Para los habitantes de la Ciudad de México, es común en estos días, transitar por los "estados emocionales" que nos regala la naturaleza, de pasar de tener una tarde de los más calurosa a recibir una fuerte lluvia y granizada. Así hemos estado en las últimas semanas, me parece que desde finales de marzo. No obstante, lo que es un hecho inequívoco, es que a la fecha, y después de los temblores del año pasado, uno del 7 de septiembre, minutos antes de la media noche con magnitud de 8.2 grados en la escala de Richter, y otro del 19 de septiembre en pleno día, con una magnitud de 7.2 en la misma escala, nos han dejado con un sabor de boca y una sensación de desasosiego terrible. No es sano vivir en constante ansiedad. Como psicólogo lo tengo presente. No obstante, como ser humano y como parte de una familia, es una sensación de impotencia la que me rodea, dado que es muy poco lo que se le puede brindar de sensación de seguridad a una familia. Personalmente, nunca había sentido tanto terror como con ese terremoto del día 19 de septiembre del año pasado. Estábamos acostumbrados de saber que contamos con una Alerta Sísimica que nos proporciona un tiempo de unos sesenta segundos aproximadamente, para salvaguardarnos, no obstante ese día sonó después de que ya se sentía el movimiento en toda su brutalidad. Por supuesto, no es deseable para nadie, que viva una experiencia de esas dimensiones, en ningún lugar. A nosotros nos tomó desprevenidos, si tomamos el hecho de que precisamente en ese día se conmemora un año más del temblor de 1985, aquel en el que se perdieron muchísimas vidas y en el que se evidenció las prácticas corruptas de construcción y de trabajo forzado e inhumano de las mujeres que quedaron atrapadas en las maquiladoras de Calzada de Tlalpan.

Se tomó ese día como un día que sería recordado tristemente en adelante, por la enorme cantidad de vidas humanas que se perdieron. Ese mismo movimiento de 1985, fue el que dió pie a que se implementara años después la Alerta Sísmica que hoy en día nos ha avisa, segundos antes de que se aproxime otro temblor. Actualmente, si suena la alerta, no sabemos de qué magnitud será. Esa nunca la sabemos, hasta minutos después mucho insistir en la página del Sismológico de la UNAM. Por lo tanto, el año pasado, como en años anteriores, se anunció que habría un simulacro a las 11 de la mañana. Sucedió el simulacro, claro. Lo que nunca esperamos fue un sismo de una fuerza increíble, como muchos de nosotros jamás habíamos experimentado. Lo que busco en el lector es que pueda comprender que, después de ese día, ya no ha vuelto a ser lo mismo para los habitantes de esta ciudad. La alerta nos ha prevenido y nos hemos puesto a salvo. Sin embargo, escuchar ese sonido hace que se eleven los niveles de adrenalina y de pánico en gran cantidad de personas, de forma increíblemente rápida, todo por ponernos a salvo.

Ayer en la tarde-noche de nueva cuenta, después de un día con un calorón, seguida de una lluvia y granizada tremenda, suena la alerta sísimica y otra vez, a caminar lo más rápido posible (sí, en verdad se siente mucho miedo con ese sonido), aunque afortunadamente no pasó a mayores. Siempre es esa interrogante después de que suena y estamos en un lugar que es seguro para mí y mi familia, la incertidumbre de no saber cómo y con qué fuerza llegará el movimiento telúrico. Es eso, incertidumbre. Como mencionaba, la cosa no llegó a mayores, aunque sí me preocupa mucho una de mis hermanas pues ella vive en un piso doce de un edificio y, quienes han vivido un temblor dentro de un inmueble de estos, reconoce que en un edificio se siente todavía más fuerte un temblor. Afortunadamente, todos bien y a salvo.

Aunado a estas vivencias que nos han dejado estos acontecimientos de la naturaleza, momentos después, se da inicio a un debate presidencial, que más que propuestas, escucho y veo ataques, ataques y más ataques. Aunque ya sé por quién voy a votar, me gustaría ver una mayor calidad, tanto de candidatos como de propuestas y propaganda, y no toda esta porquería de campañas que nos han endilgado, un día sí y al siguiente también. No abordo más ese tema pues sería entrar en un terreno escabroso y delicado para muchos.

Deseándoles una semana llena de éxitos.

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