Temor a pedir un aumento, cual si fuera miedo a un lobo hambriento

Como te mencioné anteriormente la mayoría de los riesgos a los que nos enfrentamos en la actualidad no son físicos (evidentemente siguen existiendo situaciones en las que nos podemos enfrentar a riesgos físicos reales, pero comparados con los que había hace varios miles de años ahora a los que nos enfrentamos son ridículos), y sin embargo nuestros disparadores del miedo siguen tan activos como antes.

 

El problema no es sentir miedo, sino que la mayoría de la gente se paraliza y evita hacer cosas cuando lo siente y si eso fuera un evento aislado en realidad no sería mayor problema, pero desgraciadamente una vez que registramos algo que nos da miedo dejamos de actuar en dirección de lo que queremos, incluso si esto significa no buscar lo que queremos.

 

Imagina que quieres un auto nuevo y sabes que mereces un aumento de sueldo que te permitiría obtenerlo fácilmente. Has visto ya como les han subido el sueldo a varios colegas tuyos que de hecho han tenido mucho menores resultados que tú y uno de ellos incluso lleva menos tiempo.

 

Te preguntas sobre cómo le habrán hecho y al investigar descubres que ninguno tiene influencias, sino que simplemente cada uno ha ido a la oficina del jefe a solicitar su respectivo aumento y todos comentan que ha sido una situación un poco difícil pues han tenido que justificar su trabajo, pero que al final el jefe resulta ser una persona que aunque fría, reconoce el esfuerzo.

 

En un principio optas por esperar un tiempo a que te llamen, pues se te hace lo más justo que reconozcan tu labor, pero al cabo de algunas semanas lo único que ha pasado es que un par de personas más han ido a solicitar un aumento y a uno de ellos se lo dan y al otro se lo niegan.

 

¡Qué mala suerte! Piensas, pues ya casi cuando estabas a punto de atreverte a hablar con el jefe para tu merecido aumento te enteras de que a uno de tus colegas le han negado el suyo. Eso te hace dudar mucho más y sigue pasando el tiempo (qué tal que a ti también te dicen que no).

 

Pensémoslo por un instante, en realidad cada uno de los empleados seguramente sintió en mayor o menor medida algo de miedo de ir a hablar, pues el miedo es una alarma ante los posibles riesgos que oculta lo desconocido, algo muy útil si se trataba de entrar en una cueva potencialmente habitada por animales como lobos, osos o cualquier otro animal que pudiera fácilmente matar al humano, pero lo que la mayoría de la gente no sabe es que hoy por hoy nuestros sistemas fisiológicos de alarma no se han actualizado y nuestro cerebro sigue mandando una señal de peligro ante lo desconocido, lo que se traduce como miedo.

 

Piénsalo por un instante, realmente el jefe estaría en problemas legales muy serios si tratara de comerse a sus empleados cuando le piden un aumento. En realidad la persona tiene miedo a algo que ni siquiera ha reflexionado suficientemente pues si su jefe le dice que no le puede dar el aumento simplemente quedó como antes y no perdió nada, pero por el miedo a sentir un rechazo evita un potencial éxito. Incluso si el jefe le dice que no, eso no es un fracaso del todo, pues hay muchas situaciones posibles, desde el entender cuál es la razón por la que aún no es merecedor de un aumento y así corregirlo, hasta una situación una situación más extrema en la que su jefe no le quisiera dar un aumento por ser un explotador, en cuyo caso darse cuenta de eso y empezar a pensar en cambiar de trabajo puede ser una solución aceptable.

 

Finalmente después de ver a un par de colegas tuyos ir a hablar con el jefe decides que no importa lo que les digan a ellos, sino que tú empiezas a visualizar tu aumento como algo que mereces y entras a hablar con tu jefe. Para tu sorpresa él te dice que ya te habías tardado pero que quería que tú lo buscaras pues era la última cualidad que te faltaba para que te pudiera promover. Te sorprendes ya que tú ibas solamente por un aumento que te permitiera comprar un carro y de pronto tu jefe te quiere promover a un puesto en el que vas a ganar casi el doble y además vas a hacer las cosas que te apasionan.

 

Esa noche al llegar a casa sientes el cuerpo raro y te preguntas por qué no hiciste eso antes, y si supieras escuchar, tu cerebro te diría que tu amígdala, parte del mismo responsable de registrar los eventos potencialmente peligrosos y disparar la sensación del miedo al cuerpo en realidad hizo todo eso por protegerte, pero como no estaba actualizada la información tenía la idea de que eso era un peligro real y que te estaba haciendo un favor.

 

En realidad el miedo no es nuestro enemigo, pero mal comprendido tampoco parece un buen amigo. Es importante aprender a reconocer cuando aparece y las posibles consecuencias. Tener diálogos internos conscientemente nos ayuda a identificar situaciones que pueden estar alejándonos de nuestra vida ideal

 

 

Gustavo Aglez

 

Facebook.com/GustavoAglez

Twitter: @GusAglez 

Youtube: Gustavo Glez

www.deldeseoalexito

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos

Comentarios

This reply was deleted.