El capullo de Mariposa

El Capullo de Mariposa

Psic Silvia Bobadilla Rosado MTF

www.silviabobadilla.com

Un día caminando por el jardín de su casa, un niño se encontró un capullo de mariposa. Al acercarse para inspeccionarlo más detenidamente, observó un pequeño agujero en su superficie. Intrigado se sentó a contemplar durante varias horas como el pequeño insecto luchaba para tratar de romper aún más su sedosa cobertura y salir por ahí libre al exterior.

Lo miró forcejear y sacar poco a poco algunas partes de su frágil y delicado cuerpo durante un buen rato hasta que, llegó un momento, en que su progreso hacia la libertad pareció detenerse. Parecía que había llegado hasta donde podía y que se quedaría así, en esa posición semi-aprisionada.

Compadecido el pequeño decidió entonces hacer algo para ayudar a la pobre mariposa a conseguir su tan ansiada libertad. Tomó el capullo delicadamente entre sus manos, corrió a su casa por unas tijeras y, con muchísimo cuidado, hizo unos cortes en el agujero inconcluso que el animalito había dejado.

De esta manera, el insecto pudo liberarse muy fácilmente, sin esfuerzo. Sin embargo, para el asombro de su pequeño salvador, un extraño fenómeno empezó a desplegarse ante sus ojos. La mariposa apareció con el cuerpo hinchado y débil y las alas anquilosadas, pequeñas y frágiles.

El niño entonces la asentó cuidadosamente en un lugar seguro y esperó durante horas que el frágil insecto ganara fuerza en su cuerpo y sus alas fueran capaces de desplegarse, grandes y con suficiente capacidad para sostener en el aire volando su grácil cuerpo.

Esperó y esperó, pero el tiempo avanzaba y las condiciones físicas del animalito permanecían igual: hinchado, débil, anquilosado, arrastrándose, sin poder volar. Su paciencia fue en vano. La mariposa se quedó así para siempre, nunca pudo volar.

Lo que el niño en su amabilidad y compasión no sabía es que con su bondadosa actitud había interrumpido un proceso necesario para que la mariposa volara. La naturaleza dispone que las mariposas tengan que luchar durante horas, deteniéndose a ratos, continuando después, para liberarse ellas mismas de su capullo.

De este modo, su cuerpo se hace fuerte y provocan el fluido de ciertas sustancias importantes para que sus alas se tonifiquen y sean capaces de sostenerla volando en el aire. Como las mariposas, muchas veces las personas necesitamos luchar contra las adversidades de la vida para crecer y ser capaces de desarrollar al máximo nuestras potencialidades.

Si simplemente fuéramos por la vida sin aprender a vencer obstáculos ni superar adversidades, viviendo “una vida fácil”, probablemente terminaríamos como la mariposa de la historia, discapacitados, arrastrándonos para seguir adelante, frágiles y vulnerables porno haber tenido la oportunidad de ejercitar nuestras fortalezas. No seríamos nunca todo lo fuertes que hubiéramos podido ser y, peor aún, tampoco seríamos capaces de volar hacia nuestros sueños.

Así, la próxima vez que la vida te presente una adversidad, piensa que te esta dando más que un problema, un desafío que te hará aprender cosas nuevas al enfrenarlo y fortalecerá no solo tu cuerpo sino tu alma al superarlo...

 

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