¿Y SI LA VIDA FUESE MÁS FÁCIL?

La mayoría de personas pasan sus días lamentándose de su vida, sufriendo día sí día también por todos los males que les ha tocado vivir. Un trabajo que no te gusta, un marido que te maltrata, una situación económica que no te deja ni respirar, unos hijos que van por el camino equivocado, una enfermedad grave que llama a tu puerta, o cualquier otra situación que desearías no tener que vivir.

Nos consolamos pensando que esa vida “nos ha tocado”, que no hemos sido nosotros quienes la hemos elegido, que es cuestión de mala suerte y que quizás algún día cambie nuestra suerte. Sacamos fuera de nosotros toda responsabilidad sobre esas circunstancias que nos disgustan, y nos resistimos a aceptar que somos los únicos responsables.

De forma consciente o inconsciente somos nosotros mismos quienes creamos nuestra vida. Consciente o inconscientemente decidimos aceptar ese trabajo. Consciente o inconscientemente decidimos mantenerlo y renunciamos a buscar activamente otro que sí nos guste. Consciente o inconscientemente elegimos nuestra pareja. Consciente o inconscientemente aceptamos y nos resignamos ante ese maltrato. Consciente o inconscientemente renunciamos a plantarle cara y acabar con la relación. Consciente o inconscientemente limitamos nuestra capacidad de generar ingresos. Consciente o inconscientemente gastamos con mayor o menor control. En definitiva, consciente o inconscientemente creamos la vida que vivimos.

Quizás estés pensando “¡Pues será inconscientemente!”, y no te falta razón. En la mayoría de ocasiones tomamos todas esas decisiones de un modo totalmente inconsciente, dándonos cuenta (si lo hacemos) a posteriori.

Decidimos buena parte de nuestras reacciones de forma instintiva en base a la programación subconsciente que tenemos. De hecho, todas nuestras emociones y sentimientos son generados por nuestro subconsciente, y ¿cuántas decisiones tomamos guiados por estas?

Tener una determinada vida no es una condena, sino una consecuencia. Es la consecuencia directa de nuestra programación. Ese trabajo que no te gusta es probablemente consecuencia de unas creencias que priorizan la seguridad, o quizás de la creencia de que el trabajo requiere esfuerzo, o de que hay momentos para el placer y otros para trabajar. Incluso ese maltratador tampoco ha aparecido en tu vida por casualidad, seguro que hay unas vivencias previas que atraen hacia ti esa realidad, ya sea como maltratador o maltratado, ya que son los dos polos de un mismo magnetismo. Es probable que en este caso te acompañen creencias del tipo “no debo quejarme”, “no existen las relaciones de pareja perfectas”, “él me quiere”, “es el alcohol el responsable de todo”, “me lo merezco”, o cualquier otra que justifique tales comportamientos. El problema es que las creencias no tan solo sirven para justificar determinados comportamientos, sino que actúan como imanes atrayendo circunstancias que encajan con ellas.

Imagina que tú eres una pieza de un puzle. Eres única y especial. Y únicamente encajas con piezas que se complementan a la perfección con tu estructura. Como es evidente, en tu vida únicamente encontrarás piezas que encajen contigo, mientras que aquellas piezas que tengan formas distintas, se alejarán de ti.

Como decía anteriormente, no vivimos condenados, ya que siempre tenemos la posibilidad de cambiar cómo somos, y consecuentemente cambiar nuestras vidas. Si no te gusta ser una pieza con “esquinas puntiagudas”, con las herramientas adecuadas puedes cambiar tus formas. En el momento que lo hagas, encajarás con personas y situaciones distintas.

En Método Integra estaremos encantados de ayudarte para que te conviertas en la persona que desees ser.

 

Ricardo Eiriz

Creador del Método INTEGRA, de transformación a nivel subconsciente, y autor de los libros “Método Integra”, “Escoge tu camino a la felicidad y el éxito”, “Un Curso de Felicidad”, “Apunta Alto” y “El Alma de la Salud”

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