LA COMUNICACIÓN EN LAS RELACIONES AFECTIVAS

En las relaciones afectivas la COMUNICACIÓN  es de vital importancia.  Y no sólo tenemos que usar este instrumento de la comunicación para hacerle saber a nuestra pareja nuestro grado de insatisfacción por sus actitudes, por aquellas cosas que no nos gustan, sino que también tenemos que aprender a utilizar esta valiosa herramienta, para trasmitir los sentimientos de amor, de alegría y de bienestar, porque de esta manera lo que haremos es abrir de par en par ese recinto, ese cofre donde nosotros guardamos nuestras emociones para que puedan ser compartidas y también bien recibidas por aquella persona que queremos.

Cuando como consecuencia de lo que sentimos por otra persona, tomamos la decisión de compartir nuestra vida, esto tiene una trascendencia que excede el simple hecho de vivir bajo un mismo techo o en compañía de alguien, aunque sea el hombre o la mujer de nuestros sueños. COMPARTIR significa también tener confianza en que podemos pedirle a la persona que amamos, que nos acompañe en nuestra evolución y en nuestros procesos internos, en nuestras experiencias y en todo lo relativo al crecimiento personal y al crecimiento de ambos como pareja estable o como un matrimonio constituido.

Y esto que a ti te puede parecer que ni siquiera habría que mencionarlo porque es absolutamente lógico, te sorprenderías si te digo que en el diario convivir, no se tiene en cuenta con la fluidez y con la frecuencia que debería darse con, por supuesto, el consiguiente deterioro de la relación de la pareja. Cómo se puede mantener vivo un amor, si no somos capaces de expresar nuestros sentimientos, si no somos capaces de hacerle sentir a la otra persona que la queremos y que forma parte de nuestro proyecto existencial.

Y en algunos casos el bloqueo llega a tener tal intensidad, que el miedo a comunicar los sentimientos se transforma en frases pre-establecidas, en frases hechas, que lo único que hacen es aumentar la inseguridad de la otra persona. Pero la dificultad no está únicamente en expresar lo que está en nuestro interior, sino que también se genera una barrera que hace muy difícil recibir los mensajes de cariño y de amor. Es como que en determinado momento y por determinadas circunstancias, nos sintiéramos indignos de esa distinción, de poder tener ese tipo de sentimientos. El amor es el resultado de una tarea artesanal, no sólo para generarlo y construirlo, sino también para poder mantenerlo vivo.

Hay personas que temen enfrentar sus emociones, temen sentir, temen dar rienda suelta a lo que su intimidad está procesando y con esta actitud lo que hacen es reprimir no solamente sus sentimientos, sino que reprimen toda su persona. Y retacean a su pareja la posibilidad de compartir momentos de bienestar y de equilibrio interior. Y ¿saben dónde está el problema fundamental? El problema fundamental radica en no saber con exactitud lo que queremos para nuestra vida. O en el mejor de los casos, sabemos lo que queremos, pero no somos capaces de expresarlo con claridad o a través de la comunicación, porque esa comunicación es el vehículo natural a través de la cual nuestra pareja toma conocimiento de lo que nos está pasando.

A veces, somos extremadamente exigentes e injustos y creemos que nuestra pareja tiene que conocer e interpretar cada uno de nuestros sentimientos o de nuestras acciones y nosotros nos unimos a personas naturales, no a personas que pueden descubrir cuáles son nuestros sentimientos si nosotros no somos capaces de comunicarlos. O no sabemos lo que queremos o tenemos temor de descubrir lo que queremos y en esa circunstancia lo que hacemos es defendernos, acusando a nuestra pareja porque no fue capaz de darnos aquello que siempre debió haber sido nuestra responsabilidad.

Si yo te preguntara en este momento si tú sabes exactamente qué es lo que quieres con respecto a tu vínculo afectivo, ¿tú podrías responder a este interrogante? Y no cabe duda que solamente cada uno de nosotros pueda hallar, a través del conocimiento interior, del diálogo interno, del encuentro con uno mismo, las respuestas verdaderas y válidas a estas preguntas que son el núcleo central de la existencia. Aquí no hay responsabilidad del otro, ni de nadie que tenga influencia sobre nosotros, porque descubrirte a ti mismo es una tarea personal e intransferible.

Y en ese diálogo interno para definir qué es lo que queremos para nuestra vida, encontrarnos con nuestra verdadera esencia, puede generarnos un gran temor y expresar esos sentimientos que hemos encontrado puede llegar a causarnos pánico. Y el miedo aparece y crece cuando intuimos que nuestra pareja no va a hacerse eco de nuestras necesidades y tenemos temor de quedar literalmente a merced de quien amamos, en una relación de dependencia donde allí se plantea la pregunta si hay verdadero amor o hay una necesidad de compañía por tener temor y terror a la soledad.

Vivir de espaldas a la verdad no contribuye en nada a tu felicidad. Vale la pena que tú analices cuál es tu situación personal. Cada ser humano tiene una manera muy particular de ser y de expresar aquello que siente, sobre todo en el área de los afectos y en el área de las relaciones amorosas.

La llave de una buena convivencia pasa por saber interpretar realmente las necesidades y los gustos de la persona con quien hemos decidido compartir la vida y hacerlos compatibles con los nuestros.               

 

Dr. Walter Dresel

 

wdresel@adinet.com.uy

www.exitopersonal.org

www.walterdresel.blogspot.com

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