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Actualmente vivimos tiempos muy difíciles y llenos de problemas que nos afectan en nuestra vida cotidiana. Tenemos que soportar las continuas alzas en los precios de los productos o en los servicios que necesitamos; nos acosa la inseguridad pública y permanecemos con el temor de que nuestra vida o patrimonio se vea afectado en cualquier momento; existe un alto índice de desempleo y, por si esto fuera poco, el ritmo normal de las actividades diarias nos lleva a padecer un continuo estado de agitación, nerviosismo y estrés.

Asimismo, una gran cantidad de personas enfrentan serios problemas emocionales y psicológicos: depresiones, inseguridad y baja autoestima, conflictos con la pareja o con la familia, la pérdida de algún ser querido, hábitos negativos o dependencias hacia el alcohol, el cigarro o las drogas, y todo esto sin contar las inevitables enfermedades físicas a las que todos estamos expuestos.

Cada uno de estos problemas nos impiden concebir lo que es la paz y tranquilidad, mucho menos poderla disfrutar en algún momento de la vida. Parece algo imposible y que sólo pueden tener aquellos que están completamente alejados de la sociedad y que no tienen premuras económicas. Sin embargo, todos requerimos de algún momento de descanso, relajación y paz mental, porque eso es fundamental para sentirnos bien con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

En esta ocasión quiero ofrecerles unas sencillas recomendaciones que, llevadas a la práctica, serán de gran ayuda para alcanzar la paz y tranquilidad que necesitamos. Y si esto no es totalmente posible, por lo menos lograrán que sus propias actitudes hacia las circunstancias no contribuyan a incrementar la angustia, el estrés y el agotamiento emocional.

1. Procura no juzgarte duramente a ti mismo.

Muchas personas son sus peores jueces, los más implacables y severos, diciéndose a sí mismos una gran cantidad de cosas negativas que dañan mucho su autoestima. De nada te sirve sentirte incapaz de hacer algo bien o desvalorizar tus sentimientos y emociones. Todas las personas poseemos rasgos positivos que hay que sacar a la luz y desarrollar plenamente su potencial. Aunque estés consciente de tener algunas deficiencias, en lugar de criticarte, lo mejor sería poner todo de tu parte y trabajar para corregirlas y superarlas.

2. Evita juzgar las ideas o acciones de los demás.

Procura ser tolerante con las debilidades y carencias de quienes te rodean, nadie es perfecto. Es inútil y desgastante criticar a los demás o intentar dirigir sus vidas, aunque creas que es por su bien. También es fundamental respetar las diferencias de carácter u opinión; no es obligatorio que todos coincidan con tus propias ideas o creencias. Por supuesto que tampoco hay que ser tan comprensivos al grado de permitir que nos falten al respeto o afecten nuestra integridad. Hay que mantener la distancia respecto a aquellas personas particularmente difíciles o conflictivas.

3. No te enganches en las discusiones ni te sientas ofendido por lo que otros te hagan.

En este caso se trata de reaccionar con madurez y ecuanimidad ante los actos de otras personas. No tiene ningún sentido involucrarnos en discusiones interminables con la pareja, la familia, compañeros de trabajo, etc. Hacerlo sólo nos puede llevar a decir cosas que en realidad no queremos o a lastimarnos profundamente el uno al otro. Es mejor hablar con inteligencia y cuando los ánimos están más calmados. Tampoco hay que ser tan susceptibles para que por cualquier comentario nos sintamos agredidos u ofendidos. Reflexiona en las verdaderas intenciones de la otra persona antes de malinterpretar sus palabras o acciones.

4. No manipules o chantajees a los demás para que hagan lo que tú quieres.

Es muy desgastante e inútil dirigir tus esfuerzos a tratar de controlar la vida de los demás, porque nunca vas a conseguirlo y estarás atentando contra la libertad del otro. Si tienes alguna necesidad o quieres solicitar la atención de otra persona, más vale hacerlo hablando con claridad y exponiendo sinceramente tus deseos, en lugar de manipular o chantajear. Estos son recursos infantiles y propios de una personalidad poco segura y sin autoestima porque implican que no te sientes lo suficientemente valioso para que te hagan caso sin tener que recurrir a trucos y artimañas.

5. No te preocupes excesivamente por los asuntos cotidianos.

Los problemas que enfrentamos diariamente no van a mejorar o a desaparecer simplemente con la preocupación o la angustia. Por el contrario, sólo nos amargaremos la vida. Es más útil actuar firme y decididamente sobre aquello que está en nuestras manos resolver. En todo lo demás lo mejor es prepararnos, tomar precauciones y confiar en que tarde o temprano las situaciones conflictivas mejorará de una u otra forma.

6. Siéntete conectado con los demás y con la naturaleza.

Resulta muy reconfortante buscar el lado bueno en nuestras relaciones interpersonales. Disfrutar de la compañía de amistades, compañeros, familiares, etc. que nos brinden confianza, seguridad y tranquilidad emocional. Asimismo, te ayudará mucho orar, meditar, escuchar música o practicar cualquier actividad que contribuya a elevar tu espíritu y a tener pensamientos positivos sobre la vida.

7. Sonríe y ve el mundo con los ojos del corazón.

Nunca hay que perder el contacto con el niño interior que todos tenemos en nuestro corazón. Procura ser feliz y afronta las dificultades con valor y entereza, pero con un ánimo optimista y positivo. Aprende a mantener una sonrisa en el rostro como señal de que te sientes bien contigo y con el mundo que te rodea.

8. Aumenta tu capacidad de dar y recibir amor, sin miedos o desconfianzas.

En cualquiera de las relaciones personales que iniciemos hay que entregarnos plenamente, con la seguridad y confianza de que nada malo nos va a ocurrir. Aleja el temor, la inseguridad, los celos y la envidia que sólo conducen al dolor y la amargura. Obviamente antes dedica un poco de tiempo para conocer muy bien a las personas a quienes abres tu corazón, fija tu atención en que no sean personas egoístas, inmaduras, negativas, con malos hábitos de vida y que puedan dañar tu autoestima y seguridad personal. De la misma forma, sé capaz de recibir y disfrutar el amor que los demás te ofrecen, en lugar de cerrarte o levantar murallas a tu alrededor para protegerte de males o agresiones que sólo están en tu mente.

9. Piensa y actúa de manera confiada, olvidándote de los miedos originados en experiencias pasadas.

De nada va a servir sentir temor por todos los peligros e inseguridades que nos acechan, aunque estos sean reales o los hayamos experimentado en carne propia. Lo mejor que podemos hacer es aprender de los errores pasados, corregirlos y actuar con seguridad confiando en nuestros recursos, capacidades y talentos.

10. Deja que las cosas fluyan y sucedan como tienen que hacerlo.

En realidad no está en nuestras manos hacer algo para evitar que las desgracias ocurran. Desafortunadamente la vida es así. Lo único que podemos hacer es estar preparados para resistir con valor, así como tener la suficiente capacidad para salir adelante cuando algo malo nos ha sucedido. Muchas de las cosas que pasan, buenas o malas, pueden sernos de gran utilidad para enriquecernos y fortalecer nuestro carácter. Por ello hay que ver estos acontecimientos, no como una tragedia que nos ocasiona dolor, sino como una oportunidad que nos ofrece la vida para ser mejores a cada momento.

11. Aprende a disfrutar y valorar plenamente cada momento de tu vida.

No te dejes llevar por la tristeza, el dolor o la angustia. Siempre se nos va a presentar la posibilidad de vivir experiencias agradables y satisfactorias tanto a nivel personal como en el trabajo o en las relaciones con los demás. Hay que aceptarlas plenamente y gozarlas al máximo. Inclusive los aspectos negativos hay que tomarlos con filosofía y valorarlos como una posibilidad de aprendizaje y superación.

La esencia de estas sugerencias es que no permitas que los problemas diarios te afecten al grado de sentirte agobiado, sin esperanza, con un futuro negro y plagado de dificultades, donde la posibilidad de salir adelante, tanto a nivel individual como colectivo, parezca una ilusión inalcanzable. La vida ofrece muchas satisfacciones y alegrías a todos aquellos que no caen en el derrotismo, la apatía o la frustración. Si pones de tu parte para modificar tu actitud, la recompensa no tardarás mucho en verla reflejada en tu propia vida.