LA COMPLEJIDAD DE LA MATERNIDAD

El abandono de un bebé es una muestra de la complejidad de la maternidad, de la parentalidad, de la vida. Es un acto lamentable que requiere reparación. Es una medida desesperada. Y es que existen muchas situaciones donde los progenitores no están en condiciones de asumir la parentalidad.

          Después de más de quince años de escuchar los relatos de mujeres que no pueden criar a un bebé y optan por el aborto, la adopción, el abandono o el filicidio, me queda muy claro que la opción elegida era la posible para su momento, para sus circunstancias, circunstancias en las que generalmente el progenitor no asume su parte de responsabilidad, la familia extensa no apoya y las instituciones quedan muy lejos.

          La noticia de la bebé abandonada en estos días en la capilla de Nuestra Señora de la Soledad, ubicada en la parte alta del Mercado Aldama en la ciudad de León, Guanajuato, generó comentarios de todo tipo. Lo que llama mi atención es que los relacionados con la progenitora están cargados de coraje, enojo, juicio y cero empatía.

          Se trata de comentarios tipo: “no entiendo cómo una mujer tiene sangre fría como para abandonar a su hija”, “ni los animales dejan a sus crías”. Uno específico decía: “Ojalá y después no le llegue el arrepentimiento (por haberlo abandonado) porque será demasiado tarde y siempre llevará ese dolor dentro de esa mal agradecida”.

          Entiendo la indignación pero no deja de parecerme rudos y excesivos los juicios. En este caso dado a conocer por los medios de comunicación, se trata de una persona que en la manera de dejar a su bebé nos trasmite información acerca de sus circunstancias: la imposibilidad de criarlo y el deseo de que otras personas lo hagan, por eso lo deja en un lugar religioso, sin riesgos medioambientales, muy público.

          ¿Por qué abandonan estas mujeres en la vía pública? Porque no tienen otra opción en una cultura como la nuestra que contiene un monto significativo de hipocresía, pues cualquier opción que elija la mujer suele ser criticada a lo grande.

          Y justo ahí se nota el significativo monto de hipocresía social, el cual radica en que cuando nos enteramos de que una mujer asesinó a su hijo pensamos: “mejor no lo hubiera tenido, mejor hubiera abortado”, y cuando aborta: “mejor lo hubiera cedido en adopción”, y cuando opta por esto: “¡qué insensible, cómo se pudo desprender de él!”. Es más, aun en los casos donde la progenitora se queda con su hijo para criarlo y falla, la expresión es: “¿para qué tuvo hijos?”

          El abandono de una bebé no es asunto de una mujer solamente, es un acto que nos implica como sociedad, algo dejamos de hacer los y las de la comunidad para que los progenitores no asuman la crianza de su hija.

          Opinar sin conocer las circunstancias es irresponsable. Criticar sin amor es peligroso. Juzgar sin participar en la prevención de los problemas es cómodo. Y con estas actitudes sólo contribuimos a la hipocresía que presiona a las mujeres con un embarazo en condiciones adversas.

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Comentarios

  • Tienes mucha razon en todo lo anterior, como si fuera tan facil desprenderse de un hijo, me impacto una pelicula americana, no recuerdo el nombre, pero la madre hizo hasta lo imposible por tener a su hija con ella, hasta que las mismas trabajadoras sociales le aconsejaron darla en adopcion, no encontraba trabajo, dormia en las calles, le daban ayuda del gobierno, pero era escaso hasta para sus necesidades basicas, y un dia penso que su abuela habia sido pobre, su mama habia sido pobre y ella siempre lo seria, adoraba a su hija y la tuvo que ceder esperando que su hija corriera con mejor suerte, la dejo en un columpio con una muñeca que la niña siempre traia y se escondio para ver como se la llevaban, se le veia el sufrimiento de separarse de su nena, esa pelicula me hizo llorar.

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