Cuando escuchamos que una persona es molestada y hostigada en su trabajo, en realidad, creemos que son situaciones comunes dentro de los centros laborales ó escolares, sin embargo, no imaginamos que es un delito. Mayormente mujeres son quienes padecen éste tipo de conductas, derivadas de una relación de poder, de jerarquía, quién la vive evidentemente, se ve obligada a soportarlo ante la posibilidad de perder su posición laboral ó escolar, motivo por el cual sintiendo soledad, impotencia, miedo, angustia, solo tienen como opción callar, aguantar, tolerar.
Hay hombres que padecen estos comportamientos, aunque sin duda en menor porcentaje, ya que hoy la equidad de género ha colocado a mujeres exitosas en puestos directivos con subordinados bajo su mando, por lo que aprovechan tal situación para forzarlos a vivir situaciones que les hace casi imposible ventilar, ya que además queda en tela de juicio su hombría, su masculinidad.
¿En qué consiste el hostigamiento sexual? Piropos ó comentarios no deseados ni solicitados, miradas lascivas, molestas, morbosas, burlas, bromas con alto contenido sexual, roces, contacto físico no deseado, presión para tener relaciones sexuales, así de sutil, así de grave, cada día encontrarse con una nueva molestia, un nuevo temor incluso a perder el empleo por intentar poner un límite.
Y a pesar de que día a día cientos, quizás miles de personas sufren éste comportamiento por parte de sus superiores, son temas, escondidos, secretos del que tal vez nadie quiere hablar, nadie quiere decir, dá pena, dá vergüenza, quien lo sufre tiene miedo de las represalias en caso de expresar el daño sufrido, daño que en realidad no solo afectaría a la victima en su persona y en su productividad sino también a su familia y aún mas a las Instituciones en las que se desenvuelven, ya sean públicas o privadas, las que de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo las empresas pueden llegar a perder millones de pesos por absentismo y baja productividad.
Y las consecuencias emocionales y físicos de quien lo padece está desde estrés, dolores de cabeza, nerviosismo hasta dolores estomacales, gastritis, etc.
El hostigamiento sexual es un delito tipificado por nuestra legislación. Así, el Artículo 179 del Código Penal para el Distrito Federal ordena: “Al que acose sexualmente con la amenaza de causarle a la víctima un mal relacionado respecto a la actividad que los vincule, se le impondrá de seis meses a tres años de prisión. Si el hostigador fuese servidor público y se aprovechare de esa circunstancia, además de la pena prevista, se le impondrá destitución por un lapso igual al de la pena de prisión impuesta.”
Entre los principales factores de riesgo para ser víctima de tan denigrante delito, están la baja autoestima, desconocimiento de derechos e incluso la ignorancia de que se está en presencia de un delito, haber sido ya víctima de violencia de género y peor aún ausencia de políticas institucionales a fin de prevenir tal delito.
Este delito únicamente se persigue por querella, es decir, únicamente quien lo sufre está facultada para acudir ante las autoridades competentes a presentar su denuncia. Lo que lo hace más delicado ya que quién lo padece antes de denunciar, sin duda, tendrá que empoderarse, siendo así difícil que lo hagan, además del temor a sufrir consecuencias, sin embargo al romper la barrera del miedo, romperá con las cadenas de dolor sufridas y se liberará de quienes le causen ése daño en el presente y probablemente evitará futuros daños al reafirmar su posibilidad de autocuidarse.
¿Conoces a alguien que esté padeciendo ésta conducta delictiva, sabrá que es víctima de un delito, crees que ésta información le sería de utilidad?
Y recuerda como siempre que ¡NO ESTAS SOLA!
Lic. Claudia Torres G.
Abogada familiar y corporativa, mediadora y negociadora
Autora del libro “¡POR FAVOR NO LO HAGA!”
abogadaclaudiatorres@hotmail.com
Facebook: claudia torres
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