¿DE DONDE ME AGARRO PARA MOVERME DE LUGAR?

Hola!!! Ya estoy aquí nuevamente con ustedes;  Les quiero compartir algo que me pasó y que aunque no lo parezca, ha tenido mucho que ver con mi cambio de hábitos.

Durante muchísimo tiempo, escuchaba hablar de cambiar los hábitos, de ser más ordenada, más cuidadosa con mi alimentación,  hacer ejercicio, etc. Yo lo hacía por un tiempo, mientras duraba en mi cabeza la idea de que eso era bueno para mi. Sin embargo, esa motivación y esas ganas, desaparecían al poco como  por arte de magia.

Llegué a pensar que seguro a mi no me habían instalado ese chip y que las personas disciplinadas venían así de nacimiento.

Aún dando mis talleres , hablando de la relación con la comida y cambiando muchas otras cosas, no había logrado hacer el cambio de hábitos con convencimiento., hasta que ocurrió algo en mi vida que nada tenía que ver con comida. Todo comenzó cuando comencé a “nutrirme” por dentro, comencé a cambiar la forma en que me hablaba, a poner limites con personas muy cercanas a mi, y a hacer muchísima consciencia de cómo me sentía ante diferentes acontecimientos de mi vida; desde  una discusión con mis hijas, hasta la decisión de levantar las alas para volar sola en mi desarrollo profesional. Al hacer esta consciencia pude darme cuenta de  que tan mal podía sentirme cuando hacía algo que iba en contra de mi misma, sólo así, registrando estas sensaciones, pude decidir que no las quería en mi vida. Esta sensación de vacío por ejemplo  al tener una relación poco satisfactoria, o la sensación de abandono que sentía al aferrarme a pertenecer a algún grupo y no lograr lo que quería, o la sensación de desesperación al amar a quien no podía amarme. Al mismo tiempo comencé a reconocer  sensaciones en la comida: la de pesadez, hartazgo, agresión, malestar, empalagamiento, etc.  

Algo que logré hacer fue dejar de fumar;  la sensación de bienestar que me he permitido sentir ahora cuando el cigarro no forma parte de mi vida, es mayor que la aparente sensación de “placer” de cuando si estaba.

Una historia  que ayuda a integrar esto que te quiero transmitir ocurrió cuando platicaba con un “chavo” en situación de calle que después de un tiempo en rehabilitación para dejar las drogas, me compartió la maravillosa sensación que tuvo cuando al salir a comprar los víveres del albergue en el que vivía, observó que la gente no lo miraba ni con miedo ni con asco. Estaba impactado porque no recordaba lo que era ser percibido así. Le pedí que hiciera muy consciente esa vivencia, ya que si la mantenía presente, podría brindarle mucha fortaleza al tener  la tentación o la intención de volver a las drogas.

¡Lo mismo te invito a hacer! Embriágate de las vivencias reconfortantes, del confort en el estómago cuando comes despacio y sólo lo que tu cuerpo necesita, de la satisfacción de haber resuelto tus pendientes, de la ligereza de soltar los prejuicios, la dulzura de hablarte de forma amorosa, etc. Y verás que si lo haces, encontrarás en los hechos, no en las palabras, la fuerza para alejarte de lo que te hace daño.

Por eso digo que “En la comida como en la vida”

@adriesteva

www.adrianaesteva.com

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Comentarios

  • GUAU!!! QUE INTERESANTE ARTÌCULO. ME GUSTÒ MUCHO, PARA REFLEXIONAR Y APLICARLO
  • Muy interesante articulo,para tomar lo mejor de el, gracias y saludos.
  • Creo que todas y todos tenemos historias de vida , que hay que darle significado para cambiar  si así lo deseamos verdad?  Gracias por compartir tu experiencia y motivarnos a que todos podemos cambiar y encontrar en los hechos  y no en las palabras   .....Un abrazo

  • Gracias m hacia falta recordar
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