Estamos en el mes del amor y la amistad, y es como que casi toda nuestra vida estuviera enfocada en mi pareja, y si no tengo pareja, me enfoco en las amigas o amigos o me apresuro a tener pareja porque algo hay que celebrar. Y eso de celebrar me encanta, y ojalá que todos los Seres Humanos nos enfocáramos en celebrar el amor puro y no el amor condicionado y hacia los demás que nos han impuesto.
La base de la creación y de todo es el amor a mi mismo. Si yo no reconozco que yo soy fuente de amor y empiezo a practicar ese amor en mi, es imposible amar a los demás. Esto la mayoría de las personas no lo creemos porque ese amor no es del que se habla, ni el que nos han enseñado. Hemos aprendido a (disque) amar a los demás, pero no a nosotros mismos y esa precisamente es la causa de lo complicado de nuestras relaciones. Y no me refiero solamente a las relaciones de pareja, me refiero a todo tipo de relaciones.
La principal relación en el Ser Humano, y la más importante, es la relación que yo tengo conmigo mismo. ¿Te has preguntado como es tu relación contigo mismo? ¿Te amas? ¿Te cuidas? ¿Te aceptas? ¿Te respetas? ¿Te valoras? ¿Eres honesto contigo mismo? ¿Te criticas? ¿Eres amable o duro contigo mismo? ¿Te justificas con todo? ¿Eres exigente contigo mismo? ¿Confías en ti? ¿Abusas de ti mismo? ¿Reconoces lo que sientes?…Puedo seguir con las preguntas por un largo rato y lo más probable es que este tipo de preguntas nunca haya pasado por nuestra cabeza mucho menos contestárnoslas.
De la relación que yo tengo conmigo mismo dependen mi relación con los demás. Si yo no me amo no puedo amar a los demás. Tus relaciones reflejan lo que tú haces contigo mismo. No son los demás, soy yo la que decide y permite como me tratan los demás. Hemos vivido nuestras vidas en una búsqueda eterna buscando que los demás nos amen, nos acepten, nos respeten, nos valoren, nos hagan felices y nos den lo que nosotros no nos podemos dar. ¡Qué triste y que pérdida de vida!
Yo creo que toda relación se basa en el amor, pero en un amor puro, es decir amar por el placer de amar sin expectativas, sin condiciones, sin limitaciones y sin etiquetas. El amor puro lo sana todo, por lo tanto las relaciones basadas en el amor puro no pueden hacernos daño nunca.
También tenemos herramientas para relacionarnos de una mejor manera como son la comunicación, la responsabilidad y la confianza.
Me pregunto todos los días ¿Como queremos tener relaciones amorosas y duraderas si hemos vivido en un Sistema de Autoridades y Obediencia desde hace miles de años? En este sistema no existe la comunicación. La Comunicación se da cuando las dos o todas las partes opinan y llegan a un acuerdo y en el Sistema de Autoridades y Obediencia solo existen órdenes, mandatos, obligaciones y aceptación (ejecución). En este sistema una de las partes manda y la otra obedece, no se tiene el derecho a opinar, muchos menos a ser tomado en cuenta. Ejemplo: Los padres de familia mandan los hijos obedecen. El marido manda la esposa obedece. El novio manda, la novia obedece (o viceversa). La amiga líder decide por las demás. Casi todas nuestras relaciones se encuentran encajadas en este sistema de Autoridades y Obediencia. Por más que queramos salir de él estamos automatizados obedeciendo y siguiendo paradigmas y patrones de comportamiento.
Si la comunicación no fluye, es decir se toman en cuenta las opiniones de las partes involucradas en una relación y se llega a un acuerdo, esta relación tarde o temprano llegará a su fin o está condenada al abuso, al sufrimiento y a la resignación.
Hablando de la responsabilidad en las relaciones, ser responsable es darme cuenta que yo estoy creando mi vida, que nadie más la está creando por mi, por lo tanto libero a los demás (mi pareja, mi amiga, mi hijo, mi cliente…) de toda culpa. Ser responsable es comprometerme con lo que elijo, con lo que creo, con lo que digo, con lo que pienso, con lo que siento y con lo que hago. Ser responsable es saber lo que quiero y lo que no quiero, lo que me gusta y lo que no me gusta, lo que acepto y lo que no acepto. Una relación sin responsabilidad de las dos partes no funciona. El que una sola persona sea responsable y la otra no, no alcanza en una relación.
Confiar es creer en mi y asumir lo mejor. Si yo creo en mi puedo creer en los demás. Es desapegarme de las cosas y de los demás. Es saber que yo solamente merezco cosas buenas y por lo tanto nada “malo” me puede pasar. Confiar es saber que yo soy mi mejor versión y estoy dando lo mejor en esta relación. Es escuchar con la mente abierta a la otra persona sin juzgarla, atacarla, criticarla o culparla, y actuar basado en el amor puro, en el respeto y en la grandeza de cada ser humano. Una relación sin confianza no tiene un buen presente ni futuro. Si no crees en ti, lo más probable es que no creas en el otro. No es el otro, soy yo.
¿En qué estás basando tus relaciones, en el amor o en el desamor? ¿Como son tus relaciones con los demás? Tus relaciones con los demás son el reflejo de tu relación contigo mismo. Si no te gustan, es urgente atender adentro para que lo de afuera fluya.
En el video en vivo hablo sobre este tema y te explico mucho más, te recomiendo ampliamente que lo escuches: Hablamos de Relaciones
Abrazos y bendiciones,
Patricia Anaya
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