Con amor a mi Nana Feli
En memoria de nuestra querida Nico
Con respeto a Blanquita
La vida no esta organizada para respetar las necesidades de las familias. Los trabajos no están cerca de donde vivimos, no es fácil encontrar empleo de medio tiempo o que nos permita flexibilidad de horario. Muchas mujeres podemos trabajar porque otras mujeres nos ayudan a cuidar el hogar y se encargan temporalmente de las labores domésticas y de nuestr@s hij@s.
Tuve el privilegio de ser invitada por la Secretaria de Trabajo del DF, Patricia Mercado, en una iniciativa conjunta con Jacqueline LHoist COPRED, con cincuenta mujeres, a un desayuno con el Jefe de Gobierno, para promover una cultura más humana en la relación con las trabajadoras y trabajadores del hogar.
Hay iniciativas mundiales por tratar de mejorar las condiciones de una fuerza de trabajo desprotegida, que se calcula en cincuenta millones de personas alrededor del mundo. Si desear revisar el Convenio 189 para Trabajo Decente de Trabajadoras y Trabajadores Domésticos puedes hacerlo en este link http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_protect/---protrav/---travail/documents/publication/wcms_164520.pdf
Sembrar para el futuro
No tenemos que esperar a que la legalidad nos alcance. Podemos humanizar la relación que esta permeada de discriminación no censurada y cambiar la cultura dentro de la casa, hacia las trabajadoras del hogar, para que cada persona tenga un trato digno. Eso tendrá repercusiones a largo plazo; enseñar a las y los niños el significado del respeto a personas que quizá no tuvieron otra opción en la vida, porque la pobreza extrema no se las ofreció. Hacer cambios en la vida cotidiana es sembrar semillas para empezar a formar ciudadanía socialmente responsable, educando con el ejemplo.
Un problema sin código postal
No es un problema ubicado en un espacio físico concreto con código postal, como a veces periodistas y/o escritoras hacen parecer. Eso haría la labor muy fácil. El problema de estas formas laborales injustas, no tiene ni frontera clara ni lugar preciso. Esta en todos los niveles socioeconómicos y educativos. La discriminación tolerada y su invisibilidad, debe reconocerse a través de las formas que adquiere.
La recámara invisible
Compartiré una experiencia que tuve durante el levantamiento de un censo. Por cuestiones de mis horarios fui la última persona del edificio en ser entrevistada. Al llegar a la pregunta sobre el número de habitaciones para dormir, respondí tener tres: una era mi recámara, la otra mi estudio y la tercera el cuarto de servicio integrado al departamento, que no estaba ocupado.
El encuestador me preguntó si había realizado modificaciones al departamento porque era el único con tres recámaras. Me sorprendió saber que a pesar de que otros departamentos si tenían ocupado el cuarto de servicio, con personas que les apoyaban con las labores del hogar, no lo contaban en el censo como cuarto de dormir. Reflexiona sobre lo que eso significa, y las consecuencias que ya tuvo en el censo. Trece de catorce departamentos no lo declararon.
La arquitectura de metros vs centímetros
Es frecuente que el cuarto de servicio no tenga las necesidades mínimas de luz, aire y espacio que requiere una persona para vivir. Es una costumbre tolerada que los demás espacios se midan en metros, mientras que los cuartos de servicio se miden en centímetros. No cuentan con los mínimos de comodidad que el resto de la construcción tiene, y de manera alguna me refiero a lujos. Si la arquitectura ya hizo su distribución basada en la discriminación, habría que pensar como aprovechar el espacio y que condiciones cambiar para compensar el espacio borrado por la discriminación arquitectónica. Recuerdo con dulzura que de chiquita, cuando mi mamá y mi papá habían salido, subía las escaleras sola para meterme en la cama de mi Nana Feli. Más de una vez me encontré con la sorpresa de que mi hermano ya estaba allí. Cabíamos los tres y dormíamos calientitos. Lo más amado de esa casa estaba en esa recámara.
Los Sistemas de Salud sin Salud para el hogar
Sin la salud las trabajadoras del hogar no pueden ofrecer sus servicios. Sus jornadas son largas, su trabajo pesado para el cuerpo, las vacaciones mínimas y muchas veces viene de condiciones emocionales difíciles como me ha confiado Blanquita. No son pocas las que nunca ven el producto de su trabajo porque mantienen a sus padres o a los y las hijas que tienen en el pueblo, criándose con los familiares como le pasó a mi nana Feli a quien tanto quiero. La paradoja es que en esas condiciones, son un grupo que requiere con urgencia los servicios de salud , de eso depende que puedan seguir trabajando y sosteniendo a quienes dependen de ellas. Hay un gran vacío. Nuestra familia paga los servicios de salud a la persona que trabaja. Así fue que tuvimos la suerte de contar con éstos cuando Nico enfermó. Dos tumores primarios en mama y matriz. Fue mal atendida en el Hospital de la Raza y gracias a que estuvimos al pendiente pudimos trasladarla a Centro Médico, aunque no fue a tiempo. Nosotros la cuidamos los seis años que vivió, aunque pronosticaron tres meses de vida. Yo me llevaba una computadora portatil y montaba oficina mientras ella recibía quimioterapia o la operaban. Los doctores para darme informes me preguntaban si era yo familiar. Tenía que explicarles que nosotros la cuidábamos. Nuestra hija le ayudaba y la animaba en sus momento difíciles. Es uno de los seres que más nos ha enseñado en la vida. La extrañamos siempre. Pudimos devolverle algo de todo lo que ella nos dio con su trabajo amoroso.
Acercar los servicios de salud en el DF
El Jefe de Gobierno nos informó que conoce la dimensión del problema y ha implementado servicios de salud gratuitos para trabajadoras del hogar. Pueden inscribirse con su credencial de elector los fines de semana en los módulos de del Parque de los Venados y en el Metro Pino Suárez.
Los caminos más largos empiezan por el primer paso. Abramos nuestro corazón y hagamos visible el de la persona que trabaja en el hogar, para ponernos en su lugar un minuto antes de entrar a la casa, y ……
Comentarios
Pues yo tuve la mala experiencia de que la persona que me recomendaron para que me ayudara en el hogar era una "ladrona". Robó mi casa y nadie pudo ayudarme en esto.