EL DINERO - II.

Si deseas dinero ¡di que sí! Siempre podremos decir que no a la oportunidad. Tal vez no te parezca el camino que deseas tomar ahora, pero es importante decir que SÍ. ¿Por qué es esto? Porque, cuando dices que sí, abres puertas y nunca sabes qué o quién puede estar del otro lado para ofrecerte exactamente lo que estás buscando.


Por favor ¡deja de echar la culpa a la economía o a tus padres! TÚ eres quien da la espalda a las oportunidades que se presentan. Presta atención al modo en el que inviertes tu tiempo. Las quejas no generan muy buenos dividendos. 

Crea algo de valor: un servicio o producto que resuelva un problema o facilite la vida a los demás. Todos nos sentimos muy bien cuando ayudamos a nuestro prójimo y, cuando creamos con amor algo de valor, la gente hace lo imposible por trabajar con nosotros y recomendarnos a los demás.

A la gente le encanta trabajar con personas que aman lo que hacen. Es evidente. ¿No te encanta cuando la gente disfruta de ayudarte, cuando no le molesta hacer lo que sea necesario para ofrecerte un buen servicio? Cuando es así ¿no es fácil dar tu dinero?

Recuerda: hagas lo que hagas, esmérate lo más posible. Las puertas se abrirán donde menos lo esperes, en el momento apropiado y en el lugar correcto.

Cuando te des cuenta de que estás echando culpas, criticando o enjuiciando: ¡HAZ LA LIMPIEZA! Entra en acción, confía y, en especial, suelta tu orgullo. No es necesario que sepas todo lo que hay que saber sobre un negocio antes de empezarlo. Mi maestro Ihaleakalá siempre dice que se le hace imposible imaginar que Dios nos haya puesto aquí sin darnos lo que necesitamos. 

Suelta tu conciencia de la pobreza que te dice: Tal vez un día ganaré la lotería. Si no tienes dinero, por lo menos, hazte responsable y di: Elijo no tener dinero en este momento y elige estar en paz sin él.

Y finalmente, recuerda: no todos venimos a esta vida a ganar dinero. Todos venimos a aprender y crecer. En el camino podemos contar con todo lo que necesitamos y podemos ser felices y estar en paz con o sin dinero.

Cuando sueltes, Dios podrá trabajar contigo. Él te guiará hacia la meta perfecta. Si estás con Dios, no tendrás de qué preocuparte.

Sigue a tu pasión, confía y haz la limpieza -suelta- durante todo el camino. Descubrirás tu riqueza y cuando lo hagas ¡te llegará tanto dinero que no sabrás qué hacer con él!

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