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No señores, los niños no son crueles. Los niños son directos, son espontáneos, dicen la verdad y no saben “filtrar”. Pero para eso estamos los padres. Para eso estamos los adultos.

Cuando un niño aprende que decirle a la tía “hueles feo” (aunque sea cierto) la lastima, la hiere, entonces le enseñamos a ser asertivo; cuando un niño te dice te odio porque lo castigaste, entonces le enseñamos que se vale enojarse y expresar pero sin herir; cuando un niño le pega a otro, le enseñamos que los conflictos se pueden arreglar de otra forma; y eso no es hacerlos blandos o hipócritas.

Filtrar es aprender a usar nuestras palabras y a realizar nuestros actos con empatía. Es tener un sentido de convivencia para sociabilizar en este mundo y sobre todo para aprender lo que tanta falta hace sobre todo en la actualidad… Ser Humanos.

Los niños se vuelven CRUELES cuando no hay alguien que les diga que está mal lastimar a otro niño, a una macota, a una planta. Los niños se vuelven CRUELES cuando disfrutan el dolor de otros. Los niños se vuelven CRUELES cuando algún adulto les festeja las maldades. Los niños se vuelven CRUELES, cuando otros adultos los lastiman, los humillan, abusan de ellos y entonces piensan que eso es “normal” y deciden desquitarse con los demás para compensar su frustración. Cuando piensan que es normal golpear a una mujer, que es normal insultar con groserías o con señas, que es normal quitarle a otros lo que con trabajo han ganado...

No señores, no justifiquemos el Bullying diciendo que los niños son CRUELES o que están JUGANDO. La vida, la dignidad y la autoestima de un niño lastimado no es cosa de juego o cosa de niños… Es cosa de adultos que no sabemos educar y no estamos dando buenos ejemplos.

Los VALORES se maman en casa. Hagamos nuestra labor de padres, educadores y guías que buena falta hace en un mundo cada vez más lastimado.

¡Que no pierdan la inocencia nuestros niños!