HARINA REFINADA, ¿CÓMO LA EVITAS?

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La harina es parte de uno de los grupos alimenticios necesarios para tu cuerpo, ya que tiene carbohidratos. Sin embargo, no toda la harina es benéfica para tu organismo.

 

Aquí te decimos algunos consejos para que saques el mayor provecho de tu alimentación diaria, sueltes el peso que ya no te sirve y te vuelvas una persona totalmente saludable.

 

Harina integral vs harina refinada

 

¿Es realmente tan mala la harina refinada? Para evitarla solo tenemos que dejar las tortillas y el pan, ¿cierto? En realidad, sí es perjudicial para ti y desgraciadamente no está solo en los alimentos que vemos “harinosos”, sino en muchos otros ingredientes que consumimos con regularidad.

 

Hay dos situaciones muy importantes sobre la harina refinada. Lo primero es que su absorción es muy fácil para nuestro organismo, hace que no trabaje y que tu cuerpo se acostumbre a no realizar una digestión compleja y a tener hambre con mayor rapidez; por su fácil absorción, tu cuerpo empezará a pedir más y más de este elemento, lo cual no es saludable.

 

Lo segundo, igual de importante, es que no aporta nutrientes. Para conseguir esa textura y color se ha sometido a tantos procesos industriales que le quitan todos los beneficios que llega a tener la harina integral (la cual, además, es de más difícil absorción).

 

Es por estas razones que no se recomienda consumir la harina refinada o “blanca” y mejor optar por su variante integral o incluso reemplazarla con otros ingredientes que te contaremos más adelante.

 

 

¿Cómo evitarla?

 

Como te mencionábamos, no está sólo en el pan y las tortillas, la harina refinada está en cereales, galletas, pastas, gelatinas, pizzas y muchos otros alimentos que la han utilizado para darle firmeza y unir los componentes del alimento en cuestión.

 

La mejor forma de mantenerla fuera de tu despensa es leyendo las etiquetas nutricionales buscando ciertos nombres como almidón, féculas, harina de trigo u otras harinas refinadas. No dudes en consultar todos los nombres para evitarla en su totalidad.

 

Otra excelente opción es evitar los alimentos procesados. Así no tienes que leer etiquetas, pues en un manojo de espinacas sabemos que no hay forma en que te encuentres con un poco de harina, que no es el caso de los champiñones enlatados, donde podrían haberlo agregado si querían más espesor.

 

Estos ligeros cambios son un gran paso para tu cuerpo, sin duda te lo agradecerá.

 

¿Cómo reemplazarla?

 

Afortunadamente, no tienes que renunciar a ciertas recetas que tanto te gustan, siempre puedes reemplazar la harina refinada por salvado, quinoa, harina de centeno, harina de garbanzo o avena, por darte algunas ideas.

 

Es momento de experimentar en la cocina y volverte una experta en tu alimentación saludable.

 

¿Sabías esto de la harina refinada?

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