Para evitar consecuencias irreparables e incapacitantes  por Artritis Reumatoide, se recomienda la detección temprana, es decir, acudir con el médico especialista al sentir los primeros síntomas de dolor y rigidez en las articulaciones, como  parte fundamental de un tratamiento exitoso  y evitar el daño inmediato a las mismas, así lo comentó en Dr. Mario Cardiel, reumatólogo.

De esta forma, al identificar en los primeros meses la AR, se tiene la oportunidad de tratarla  desde el inicio, lo que  permitirá detener su desarrollo  y mejorar la calidad de vida de los pacientes, mencionó el Dr. Mario Cardiel, miembro de Colegio Mexicano de Reumatología.

En México, las  personas con AR llegan a los servicios públicos especializados en etapa avanzada. Por lo general, entre tres a cinco años después de manifestarse los primeros síntomas y por consiguiente, con un daño articular que podría haberse evitado. Tan sólo en México se estima que más de un millón de personas en plena etapa productiva la padecen. Siendo las mujeres las más afectadas en un porcentaje de 6 a 1, en comparación con el sexo masculino. 

La palabra artritis literalmente significa inflamación de las articulaciones. La artritis reumatoide (AR) es una forma común de artritis que produce inflamación en el revestimiento de las articulaciones (sinovio), provocando calor, hinchazón y rigidez.
En la actualidad se desconoce la causa que origina dicha enfermedad, sin embargo se tienen en cuenta algunos factores que podrían desencadenarla, como los hereditarios, los medioambientales y las hormonas.

La AR es una enfermedad que hace que el sistema inmunológico del cuerpo erróneamente ataque células sanas de las articulaciones y otros órganos. Cuando esto ocurre, el fluido de las articulaciones se acumula y resulta una inflamación que puede conducir a daño articular. Si la inflamación continua, el cartílago que cubre y protege las terminaciones de los huesos también puede deteriorarse. Una vez que el cartílago se desgasta, no se repara por sí solo. La articulación puede volverse dolorosa y difícil de mover.

La misma respuesta defectuosa que origina la inflamación de las articulaciones puede afectar muchos sistemas del cuerpo (órganos). Por eso a la AR se le conoce como una enfermedad sistémica (en todo el cuerpo). Los sistemas del cuerpo que se pueden ver afectados fuera de las articulaciones incluyen sangre y vasos sanguíneos, ojos, corazón, pulmones, sistema nervioso y piel. Cuando la AR afecta a éstos u otros sistemas del cuerpo, los efectos se conocen como “manifestaciones extraarticulares” de la AR.
    
La enfermedad suele comenzar entre los 25-35 años en plena edad productiva y reproductiva. Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, la esperanza promedio de vida para un individuo con AR puede ser de unos tres a 15 años menor que en la población general. Sin embargo, las mejoras en los tratamientos hacen que la probabilidad de discapacidad, menor esperanza de vida y otras complicaciones, disminuyan.

En Artritis Reumatoide lo principal es dolor articular y rigidez en las articulaciones. Siendo las manos las más afectadas, sin embargo, conforme progresa la enfermedad, también puede dañar órganos como ojos, pulmones y riñones. Factores como tabaquismo y predisposición genética son algunos de los desencadenantes.

La artritis reumatoide es una enfermedad dolorosa, crónica, que no se cura sólo se controla, su naturaleza es autoinmune debido a mecanismos que hacen se desconozcan las propias defensas del cuerpo y las ataque. Actualmente una de las terapias más efectivas es la biológica como es el caso de adalimumab, a través de una molécula de avanzada biotecnología que controla la enfermedad de raíz y evita la progresión y el daño de la AR.

Además de inflamación articular y los síntomas de órganos específicos, la AR también puede provocar fatiga, inapetencia, pérdida de peso, fiebre de baja temperatura y sentimientos de depresión.
MITOS

- Es falso que la génesis de la AR esté en el uso de teclados y el consumo de carnes rojas. 

- Tampoco tiene su origen en cambios bruscos de temperatura, infecciones virales o ingesta de medicamentos con efectos negativos sobre las articulaciones, pero estos factores sí pueden agravar el cuadro clínico de quien ya tiene predisposición a presentar artritis.

- Las esperanzas prometidas por la ozonoterapia y la orinoterapia también son falaces.
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