Hola queridas amigas de esta red:En la vida hay cosas de las que nos sentimos orgullosas... algunas tienen una casa impecable, otras, hijos maravillosos, atentos y responsables. Yo pertenezco a un pequeño grupo que también tiene algo de lo cual enorgullecerse, el "selecto" grupo de mujeres que se rompen el lomo todos los días en un empleo para llevar alimento a los estómagos de sus hijos.En alguna otra ocasión les platicaba en son de broma acerca de mis inicios como mujer obrera, con 17 años de edad, un certificado de bachillerato general, y sin mas experiencia laboral que la de atender un puesto de nieves propiedad de un amigo de mi familia y como boletera en un cine de rancho. Con tan tremendos antecedentes de trabajo, un dia me dí un tope contra la vida, tenía una hija a la cual sacar adelante, y había que conseguir algo estable y mas o menos remunerado, lo suficiente como para pagar comida y un lugar donde medio habitar. Un golpe de suerte me llevó a una empresa, la primer maquiladora en la cual tuve el orgullo de trabajar, a la cuál le guardo el agradecimiento mas grande que puedo tenerle a alguna en la vida, IBM planta de El Salto, Jalisco, como una de tantas cientos de obreras que pasaban (por lo menos) 8 horas diarias de pie en las lineas de ensamblaje final y retrabajo de piezas. Ese, quizá, hubiese sido el trabajo perfecto, de no ser porque con el aroma a acetona industrial y alcohol isopropílico que inundaba el ambiente hacia que todas salieramos "involuntariamente pachecas". Sin embargo, precisamente ese sitio fue el que me enseñó una de las mas valiosas lecciones que he recibido en la vida: no importa como llegues aquí, siempre queda una puerta mas a la cuál llamar para seguir andando. Aprendí que un patrón puede ser sensible ante tus necesidades, que cada una de las que estábamos poniendo y quitando partes de equipos de cómputo teniamos hambre de seguir adelante. Mentiría si dijera que el salario era fenomenal, pero "si Dios nos socorría" podiamos quedarnos un segundo turno a cubrir a alguna compañera que hubiese faltado, aunque estuvieramos muertas de cansancio por tanto tiempo inmóviles de pie, aterrizadas a una mesa para no dañar los componentes electrónicos con descargas estáticas. En esa época, hacía milagros para poder trabajar aún esos dobles turnos mortales, atender mi casa y a mi hija, acceder a uno de las docenas de cursos de capacitación (no remunerados) para obtener las certificaciones que la empresa daba y que eran las que podían abrir las puertas a un futuro ascenso. Mi supervisor de aquel tiempo me dijo un día "la maquila se traga a las mujeres... estudia, supérate... ponte en la mente que esto no es todo lo que hay para ti". Si algo he tenido en esta vida es suerte, y a tiros y tirones, hace muchos años deje esos empleos de obrera maquilera, gracias a los cuales hoy ostento un título universitario ganado verdaderamente con sangre. Sin embargo nada me va a hacer olvidar los años que compartí con cientos de chicas que como yo, llegaban a esas empresas apenas amaneciendo en los camiones atestados de gente y dejaban un poco de ellas a lo mejor en uno de los aparatos que adornan tu sala de estar o tu recámara.Este 28 de octubre, en Ciudad Juarez, un camión que transportaba a mis compañeras maquileras, fue baleado, dejando como saldo a cinco operadoras muertas y catorce mas heridas de gravedad. Eran sencillamente mujeres que regresaban a sus casas tras sus jornadas en un empleo "poco significativo". No creo que ninguna de ellas se emparente con Calderón, con Blake, o ya de perdis, con mi querido Carstens, y talvez ése es el motivo por el cuál la noticia fue un chispazo que sólo merece la mención de noventa segundos en los medios de comunicación. Para ellas no hay cobertura internacional minuto a minuto, y no se si ustedes pudieron encontrar alguna postura de Lipe acerca de este asunto, pero yo no la encontré. Para mi, ese señor que trabaja de Presidente de la República, ahora es sólo Lipe, porque desde hace mucho le perdí la Fe. Eso si, nadie puede negar que el hombre ha cumplido una de sus promesas: Que en la guerra contra la inseguridad, iba a haber muchos muertos... y ya rebasamos los 30,000.Como mujer, como obrera maquilera, quiero reclamar algo, NO ES POSIBLE QUE MUJERES QUE LEVANTAN ESTE PAÍS ROMPIÉNDOSE LA MADRE TODOS LOS DIAS, SEAN VICTIMAS DE ESTE TIPO DE ATAQUES VILES Y DETESTABLES. ¿Dónde está la seguridad tan cacareada? Quiero ver los avances, quiero justicia para esas mujeres, para sus hijos, para sus familias... Quiero resultados, y no las palabras monas de discurso meticulosamente cuidado para fines electoreros. La muerte no se soluciona, nada las va a levantar del cementerio, ni el castigo a las manos criminales que las llevaron a la tumba, ni a las otras manos embarradas también de harta sangre, que no hacen nada para evitarlo. Espero que por lo menos hayan estado con un registro regular ante el IMSS, que permita a sus deudos acceder a lo que económicamente de ley les corresponda a un atentado de trayecto... Espero que no les aprieten las manos a las familias ni les endulcen los oídos con un "los vamos a apoyar"... ¡HAGAN JUSTICIA!
realmente me dejas sin palabras porque es cierto lo que dices, debemos de exigir justicia para esasa mujeres que trabajaban día con día para llevar el sustento a sus familias y que merecen todo nuestro respeto.
Hola Ana K., un gusto volverte a leer, y bien por lo que dices, levantemos la voz por todas las mujeres como dices " que se parten la madre" para llevar un sustento a sus hogares y no solo estas que están perdidas en la inmensidad de la injustica sino por todas aquellas que día a día están muertas en vida., por su precaria economía y bajo nivel de vida., por las muertas y por las vivas , por todas nuestras congéneres que padecen y han padecido situaciones iguales.....gracias por recordarnos que debemos actuar y que la indiferencia ante estas muertes no llegue y se estacione en nuestra vida!! que deje de sorprendernos y dolernos estas vidas!!
Me da gusto que personas como tú se levanten y hablen de estos temas, eso habla de tu corazón compasivo y generoso. Comparto contigo la esperanza de que se haga justicia para esas familias.
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Un abrazo.
Patricia Alvarado.