres humanos obramos  respondiendo a algo. No nos anticipamos sino que actuamos cuando las cosas suceden.

Tú puedes crear y recrear en tu mente imágenes de cómo quisieras estar de aquí por ejemplo a un cierto tiempo. Ir tras esa imagen encenderá tu motivación y tus ganas de alcanzar las metas que te has propuesto.

 

Dr. Walter Dresel

wdresel@adinte.com.uy

www.exitopersonal.org

www.walterdresel.blogspot.com     

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