LAS EMOCIONES SON LA SAL DE LA VIDA… TAMBIÉN PUEDEN SER EL VENENO

La creencia de que las mujeres son emocionales a diferencia que los hombres está tremendamente extendida. Pero cuando hablamos de bebés o de niños, ambos sexos lloran aproximadamente lo mismo y podemos percibir las emociones similares. A medida que crecemos se expresan diferencias, que tienen que ver con las hormonas y sobre todo con el rol que culturalmente está asignado a la mujer: De acuerdo a una encuesta realizada por Gallup en el año 2005, las mujeres se preocupan más por los asuntos  familiares que los hombres.


Pero una verdad podemos afirmar, las emociones son universales y funcionales para toda persona. 


Las emociones son la respuesta que damos automáticamente ante cualquier estímulo (circunstancias, personas, experiencias) y es una alteración del ánimo intensa y pasajera, pueden manifestar enojo, tristeza, alegría, desilusión, entusiasmo, etcétera. 


Aunque se dice que las emociones no pasan por nuestro pensamiento, son un mensaje de cómo pensamos y nos sentimos, en la formación de las emociones interviene el temperamento, el sistema de creencias, las experiencias, la historia de vida. 


Aunque son espontáneas, podemos modelarlas y tener control de ellas. Las emociones tienen un efecto similar al de la gasolina, pueden ser peligrosas y destructivas cuando están fuera de control, pero muy valiosas cuando las canalizamos de manera apropiada. 


La tendencia a actuar sólo por impulsos, origina una pérdida de control que arruina nuestra reputación y tira lo que hemos construido. Por ejemplo, cerrar violentamente una puerta, hacer un mal gesto o mirada, transmiten mensajes que difícilmente podemos remediar o excusar. Es decir, nuestras emociones nos delatan y hablan por nosotros.


Las personas que manejan bien sus emociones, se ven así:


• Manifiestan un gran autodominio.

• Son reflexivas y tienden a manejar todo tipo de situaciones.

• No dejan de “emocionarse” y de ser espontáneas.

• Son coherentes, en su lenguaje verbal y corporal, y constantes en su manera de reaccionar.

• Evitan controlar a otras personas o a las situaciones. No manipulan, ni emiten juicios severos sobre los demás y son tolerantes.


¿Qué hago? 


1. Cuida tu salud emocional y física. Las emociones provocan reacciones químicas en el cuerpo y en el cerebro, las positivas nos dan energía y buena salud; mientras que las negativas lastiman a nuestro organismo.

2. Evita extremos en tu estado de ánimo. Se trata de ser un poco más tolerante y evitar juzgar a otros. No pidas a la vida y a las personas perfección pues no existe. 

3. Identifica lo que puedes controlar y enfócate en ello. Al no hacerlo podemos caer en tres conductas que nos mantienen en un permanente estrés y por tanto nos dañan mental y físicamente: 1) manipulación: queremos controlar a los demás para que respondan como nosotros lo deseamos; 2) miedo: irracional o a situaciones que tienen pocas probabilidades de suceder; 3) parálisis: ante la frustración de que las situaciones no las podemos controlar, las emociones terminan por causar depresiones profundas.

4. No estás sola, platicar, convivir, participar en grupos de apoyo nos permite liberar mucha carga. 

5. Hay que buscar ayuda profesional cuando: sufrimos y perdemos el control desmedidamente, estamos en relaciones son conflictivas o dependientes, si se presentan enfermedades que no tienen causa aparente y son recurrentes (psicosomáticas, gastrointestinales, alergias, neurodermatitis, dolores musculares, asma, dolores de cabeza, insomnio, falta o exceso de apetito, trastornos cardiovasculares).

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