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La inseguridad en uno mismo es un fenómeno que tiene tres componentes: el primero es una inconformidad latente con uno o varios aspectos de nuestro ser. Puede ser que no nos sintamos lo bastante atractivos, inteligentes o talentosos, por ejemplo. Sin embargo, la inconformidad por sí sola no basta para detonar la inseguridad, y, de hecho, puede convertirse en un poderoso componente motivacional para alcanzar nuestras metas y buscar una mejor versión de nosotros mismos. 

El problema aparece cuando la insatisfacción se conjuga con uno de dos elementos adicionales. Por un lado, la idea de que no podremos llegar a cambiar, hagamos lo que hagamos, eso que no nos agrada. La otra es la imposición externa de tener que ser algo diferente a lo que somos, y que tiene más que ver con las expectativas irreales de la sociedad.

Inseguridad es igual a insatisfacción + falsas creencias 

Por ejemplo, puede que no te sientas lo bastante interesante o extrovertida como para tener el tipo de amigos que tú estás buscando. Sin embargo, si tienes buena autoestima, te sentirás perfectamente capaz de ejercitar y desarrollar estas cualidades, por lo que no sentirás inseguridad la próxima vez que socialices, sino motivación para hacerlo cada día mejor.

Por el contrario, si estás convencida de que eres demasiado introvertida y eso no va a cambiar, la inseguridad va a aparecer en cada una de tus interacciones sociales, reforzando así la falsa creencia de que la timidez es parte constitutiva e inamovible de tu personalidad. 

El siguiente ejemplo se relaciona más con las expectativas del entorno. Quizá no tienes ningún problema con tu aspecto, pero comienzas a desenvolverte en un ambiente en el que se le da demasiada importancia a la apariencia física. Si tienes buena autoestima, dejarás que las críticas se te resbalen, en caso contrario, las expectativas de ser más esbelta o atractiva harán mella en tu autoimagen y se convertirán en inseguridad porque el entorno te está reforzando constantemente la falsa creencia de que no eres “suficiente”. 

La mayoría de las veces, las inconformidades con uno mismo se combinan tanto con falsas creencias, que vienen desde la infancia, como con demandas irreales impuestas desde afuera, que pueden venir de nuestros padres, nuestra pareja o nuestro círculo social. Por eso la inseguridad en uno mismo es un problema tan frecuente.

¿Cómo afecta tu vida la falta de autoconfianza?

Desgraciadamente, la inseguridad no nada más es la consecuencia de una combinación de insatisfacciones y falsas creencias, también se convierte en un problema en sí misma porque nos lleva a tomar actitudes defensivas que no hacen más que cerrarnos puertas y oportunidades, y hacernos permanecer en nuestra zona de confort.

Por el contrario, la confianza en uno mismo es una herramienta que nos permite florecer y desarrollarnos en todas las áreas de nuestra vida, porque nos predispone a esforzarnos con positividad y entusiasmo para lograr todos nuestros objetivos, y además nos ayuda a poner toda nuestra energía en darnos gusto a nosotros mismos, y no en tratar de complacer a los demás a costa de nuestro propios deseos o intereses. 

La importancia de tener una buena autoestima

Como puedes ver, el antídoto para la inseguridad no tiene que ver con que te guste absolutamente todo de ti y no sientas necesario cambiar nada. De hecho, es saludable que puedas identificar y aceptar tus áreas de oportunidad, pero para evitar que eso se convierta en un problema, debes de tener muy claro que, uno, eres perfectamente capaz de lograr todo lo que te propongas, y dos, saber diferenciar entre lo que tú quieres para ti y aquello que los demás te quieren imponer. 

Para alcanzar este equilibrio vale mucho la pena que te detengas a pensar en todas las cosas relevantes que ya has logrado en el pasado, porque tu historia de vida tiene muchos éxitos, grandes o pequeños, que te demuestran que en efecto el poder de evolucionar está en ti. También considera que Roma no se hizo en un día. No intentes hacer grandes modificaciones de la noche a la mañana porque lo único que vas a lograr es terminar frustrado. Mejor haz un plan de acción y apuesta por la disciplina diaria y la paciencia. 

En la otra mano, para poder distinguir entre lo que tú quieres para ti y lo que otros te han vendido como “deseable” o “necesario”, tienes que hacer un ejercicio consciente y honesto de autoanálisis. Por ejemplo ¿te sientes mal porque tú quisieras ganar más dinero, o porque tus padres opinan que ganas muy poco? ¿te sientes incómoda con esos kilos de más por un tema de salud, o con el hecho de que tu pareja quisiera verte más delgada? ¿te gustaría tener más conocimientos sobre cualquier tema, o sólo quieres adquirirlos para encajar en un determinado círculo social?

Todas aquellas inseguridades que vienen desde afuera puedes y debes desecharlas de tu vida, porque sólo te están quitando paz mental, no tienen nada que ver con lo que tú quieres ser en realidad y no te dejan nada bueno.

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