EL PELIGRO DEL FRACASO AUTOINDUCIDO

Todos queremos triunfar, tener éxito en nuestros proyectos emprendidos, sentirnos plenos y realizados. Aparentemente esto es cierto, pero hay un número importante de personas para quienes esto no aplica; y no es que no quieran, es que no pueden.

El principal enemigo es su mente inconsciente que los tiene dominados, pero ¿por qué?

Para algunos individuos, las barreras para el éxito tienen su origen en sucesos vinculados con su pasado, por ejemplo, la imposibilidad de complacer a su padre o a su madre, lo que les lleva a pensar que no son capaces de hacer nada bien; el haber recibido mensajes negativos que hayan lastimado su autoestima y hoy les hace vivir presos de sus miedos e inseguridades; la falta de confianza en la preparación que han tenido y en su capacidad de aprender y aplicar lo aprendido. Todos estos son factores personales y familiares.

Karen Horney  (Creadora de la psicología feminista y autora del libro “La personalidad Neurótica de nuestro tiempo”) sacó a la luz factores sociales que son tan poderoso como los individuales. La sociedad actual equipara el éxito con el tener: una casa, varios automóviles, un cargo directivo, fama y reconocimiento, por lo que el desafío es aterrador. Ese éxito está sobrevalorado y confrontado con un fracaso visto como lo peor que le puede suceder a cualquiera, porque lo convierte en un “Don Nadie”, por lo tanto, hay quienes creen que se mantienen luchando por ser exitosos, sin lograrlo, porque su inconsciente les habla de una incapacidad para llegar a esos niveles y los conducirá al fracaso autoinducido.

Las personas con el paradigma del autosabotaje, que sí alcanzan la cima, encontrarán razones para no saborear el triunfo y para ser infelices. Se sienten a merced de quienes les envidian, creen que quienes se acercan lo hacen por un interés económico, no sacian su necesidad de afección y aprobación, lo que lleva a una tendencia autodestructiva.

¿Quieres saber si perteneces a este grupo de autosaboteadores? Es posible que te identifiques con alguna de estas situaciones:

Estás a punto de tener un trabajo fabuloso y tienes tu última entrevista, pero ese día amaneciste terriblemente enfermo del estómago y no llegas.

Lograste el crédito para comprarte una casa y pierdes el último documento que te dieron y no haces nada para reponerlo, por lo que la oportunidad se desvanece.

Aprobaste el examen de admisión para estudiar la licenciatura que tanto deseabas, pero saliste tarde de tu casa el día de las inscripciones y pierdes tu lugar.

Conociste a una persona que te ha impactado y está muy interesada en ti. Te da su teléfono para que la contactes nuevamente y extravías el número.

Hay un cliente que por fin te dio una cita para hacerle una presentación, pero no encuentras el domicilio y llegas 30 minutos tarde. Perdiste la oportunidad.

No son casualidades. Tu inconsciente hace que no te consideres merecedor y te la pasarás saboteando tu éxito. Eres el vivo ejemplo del fracaso autoinducido.

¿Qué puedes hacer? El primer paso es llevarlo al nivel consciente. No tienes mala suerte, los eventos están siendo provocados por ti. Te recomiendo:

  1. Obsérvate y sé honesto si detectas que has desarrollado una personalidad histriónica: cualquier pequeño tropiezo lo conviertes en un drama. No exageres, ni el logro, ni la falla.
  2. Reconoce si estos obstáculos surgen con mayor frecuencia cuando estás a punto de conseguir las cosas y pregúntate cuál es tu mayor miedo a crecer.
  3. Identifica los casos concretos en que las cosas no se logran. ¿Son de naturaleza laboral, familiar o personal? Para que sepas qué área de tu vida es en la que debes trabajar.
  4. Pon atención a lo que piensas y sientes antes de que el obstáculo concreto se presente y conviértelos en pensamientos positivos, reprogramándote hacia el triunfo; por ejemplo, en lugar de pensar “ojalá que sí llegue a la cita, porque con eso de que siempre me ocurre algo…”, piensa “llegaré a la cita porque estoy absolutamente preparado para enfrentar el desafío de este nuevo trabajo”.
  5. Estudia tu lenguaje corporal cotidiano ¿caminas cabizbajo, con los hombros caídos y la mirada perdida? Entonces, estás preparado para el fracaso. Yergue tus hombros, mira con seguridad al frente, sonríe y camina con paso firme. Notarás la diferencia en la forma en que te percibes y te perciben los demás.

¡Atrévete a vencer tus miedos y deja de sabotearte!

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Comentarios

  • Justamente ese análisis personal nos permite percatarnos de lo que estamos haciendo para no llegar a donde queremos. Gracias por leerme

  • Maestra buenos días,  nuevamente la felicito por su artículo con otro tema muy interesante y concuerdo con usted en muchas cosas, a veces nosotros mismos tenemos miedo al éxito, esos temores que nos acompañan, con nuestros miedos y errores al aprovechar una oportunidad en la vida, nosotros mismo estamos llamando al fracaso, el no pelear por lo que en realidad quieres, también entendí que el éxito no es tener mucho dinero, carro, joyas, casas, el éxito en tu vida es que tu seas feliz con lo que haces, tener una familia plena y estar rodeado de personas que te ayuden y que te den ese empujón que necesitas para no huir de tus oportunidades en la vida, de nada te sirve tener tantos lujos si no eres una persona respetuosa, llena de valores que te conduzca por una vida plena y saludable llena de amor.

  • En efecto es muy cierto, aveces nosotros mismos no confiamos en nuestras capacidades y habilidades por que no queremos salir de nuestra zona de confort y justificamos diciendo "no puedo" "eso no es para mi" "lo mio es otra cosa"...
    Todos deberíamos estar seguros de nosotros mismos sin depender del qué haya pasado antes, de cuantas personas pudieron burlarse o nos juzgaron, al final la recompensa será para uno mismo.
    Es importante aprender a reconocer las oportunidades en la vida y aprovecharlas!! Quizás estas no regresen...
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