UNA PAUSA EN MI CAMINO… .
Ayer, pude completar otra pieza del rompecabezas. Después de una explicación muy clara y sencilla, llena de amorosa sabiduría de una monja budista, maestra en Dharma, del monasterio Deer Park en Escondido CA. Logré descubrir y enfrentar uno de mis miedos más ocultos. (Gracias a Darío Sánchez, por traer a estas monjas a Tijuana, B.C. con su mensaje, a la sangha que él ha formado. Posibilitando con ello, el encendido de una de las muchas luces de amor y paz que están iluminando paulatinamente nuestra ciudad y el mundo entero).
Ya había enfrentado el más grande de todos. EL MIEDO A LA MUERTE, experiencia que narré en “LARISSA” (2011); no obstante, seguían presentes como parte de mi conducta, todos esos patrones de condicionamiento al miedo aprendido, esos miedos que pudieran parecen fáciles de enfrentar y vencer, pero que están tan adheridos en nuestro inconsciente, disfrazándose bajo tantas formas que se hace difícil detectarlos, en virtud de que se escabullen camuflajeados de buenos propósitos. En mi caso; pude detectar finalmente, que había sido por una parte, el miedo de perder los afectos y relaciones que había establecido durante toda mi vida; por el otro, el deseo de ayudar a despertar a los miembros de mi familia, amigos, conocidos y desconocidos, pensando que podía desde mi perspectiva, ayudarlos a cambiar y encontrar el camino del autoconocimiento.
¿Quién era yo, para pretender esta delicada y personal hazaña?
Las circunstancias de mi vida me han permitido poco a poco, el anhelado encuentro conmigo misma, desde el silencio, como práctica cotidiana. Desde ese mar de calma que la soledad produce, he logrado observarme desde afuera. Después a convertirme en parte de lo observado. Con el tiempo, y lejos de todo aquello que dio significado y sentido a mi existencia durante los últimos 25 años; fui comprendiendo, comprendiéndome, entendiendo y deshaciéndome de esas trampas creadas por la mente (EGO). Trampas que habían aprisionado mi SER.
Sin embargo, el proceso de integración del ser, con el maravilloso y perfecto universo, para quienes aún permanecemos en esta envoltura terrenal, es una espiral, no tiene fin; va en ascenso.
Cada día es una nueva oportunidad para despertar y hacernos conscientes como seres de amor. Ya despiertos, debemos seguir vigilantes, atentos, porque el EGO HUMANO siempre tiene nuevas formas de manifestarse. Debemos tener mucho cuidado para detectar las señales de ilusión y vanidad.
Cuando pensé que ya había llegado a la meta, solo era una señal de que apenas había iniciado el camino hacia el todo y….. nada, a ser todo y parte. UNO con el todo.
Los comentarios de esta humilde monja (en sus actitudes y vestimenta, pero grande en su capacidad de amar y entregar lo mejor de sí misma con una sencillez abrumadora), me permitieron comprender finalmente, que la primera y única persona que estaba en posibilidad de salvar, era a mí misma.
Pero…… ¿cómo salvarme, sin caer en esas viejas prácticas y tentaciones de manipulación de mi supuesta espiritualidad, que según yo había alcanzado gracias a la meditación, yoga, conocimiento de mi misma y de las diversas tradiciones filosóficas y culturales, tradiciones ancestrales; practicando sus rituales, mantras y oraciones?
Ayer pude comprender, que dentro de mi compresión; no sé nada. Todo ha sido una ilusión creada por mis pensamientos. Es mi mente racional la que piensa que sabe, que tiene la razón, la verdad y cree que la puede manipular a su antojo.
Mi mayor enemigo, siempre fui yo misma; auto saboteándome, castigándome, juzgándome, justificándome.
Al enfrentar y vencer mis miedos ocultos, reprimidos o negados; con verdadera conciencia de vacuidad y abandono, estaré en condiciones de ir a donde quiera ir, hacer lo que realmente quiero hacer, amar libremente sin apegos o condiciones, juicios y condenas. Dar y recibir sin reservas o esperanza de recompensa.
Ya no hay necesidad de convencer a nadie de mi bondad o maldad, de mis buenas o malas intenciones y deseos.
Tampoco necesidad de ser víctima de la vida, la familia, relaciones afectivas, sociales, profesionales, situación económica o de la mala suerte. No quiero, ni espero ninguna ganancia como contraprestación a mi papel de víctima o salvadora.
Renuncio a la ilusión de ganar o perder. No puedo perder nada. Nada me pertenece ni me ha pertenecido. No puedo ganar nada, siempre lo he tenido todo a mi alcance: la naturaleza, la madre tierra, el universo divino; me brindan su amor y protección sin condiciones.
Reconozco que al igual que yo, cada ser es responsable de sí mismo Renuncio a la idea de ayudar o salvar quien no quiere ser salvado, aunque lo ame con todo mí ser, me limitaré a amarlo, respetando su derecho a permanecer en el lugar que quiere estar. Cuando sea su momento y esté preparado, cada quien, si lo desea; buscará y encontrará su propia salvación. A mí solo me corresponde seguir mi camino.
Nadie me ha lastimado, ni ha querido lastimarme o hacerme sufrir. Soy yo, quien les he concedido ese poder o les he hecho responsable de mis propias emociones ante sus acciones.
Asumo la responsabilidad de la forma en que reacciono y he reaccionado ante los diferentes hechos del pasado y del presente.
Libero a todos mis amigos y enemigos (ocultos o declarados), familia y a la sociedad en general; de cualquier carga o culpa que implícita o explícitamente le haya impuesto, sugerido o solicitado.
Me libero de mis miedos e inseguridades. Me acepto tal y como soy, declaro la paz y amor de mi ser, como meta y camino.
Necesito dejar vibrar mi ser en el amor, sin barreras impuestas por la mente, o por influencias externas. A mi SER, eso de la autoimagen, reputación, reconocimiento y valoración lo tiene sin cuidado, él sabe que: YO SOY, TU ERES, luz, amor, nada, todo y parte. Tú en mí, yo en ti somos lo mismo.
Mi sensibilidad y mis sentidos me abren la puerta para amar y experimentar el mundo unificadamente.
Los amo a todos inmensamente, en libertad y sin condiciones.
Permito que la sabiduría del alma me guíe. Abandono los mandatos neuróticos y obsesivos de mi mente.
Estoy al mando y a cargo de mi felicidad.
Erradico la violencia de mi vida, genero mi propia paz. No volveré a otorgar poder a nada o nadie para alterar mi equilibrio.
En este estado del ser, soy el principio de cambio en mí.
Acepto y reconozco que vivir en el aquí y ahora, es mi única oportunidad de asumir la conciencia plena.
Me declaro en unidad con el universo. Hay mucha luz y amor en el mundo, millones de seres despiertos que reciben, emiten y potencializan esta energía, estaré atenta para contactar y conectar con ellos, dondequiera que estos se encuentren. No es apagando la luz del otro como lograremos que brilla la nuestra, como decía Gandhi; sino compartiéndola con todo aquel que desee compartir, dar y recibir sin condiciones, precio o pago.
Desde esa paz, amor y unidad con el todo, con respeto y humildad; doy inicio al cambio que deseo ver en el universo.
Si ya eres parte de este despertar, lo celebro desde mi alma, si todavía no ha llegado tu momento, te invito a reflexionar en estas palabras, que solo son eso; palabras compartidas con amor.
Mary Guzmán. Tijuana B.C. 11/11/ 2012.
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