DEJEMOS DE PREOCUPARNOS POR LO MAL QUE ESTÁ EL MUNDO...

Hay que preocuparse menos de lo mal que está el mundo y ocuparnos más de dar una mejor formación a quienes dentro de poco tendrán que dirigirlo. Lo realmente preocupante no es el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos sino, mucho más, qué hijos vamos a dejar a este mundo.

Tenemos que reflexionar sobre la importancia del papel de los padres, de los profesores, de todos los que contribuyen de una manera o de otra a la formación de las nuevas generaciones.

Se habla mucho de lo mal que está el mundo, del poco prometedor futuro que se vislumbra, de lo mal que lo hacen todos, pero quizá se habla poco de las responsabilidades que todos tenemos para arreglarlo.

El mundo del futuro será como sean las personas a las que corresponda dirigirlo, y educar a esas personas es ahora tarea nuestra. Por tanto, lo fundamental es cómo se educa a los hijos en la familia y a los alumnos en la escuela, cómo se plantean las cosas en los medios de comunicación y de entretenimiento, cómo se concilian las tareas del trabajo y del hogar, cómo prestamos todos más atención a los valores que de verdad importan.

Es importante enfrentarnos a ese deber, sin diluir la responsabilidad y lanzarla siempre sobre otros. El curso que vaya a seguir el mundo se nos suele presentar como si fuera algo ajeno a nuestra responsabilidad, pero si pensamos en la educación de los que tenemos más cerca, eso ya no es algo tan lejano o tan difuso. Hay demasiada gente que trabaja hasta la extenuación por lograr para sus hijos una nueva comodidad, cuando lo que tiene que darles, porque es lo que de verdad necesitan, es una buena formación.

El mejor legado que podemos transmitirles no son bienes o comodidades materiales, sino ayudarles a ser gente responsable, personas de mente sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores ni victimistas, sinceros, leales, buena gente. Porque si son buena gente harán un mundo mejor.

Por eso, quizá hay que preocuparse menos de lo mal que está el mundo y ocuparnos más de dar una mejor formación a quienes dentro de poco tendrán que dirigirlo: que sepan distinguir lo bueno de lo malo, o de lo menos bueno, que no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean más sacrificados y menos egoístas.

El mundo se arreglaría bastante sólo con que cada uno se esfuerce un poco más en educar mejor a sus hijos o a sus alumnos. En eso todos podemos ser más competentes, más esforzados, más autocríticos. Tenemos que abandonar el consabido lamento sobre lo mal que está todo y entrar decididamente por la senda de la mejora personal, que es la mejor forma de educar a otros.

Tenemos que dejar ya de repetir que la juventud es un desastre y empezar a pensar que, si realmente fuera así, los principales responsables de ese desastre somos nosotros. Tenemos que dejar de pensar que educar bien es cuestión de dinero, porque el dinero a veces permite educar mejor y otras veces lo pone más difícil.

Tenemos que reconocer que la austeridad y la templanza son importantes, y que quizá por eso las etapas de auge económico en las familias o en las sociedades vienen seguidas con frecuencia por etapas de mediocridad, porque los excesos de comodidad pueden asfixiar la capacidad de esfuerzo y sacrificio que todos necesitamos. Tenemos que dejar de educar desde los paradigmas de hace dos o tres décadas, porque ya hay demasiada gente que se rige por los traumas de su infancia en vez de pensar en la realidad que hoy nos rodea.

Muchos educadores se desaniman al ver los escasos resultados de sus esfuerzos, pero me atrevo a decir que no hay empeño educativo que quede sin fruto. En primer lugar, porque siempre nos mejora a nosotros mismos, y eso ya es mucho, quizá lo principal. Y después, porque a largo plazo siempre acaban emergiendo los frutos de esos desvelos nuestros por educar mejor.

Muchas veces nosotras mismas nos sorprendemos repitiendo frases o ideas que escuchamos mil veces a nuestros padres o profesores y que entonces parecían no influirnos lo más mínimo. O nos vienen con fuerza las razones o los buenos ejemplos que hace años observamos con reticencia pero que ahora nos parecen dignos de imitar o de seguir. No hay que desanimarse, hay que ayudar a la gente joven a esforzarse por ser mejor, y el mundo entonces será sin duda mejor.

PUBLICACION ORIGINAL: http://www.interrogantes.net/Alfonso-Aguilo-Que-hijos-dejamos-al-mundo-Hacer-Familia-n0-214-10XII011/menu-id-1.html

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Comentarios

  • Solo te puedo decir genial.

  • Silvia, como siempre me encantó tu reflexión, de verdad es gratificante enfocarse mas en lo positivo que en lo negativo, y por supuesto que debemos estar al pendiente de los hijos que le vamos a dejar al mundo, yo creo que si le dejamos jóvenes educados con valores, que sean responsables, que cuiden su entorno, que respeten a su prójimo, que se ocupen de ser mejores cada dia pero con honestidad, en una palabra que sean hombres y mujeres de bien, pero eso solo lo podemos lograr predicando con el ejemplo, no ordenando ni dictando reglas, sino educándolos desde el hogar con ejemplos diarios y que en las escuelas vuelvan a dar clases de civismo, de ética, etc. yo no se porque las han quitado, por eso ahora a los jóvenes (no a todos, hay sus excepciones) les interesa mas ganar dinero fácil y rápido, y su prioridad es pisar primero para pisar dos veces, etc. en fin que estoy totalmente de acuerdo con tu artículo, espero el próximo que estoy segura que como siempre será excelente, saludos

  • sra. Silvia. muy importante su artículo. nos ocupamos demasiado por lo que pasa a nuestro alrededor, y nos olvidamos de lo primordial como lo es la formación ya no digo académica sino educar con valores y que decir de lo espiritual. por nuestros hijos es que debemos cambiar y reflexionar de los ejemplos que damos. ellos merecen que hagamos ese esfuerzo y compromiso para en el futuro ellos hagan lo propio con sus hijos. me parece muy importante que se divulguen este tipo de artículos. agradezco en lo que a mi concierne este interés suyo y de tanta gente por el futuro de nuestro mundo. bendiciones.

  • Saludos Sylvia.  Tu reflexión tiene un gran mensaje  y aprendizaje y me atrevo a compartir contigo lo siguiente: La familia es el núcleo, la columna vertebral de toda sociedad, y si esa columna o núcleo esta deficiente, todo lo que se realice al rededor de, será en ocasiones inútil y sin fruto,  por que si como familia se esta mal (es decir con la pareja y los hijos) y además no se les educa y enseña a los hijos a ser responsables, respetuosos, tolerantes,  tener bien cimentados sus valores (por mencionar algunos familia, amor, amistad, humildad, honestidad, comunicación, prudencia, fidelidad, gratitud) tener objetivos y metas,  perseverar en lo que se quiere para llegar a la cima sin perjudicar a nadie, creer en un ser supremo (enfocado a lo espiritual), dificilmente se logrará un verdadero cambio. Considero que los verdaderos formadores de ese mejor futuro que anhelamos, son los padres de familia y como tales deben de actuar sintiendo ese gran compromiso de serlo (como lo fueron nuestros padres) formando en la medida de las posibilidades de cada familia, hijos más humanos, más participativos, más conscientes y responsables de sus actos y acciones, haciéndoles ver que todo lo que hagan de manera directa o indirecta tiene repercusiones  no solo con la familia o los amigos sino con la sociedad en general. Si en el núcleo familiar hay mucho amor, comunicación, comprensión,  lealtad,  tolerancia, paciencia,  aún hay esperanza de lograr un mundo mejor.

    Dios te bendiga.

    Atte.Sara

     

  • Bellísimas palabras y mensaje de amor a la vida, el siempre esperar algo mejor, el no ver solo lo malo de las personas en consecuencia del mundo: es urgente ver lo mejor de cada uno de nosotros ( que si lo tenemos ) para ver forjado un mundo y por ende un  futuro mejor lleno de esperanza . Creo para eso (como usted lo dice, debemos forjar mejores personas en la familia) para que pueda ser una realidad esa necesidad ya tan exageradamente anhelada. Saludos y felicitaciones por su artículo tan reconfortante.

  • Hola Sylvia, excelente reflexión.
    La voy a compartir ya que solo haciendo conciencia es que podemos lograr el cambio en los adultos y dejar un mundo mejor a los que vienen.
    Felicidades
    Ale
  • HOLA SYLVIA GRACIAS POR ESTA BELLA REFLEXION QUE HACES, PUES EN VERDAD YO VEO CON TRISTEZA LA SITUACION YA QUE HE TRATADO DE CAPACITARME PARA DAR MAS A MIS HIJAS, COMPARTIR CON OTRAS MAMAS LO APRENDIDO ASI COMO A LOS JOVENES, Y ME HE TOPADO CON UN MURO DE NEGLIGENCIA, BUROCRACIA Y OBSTACULOS PARA SERVIR Y AYUDAR UN POCO A SANEAR SITUACIONES Y NO ME LO HAN PERMITIDO POR LO QUE ME LIMITO A REENVIAR MUCHOS DE LOS MENSAJES Y CORREOS QUE SIENTO DE UTILIDAD GENERAL Y ESPERANDO QUE AL LANZAR LA SEMILLA A ALGUIEN LE SIRVQA Y RINDA FRUTOS, COMO DECIAN EL OTRO DIA CON TERE USAR LAS REDES SOCIALES. 

  • Hola muchas felicidades por tu reflexión estoy de acuerdo contigo necesitamos inculcar la cultura del esfuerzo en los jóvenes y niños porque hemos sido educadores permisibles t tenemos que ocuparnos no preocuparnos es hora de actuar GRACIAS POR ESTAR FELICIDADES
  • Muy bueno. Fui catedrática por 30 años y me tocó ver el cambio tan marcado en los jóvenes, por la facilidad de tener más sin esfuerzo. Hoy dedico mi tiempo a dar pláticas en donde me invitan, tratando de hacer reflexionar a todos en la necesidad de revisar el comportamiento de cada uno en cada área de nuestra vida: individual, familiar, social, laboral, intelectual, política, económica y espiritual. De nada sirve una persona desarrollada sólo en una, se debe lograr el equilibrio y en cada una tratar de ser mejores.

    Saludos Sol

  • Hola Sylvia, la frase "que hijos le vamos a dejar al mundo" es de mucha reflexión, hoy recogí a mi hijo de la escuela y adelante de nosotros iban tres muchachos (dos mujeres y un hombre), tal vez no más de 16 años, el muchacho arrancó de un poste una propaganda y la fue rompiendo en el camino, tirando la basura. Los alcanzamos y les pedí que no tiraran basura, a lo que respondieron con burlas. Esto fue un ejemplo para mi hijo quien observó todo y me dijo que era triste que la gente no entendiera. Desgraciadamente muchos jóvenes dentro de esa edad actúan de forma inconsciente dañando a otros, así que debemos trabajar con lo que tengamos a nuestro alcance y con ello poder influir a más y más personas. Un abrazo y gracias...

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