SIN MARCHA ATRAS...

Hoy, después del 8 y 9 de marzo del 2020, no hay marcha atrás, nuevamente y como siempre, mujeres y hombres, tenemos una oportunidad histórica de hacer una transformación, juntos, de la mano, como equipo, cómo uno solo, para erradicar la violencia de nuestras vidas, en todas nuestras facetas: en la pareja, en la familia, en el trabajo que también es fuente de violencia. El feminicidio es el grado extremo de violencia, el límite, la conducta más reprobable y deplorable del ser humano, si es que se les puede llamar humanos a quienes lo cometen, sin embargo, hay tantas conductas diarias tan violentas, que de tan "simples" no se notan, no se reconocen, ni siquiera se viven como violencia, son casi como del diario, como parte del leguaje, del comportamiento diario, quien la ejerce quizás no se dá cuenta que lo es, tal vez porque creció sufriéndola y para quien la sufre llega a creer que el trato que recibe es "normal", la violencia está neutralizada, está adentro de nuestros hogares y de nuestros trabajos, en las calles, hoy tenemos que estar muy atentos a ésos pequeños actos de violencia, y NO permitirlos, tomar nuestra fuerza interna, regresar a nuestro espiritu y con toda la decisión poner límites, los límites son a tiempo, no cuando ya no hay tiempo, conductas como los celos, la ley del hielo, los pequeños jalones, las "insignificantes" groserías, malas palabras, chantajes, empujones y tantas y tantas conductas que ya en otro momento volveré a comentar, son violencia y hay que reconocerlas como eso, como lo que son, violencia y erradicarlas, no permitirla en nuestra vida, no nada más por nosotros, -nuestros hijos si es que los tenemos- son nuestros grandes observadores, calladitos no sólo nos ven, sino también sufren, se espantan, tienen miedo y lo peor, están aprendiendo... somos sus grandes maestros de 24 horas, 24x7. Cómo lograr un cambio si ellos están creciendo viéndonos recibir violencia o ejercerla, cómo erradicar ése miedo en ellos y en quién se instala, en quien sufre violencia, miedo por el simple hecho de existir, de sufrir cada día un acto más de violencia, el miedo se respira, se siente, se percibe, se come, se duerme, cuando se sufre violencia el gran compañero de la vida es el espantoso miedo.
Hay que darnos cuenta del mundo que nosotros mismos estamos permitiendo y generando, hay que tratarnos bien, con cuidado, con amabilidad, con delicadeza, con atención al ser humano que somos. Merecemos todo el respeto por el simple hecho de ser humanos. Por nosotros y por nuestros hijos, por el bien de todos, el cuidado empieza en uno mismo, si estás sufriendo la más mínima violencia date cuenta, reconócela, escúchate y haz algo, pon un límite, llénate de redes de apoyo, platícalo, si es necesario denuncia, lo peor es la omisión, creer que va a pasar, nada más equivocado, la violencia si no se detiene siempre va en escalada.
Y sí por el contrario, tu violentas no solo a ti, sino a quien o quienes te rodean, sin duda es tiempo de hacer cambios, pide ayuda, quizás estás tan lastimada o lastimado por la vida que creas que es la forma correcta de relacionarte, pero hay otra forma de vivir, y claro que se puede cambiar.
Y sí conoces a alguien que está sufriendo violencia y no hace nada, acompáñalo, mantente cerca y si es necesario denuncia, claro que lo puedes hacer, todos somos uno, nada más grave que no actuar, que el no hacer.
Hoy es tiempo de transformar nuestras vidas, nuestras preciosas vidas, no hay tiempo para vivir con miedo.

Y recuerda como siempre, que no estás sola!

 

Lic. Claudia Torres G.

Abogada y coach legal

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