¿Te cuesta trabajo disfrutar “plenamente” de la temporada decembrina? Si sientes que algo anda mal contigo o incluso te llegan a decir “grinch”, lo primero que debes saber es que tu caso es muy común.

Para los psicólogos y los especialistas de la salud mental, ya no es ninguna sorpresa el hecho de que alrededor de las fiestas navideñas y de fin de año, cerca del 40% de la población experimente índices elevados de depresión y de ansiedad. 

Sin embargo, este 2020 el mundo está enfrentando una situación crítica sin precedentes, por lo cual es más importante que nunca que comprendamos qué emociones negativas podemos experimentar en estas fechas y, sobre todo, cómo lidiar con ellas asertivamente.

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Diferencia entre nostalgia y depresión 

No hay que confundir la nostalgia clásica de la navidad con la depresión propiamente dicha. Es muy común que estas fechas a todos nos causen un poco de nostalgia, porque muchos de los estímulos sensoriales asociados con las fiestas detonan en nuestro interior recuerdos relacionados con navidades pasadas y con épocas en las que todo parecía más sencillo, pero siempre con una reminiscencia emocional positiva. Es decir, es una especie de tristeza pasajera al recordar lo felices que fuimos.

 

Según un estudio reciente, la nostalgia puede convertirse en algo positivo pues fortalece nuestro sentido de continuidad y pertenencia. Aunque nos hace recordar épocas que no podrán volver, eso mismo nos impulsa a valorar todo lo que podemos disfrutar ahora, porque sabemos que a la larga se convertirá en un recuerdo muy valioso. 

 

Por su parte, la depresión y la ansiedad no responden a recuerdos bonitos, sino a la incapacidad de disfrutar lo positivo de esta temporada, llegando al punto de desinteresarnos o incluso de sentir ansiedad ante los compromisos y convivencias que se avecinan. 

 

La depresión aparece ligada a profundos sentimientos de tristeza, soledad, inferioridad, abandono y abulia, mientras que la ansiedad se relaciona con preocupaciones sociales, irritabilidad y rechazo. Este fenómeno puede explicarse en buena medida por una o más de las siguientes causas subyacentes:

 

1.- La sensación de que los tiempo anteriores son mejores

Esto es a lo que podríamos llamar nostalgia “mala” o “tóxica”, es decir, cuando en lugar de provocarnos una añoranza de lo positivo en el pasado, nos hace sentir que no hay nada que valga la pena en el presente y que todo lo bueno ya se ha ido.

 

Si te sientes así, la mejor estrategia para combatir este estado de ánimo es la de practicar activamente la gratitud. todos los días, tómate el tiempo de reflexionar y agradecer por todo lo que tienes en el aquí y el ahora: salud, un empleo, amigos, talentos y habilidades, seres queridos, y un largo etc. 

 

2.- Cambios en la rutina física y alimenticia

Una de las primeras cosas que ocurren al empezar diciembre es que comenzamos a comer cada vez más carbohidratos, azúcares y grasas saturadas, hasta que llega la tamaliza del seis de enero y a todos ya nos aprieta el cinturón. Además, es típico que al salir de vacaciones también nos tomemos un descanso del gimnasio y que incremente nuestro consumo de bebidas alcohólicas, así como las desveladas. 

 

Pero, aunque no lo creas, descuidar tu rutina saludable aunque sea una semana, tiene efectos muy considerables en el estado de ánimo, ya que te vuelve más irritable y ansioso. La recomendación es que no dejes que los excesos tomen el control. No te prives de las cosas ricas de las fiestas, pero sigue moderándote y realiza al menos treinta minutos de ejercicio diariamente en casa.

 

3.- No estar en la compañía que queremos

Sin lugar a dudas, uno de los detonadores más importantes de depresión este año será el hecho de que debemos ser responsables y quedarnos en casa, y eso significa que muchas familias grandes y círculos de amistades no se van a poder reunir como cada año. 

 

Así mismo, tener que pasar las fiestas con familiares que no nos caen tan bien, por obligación y no por convicción, es algo que le arruina la velada a cualquiera. Así que la mejor recomendación es que tomes consciencia de que no estás obligado a convivir con nadie si verdaderamente no lo deseas, y por otro lado, siempre puedes hacer una videollamada con tus seres queridos, aunque en esta ocasión no puedan convivir en persona. 

 

4.- Incremento de los gastos

Según las encuestas, gran parte del aguinaldo e incluso más se va como agua entre los regalos, los intercambios, la rifas, las posadas y las cenas, esto quiere decir que por sí mismos la navidad y el año nuevo implican un gran estrés financiero. Por si fuera poco, este ha sido un año extremadamente difícil para muchas personas en lo laboral, y su capacidad adquisitiva está muy mermada en relación con el año anterior, lo cual puede detonar intensos sentimientos de falta de valía cuando no podemos celebrar de la manera en que quisiéramos. 

 

Es importante que no nos dejemos arrastrar por la ideología del capitalismo, y que tengamos siempre en mente que lo más importante es la convivencia, y que el mejor regalo que podemos dar es nuestra compañía y atención plena a nuestros seres queridos. No es ningún motivo de vergüenza no poder dar obsequios costosos, aunque quizá queramos reevaluar nuestra relación con personas que miden su cariño con base en los regalos que les damos.

 

5.- Tener que organizar demasiadas cosas

 

Para muchas personas, la carga no sólo es económica, también mental, pues deben hacer miles de arreglos y planificaciones para las posadas y las cenas, así como comprar lso ingredientes e insumos, cocinar, ser buenos anfitriones, y un largo etc. Obviamente esto puede llegar a generar mucho estrés. Si es tu caso, recuerda que no tienes por qué lidiar con todos los compromisos y obligaciones de fin de año por tu cuenta: atrévete a pedir ayuda, y no pongas tantas expectativas sobre ti mism@.

 

6.- Depresión estacional

Aunque no son lo mismo, la depresión estacional y el “Christmas blue” pueden estar relacionados en países donde la época decembrina coincide con el invierno. Cuando bajan las temperaturas y se acortan los días, el organismo tiende a deprimirse porque no está recibiendo suficiente luz solar. Por suerte, la solución es muy sencilla: aprovecha para salir a que te dé un poco de sol por quince minutos dos o tres veces al día, en la mañana, al medio día y por la tarde. ¡No olvides usar siempre bloqueador!

 

7.- Balance general negativo

Casi todos aprovechamos estas fechas para hacer un “balance general” de todo lo que hicimos y logramos a lo largo del año. Para muchos, estos fueron doce meses de incertidumbre y pausa, y eso los puede llevar a sentir que fue un año “perdido”. Si te sientes así, enfócate de nuevo en la gratitud, y en lugar de pensar en todo lo que no hiciste, considera todo lo que aprendiste. 

 

8.- Trastornos psicológicos latentes

Finalmente, no está de más mencionar que cualquier dificultad o trastorno psicológico preexistente tiende a agudizarse en estas fechas por todas las razones que ya mencionamos, por tanto, si intermitentemente a lo largo del año has llegado a presentar estados de ánimo similares, te invito ampliamente a que acudas a terapia. Un profesional de la salud mental es el indicado para apoyarte a identificar cuál es el problema de raíz y cómo puedes comenzar a trabajarlo y superarlo.

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