Llegó a mis manos un miniblog, de esos que regalan como promocional algúnos hoteles en Estados Unidos.
Las pequeñas hojas simulan renglones de color verde, aglutinando puntitos también verdes, que caminan uno delante del otro.
En el borde superior izquierdo dice "Bienvenida".
Es curioso apenas ayer lo recibí y ahora forma parte de mi mesa de trabajo, hace un rato escribí unas notas sin mayor importancia sobre sus pequeñas hojas rectangulares. Comienzan a olvidarse algunas cosas y todo lo que quiero recordar lo anoto, con la siempre presente amenaza de que si lo escribo lo recuerdo y aún así guardo un sin fin de papelitos y si no, ahí está, si no lo escribo se me olvida.
He estado trabajando en la computadora durante la mañana y de vez en vez vuelvo la mirada al pequeño blog, y es que la palabra bienvenida me invita a escribir. A escribir sobre papel con una pluma, algo que me gusta hacer y que sin embargo desde los doce años vengo olivdando pues comencé a superarme y con ello a sustituir la máquina de escribir por el lápiz o la pluma.
Hay mucho de nostalgia en la escritura artesanal, como prefiero llamarla, antes de pensar que es antigua y por lo tanto en peligro de extinsión; nostalgia de imprimir en cada renglon vacío, un rasgo hiriente totalmente personalizado, hasta el placer de leer algo escrito para mi con amor por mi bien amado.
Por eso me siento agradecida con este pequeño blog, pues me permite escribir mis sentimientos y emociones, y sobre muchas cosas por recibirlos con tanto agrado.
Además el sonido de la palabra bienvenida contiene para mí un mucho de sagrado, la voz maravillosa del hombre que yo amo, su hermosa mirada y nuestras manos.
Tere Pumarejo G.
Comentarios