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A sanar el corazón, no forzarlo a no sentir... dale espacio diariamente a que libere el dolor, el impacto y lo que lo sacudió. Como cualquier herida necesita tiempo y la medicina exacta.
No te conectes con ¡por qué eso! solo malgasta tu energía y no te permite sanar. 
No te conectes con lo que salió mal o lo que están haciendo mal otros.
Conéctate contigo, date cuenta que eres poderoso, lleno de vida, abre un espacio donde te permitas ser honesto y sentir tus emociones, liberar las opiniones que creaste de esto, las imágenes, los dolores físicos que causo este evento. 
Después integra en tu mente y en tu ser, lo que si quieres que pase. Quizá en estos momentos está será tu mayor reto, ejercitar el músculo de CREER y confiar.
Cierra tus ojos y cree en las posibilidades, en sentirte a salvo, en sentirte protegido y en paz.
Esta es tu mayor tarea, aquí estarán tus logros; así que manos a la obra. A tu ritmo pero ten fe de que llegara a cerrarse este ciclo y se convertirá en aprendizaje.
Recuerda que somos energía que vibra y a lo que vibras se materializa. Así que tu mayor atención sea en estos días volver a confiar y dejar que las cosas se acomoden momento a momento.
Limpia tu corazón, suéltalo todo y llénalo de esperanza.
Después agradece y bendice, desde ti mismo hasta las experiencias vividas y llena de amor este mundo.
Date cuenta que no venimos a sufrir, sino a fortalecer la unión, el amor y la abundancia.
Hoy te das cuenta de que estás hecho y como tu capacidad de servir ha crecido.
Así que date espacios para dejarte sentir, nutrir tu alma y sanar al ritmo de ti mismo. Cada vez que lo necesites.