Un Niño Súper Especial

Durante mis vacaciones tuve el grato placer de observar a un adolescente especial. Lo que me llamó la atención fue que él no sabe que es diferente a los demás adolescentes, él no está consciente de sus deficiencias, de las cosas que no puede hacer, son sus papás los que las ven y les angustia todo lo que piensan que el niño no va a poder hacer. Él les demostró lo equivocados que estaban. Participó en un partido de volleyball. Él no pudo contestar una sola vez los tiros pero salió feliz de haber participado. Luego convencí a su papá de que lo dejara ir a él solo a escuchar un concierto de media hora que organizaba el hotel en la playa y que le avisara cuando estuviera de regreso en su cuarto. Lo hizo esa noche y la siguiente sin ningún problema. Después vio que iban a hacer una demostración de buceo en la alberca para que los que les gustara tomaran la clase al día siguiente. El niño le dijo a su papá que quería participar, el papá le dio permiso y el niño lo hizo tan bien que el instructor le ofreció darle el curso de buceo gratis y darle su certificado. Cuando la mamá se enteró armó un lío y dijo que había puesto en riesgo a su hijo y que no le parecía bien que tomara el curso pero el papá vio tan feliz a su hijo que le permitió tomarlo. Al regreso, en el aeropuerto, el niño quería algo de una máquina expendedora y su papá le dio un billete y le dijo que pidiera que le lo cambiaran en alguna tienda. Nadie quería cambiárselo pero el niño siguió intentando y de pronto desapareció de la vista del papá que salió corriendo a buscarlo. El niño venía de regreso feliz porque consiguió que un taxista le cambiara el billete y ya podía comprar lo que quería. Lo felicité y le dije que era un niño con muchos recursos, que siempre se las arreglaba para conseguir lo que quería. Me miró sorprendido y preguntó si yo lo había visto hacer algo así en alguna otra ocasión, yo le dije que sí, que lo había visto resolver un problema que había tenido porque nadie más le había ayudado y lo había hecho solo. Recordar esa otra ocasión en que había resuelto él solo un problema, lo hizo sentir muy seguro y orgulloso. El niño que había ido al viaje ya no era el mismo niño miedoso e inseguro que llegó a la playa, el niño que regresó era un niño exitoso, seguro y orgulloso de sí mismo que tenía muchas cosas que contar que lo hicieron sentir importante. No sé quién cambió más, si él o sus papás, ese viaje fue un parteaguas para él y para ellos que se dieron cuenta de que ellos tenían muchas más limitaciones que su hijo y que el niño era capaz de mucho más de lo que ellos pensaban que podía hacer. Para el papá fue un alivio darse cuenta de cuántas cosas era capaz de hacer su hijo y eso lo hizo sentir muy feliz y orgulloso y empezó a ver un futuro más brillante para su hijo, no el de una persona limitada. No se necesitan años ni meses ni cosas grandiosas para que un niño o adolescente especial se sienta orgulloso de sí mismo, son los pequeños logros que al irse acumulando los hacen sentir seguros, exitosos y felices. Está demostrado que las personas son capaces de hacer cosas que no deberían poder hacer simplemente porque creen que pueden.
En mi trabajo con niños y adolescentes especiales nunca me he topado con uno solo que me haya decepcionado, al contrario, siempre exceden mis expectativas y ellos me han dado lecciones mucho más valiosas de las que yo les podría dar a ellos. Para mí esos niños no son especiales, para mí son niños súper especiales.

Foto de Life Coaching - Reinvéntate, Hazlo Personal.
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