¿TE MERECES LA FELICIDAD?

Rogelio López Nava mujer-pensativa.jpg?width=545

Con mucha frecuencia nos topamos con la idea de que el fin último de todos los pobladores de la tierra, es encontrar la dicha total, pero lejos de pensar en lo que realmente la produce, nos inclinamos por creen que en la medida en que podamos adquirir cuanto objeto material se nos antoje o nos dé estatus en el medio en el que nos desenvolvemos, generemos dinero o nos hagamos de títulos académicos y ganemos jerarquía en el lugar en el que trabajamos.

Afortunadamente la realidad es muy diferente y el hecho de experimentar la felicidad no es un bien que esté limitado para unos cuántos, sino que cualquier persona, por el simple hecho de desearla, puede aspirar a ella debido a que nacemos con esa predisposición, sin embargo, por curioso que parezca hay quienes no están dispuestos a buscarla o lo hacen en el lugar equivocado.

“No se trata de desprestigiar los bienes materiales, ni los logros, pues son elementos que nos brindan bienestar, pero esto es pasajero, la verdadera felicidad no viene de algo externo, es algo interior que se consigue gracias al control que poseemos sobre nuestra vida interna, y es algo que se da solamente en el presente. Cuando nos focalizamos emocionalmente en recuerdos del pasado o nos preocupamos por lo que nos depara el futuro, le damos vida a esas situaciones ya sea para bien o para mal, lo cual nos distrae de lo que ahora sucede e impide disfrutar de lo que ahora tenemos”, explica Ricardo Eiriz, autor del libro Un curso de felicidad, Editorial Sirio.

Cree que es para ti

Ciertamente todos tenemos derecho a ella, pero hay que recordar la premisa del libre albedrío: aunque todo está a la disposición de cada persona, uno tiene la opción de seleccionar lo que desea para sí. Entonces, si nuestro anhelo es alcanzar este estado, lo primero es aceptar que merecemos ser felices en el momento mismo que estamos viviendo y con las condiciones que tenemos, sin condicionar a que algo suceda o lleguemos a poseer un bien material e incluso que depositemos esa esperanza en otra persona.

“La propuesta es generar un cambio interior, vibrar con emociones y pensamientos positivos. Si por ahora observamos que no los tenemos, o que están condicionados a traer a la mente eventos pasado o que puedan registrarse en el futuro, es momento de volver al aquí y ahora, enfocarnos en el tiempo presente, cómo nos sentimos y qué podemos hacer para generarnos bienestar. Si conquistamos esta parte, podemos tener acceso a la felicidad”, dice el autor.

Es cierto que parece un ejercicio muy ambicioso desde pensar que no requerimos de nada más para alcanzar ese estado al que todos aspiramos, pues sin duda el deseo de tener acceso a bienes, experiencias y compartir con personas que son importantes para nosotros, es parte del medio en el que nos desarrollamos e independientemente de ello, hemos aprendido a crear apego a todo eso pues desde temprana edad nos inculcan que logramos el éxito a partir de que cumplimos con dichos estándares.

Sin embargo, siempre hay oportunidad de cambiar la perspectiva, y sí, esforzarnos por obtener lo que deseamos, pero sin perder de vista que ni las propiedades, ni los títulos e incluso ni las personas, son lo que nos proporcionan la felicidad, pues ésta la conseguimos a partir de que estamos en equilibrio con nosotros mismos, lo que hace posible que todo lo demás sea circunstancial en nuestra vida.

Para ver

Bajo el sol de Toscana

Dirige Audrey Wells

Estados Unidos, 2003

 

Colaboración de Fundación Teletón México.

“La resiliencia te hace crecer en la adversidad”.

Bojorge@teleton.org.mx

 

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