¨La patria no es la tierra. Los hombres que la tierra nutre son la patria. Rabindranath Tagore.¨

 

Hoy en día, ya es común leer acerca de todos los moovimientos que se han iniciado en el mundo árabe, pensando un poc en ello, hoy leyendo un artículo de Mauricio Merino (doctor en Ciencia Política, quien ha coordinado y escrito varios libros sobre su especialidad, entre ellos ¨Gobierno local¨), en el Universal, que llamó mi atención, el cual tituló, ¨No somos Egipto, ni Libia¨.

 

Me interesó leerlo, ya que a raíz de que le hacen una pregunta, sobre si aquí en México podríamos vivir algo de lo que está viviendo Egipto y Libia, a lo que el responde que no, mas sin embargo, posteriormente lo piensa un poco mejor, y nos expone (comparto una parte de su artículo)…

 

¨…Nosotros avanzamos a la democracia electoral desde hace varios años y mucho antes, a principios del siglo XX, derrocamos al último dictador. No vivimos episodios equivalentes a los que estamos atestiguando en Egipto y en el Magreb, porque tras la derrota de Díaz tuvimos cerca de 70 años de un régimen autoritario en el que los líderes máximos fueron cambiando por turnos y que, con el tiempo, se fue liberando hasta desembocar en una transición basada en los votos, que tuvo como destino un nuevo régimen de partidos. En términos estrictamente políticos, nosotros estamos al otro lado del río.

Con todo, en este otro lado los problemas no son menores. Pero no concibo una movilización tan amplia, poderosa y consensual como la de aquellos países árabes porque tampoco logro imaginar una causa que sea capaz de despertar las conciencias de la gran mayoría de los mexicanos al mismo tiempo, en la misma dirección de propósitos y con la misma convicción compartida. Lo que veo es, más bien, que al transitar hacia la democracia política del modo en que lo hemos hecho —sin haber roto con el pasado, sin haber renovado nuestra clase política, sin haber refundado nuestras instituciones— no sólo trajimos los vicios, la cultura y las prácticas de corrupción, de simulación y de privilegio de las que veníamos huyendo, sino que acrecentamos la ruptura y la fragmentación de la sociedad. En lugar de acercarnos a una causa común, la democracia capturada por las grandes empresas, los medios y los partidos nos ha segmentado aún más.

Ni siquiera hemos conseguido articular una agenda común en torno de los problemas más evidentes. La pobreza, que salta a la vista como el primero de todos, es disputada como arma de uso político por los partidos y los gobiernos, mientras que los programas sociales siguen construyendo clientelas. En lugar de unirla, esos programas fragmentan cada vez más a la sociedad. Y no sorprende que las prácticas solidarias, comunitarias y altruistas de las que nos habíamos sentido orgullosos en varios momentos críticos —como en el terremoto de 1985— hoy estén cediendo su sitio ante el egoísmo y la violencia de todo cuño. Ya que no podemos salvarnos todos, que se salve quien pueda.


Tampoco hay un enemigo común, pues desgraciadamente el crimen organizado no está formado por una gavilla de delincuentes, sino que se ha incrustado en la desigualdad, la pobreza y la desesperanza de miles de mexicanos. Y aunque se diga un millón de veces, un millón de veces seguirá siendo falso que podremos recuperar la seguridad pública y el respeto a la ley con pura violencia…¨

 

Ustedes tendrán la mejor opinión.

 

Reciban un cordial saludo.


Edith.

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Respuestas

  •  

    Estimada María Reyna:

     

    Buenas noches, esperemos que las situaciones de otros paises, sean un forma de reflexionar lo que estamos viviendo en nuestro país, en los diferentes ámbitos, ya que se requiere una transformación, por ello coincido con una frase que comentas "... no olvidemos lo que somos y lo que luchamos, no con las armas, sino con la razón por un futuro de libertad, de paz, de esperanza, de respeto para todos, no para unos cuantos..."

     

    Recibe un cordial saludo.

     

    Un fuerte abrazo.

     

    Con aprecio.

     

    Edith.

  • Hola hermosa, hola tod@s:

     

    Es verdad lo que apuntas a través del Dr. Merino, en nuestro hermoso país carecemos de solidaridad, carecemos de conciencia política, solamente estamos acostumbrados a sacar el mejor provecho de lo que tenemos a la mano, sea del partido político que sea, ya ni siquiera la religión nos une, estamos sumergidos en un egoísmo enorme, estamos en una zona de confort que no queremos dejar pase lo que pase; mientras a nosostros no nos afecte, se puede caer el mundo a nuestro alrededor y solo volteamos y decimos "Ashhh, que feo".

     

    Parece mentira que seamos el mismo pueblo que hace apenas 100 años estuvo inmerso en una revolución que luchaba por importantes causas sociales o que hace 200 años se liberó de una opresión tremenda.

     

    Parece mentira que hayamos olvidado nuestras raíces indígenas, de las que deberíamos sentirnos sumamente orgullosos y que ahora sea una ofensa que nos digan "pareces indito".

     

    Todo lo que voluntariamente hemos borrado de nuestra memoria colectiva nos ha dejado en el desamparo ideológico, por supuesto que al menos en este momento, no veo una confrontación del tamaño de la que se ha librado en Egipto. Estamos muy cómodos criticando y viendo la paja en el ojo ajeno.

     

    Espero, por el bien de mis hijos, de mis futuros nietos y de los futuros ciudadanos de este noble y aguantador país, al que amo profundamente, que despertemos y nos sintamos orgullosos de lo que somos, que no olvidemos lo que fuimos y sobre todo que luchemos, no con armas, sin con la razón por un futuro de libertad, de paz, de esperanza, de respeto y de progreso para todos, no sólo para unos cuantos.

     

    Amig@s les quiero mucho y ojalá la próxima vez hablemos del México Lindo y Querido que todos llevamos dentro y que queremos y debemos rescatar.

     

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