“SILLA MILENARIA”

 

Mi infancia transcurrió allá en Monterrey, maravillosa tierra soberana rodeada por montañas. Y desde aquel entonces contemplé por horas enteras el Cerro de la Silla, que me trasmitía la sensación de cobijo y envolvía con fuerza mi espíritu y mi sensibilidad.

Por eso, en esta cálida tarde tengo el deseo de compartir con ustedes algunas reflexiones en torno a tan misteriosa elevación, hecha no sólo de tierra sino, al parecer, por una mezcla divina de acero, titanio y otros componentes que bien guarda en su corazón secretos tesoros.

Desde esos años de mi niñez aquella monumental mole se convirtió para mí en compañía y en brújula, no solamente geográfica, sino también plástica y existencial. Era tal mi tendencia a la contemplación que solían llamarme “niña nostálgica” o “niña de las nubes” por mi carácter melancólico, aunque, a decir verdad, fui realmente feliz en aquella época.

Con el tiempo asumí mi condición de regia, de mujer fuerte, una norteña de verdad, de pura cepa. Y en todo ese trayecto, la Silla seguía ahí, deslumbrante. Enaltecida con sus más de mil quinientos metros, aunque para mí llegaba hasta el meritito cielo, a ese punto donde se elevaba mi mano para palparla, acariciarla, pintarla.

Me contaba mi padre que fue el conquistador luso-español Alberto del Canto Díaz quien le llamó así por vez primera allá por 1577, cuando se topó con él en sus correrías a través de lo que se conocía entonces como valle de Extremadura. El enorme parecido que tiene la forma del cerro con una silla de montar hizo que ese nombre se le quedara para siempre.

Forma parte de la Sierra Madre Oriental y constituye, junto con muchas otras elevaciones de la región, una cordillera compleja en esa nuestra ciudad rodeada de enigmáticas montañas.

El Cerro de la Silla es, pues, todo un ícono del estado, a grado tal que en 1991 por decreto presidencial se le dio el título de monumento natural de la nación. Un símbolo que ha sido evocado en la literatura de grandes escritores.

Y así como ha sido nombrado por notables personajes en distintas y distantes épocas de maneras siempre poéticas, ahora yo le digo: “Eterna silla: asiento de milenios”, pues generación tras generación su imagen ha aparecido en emblemas, escudos y banderas, y en nuestros días adorna las más diversas expresiones de la cultura popular a manera de insignia, distintivo, lema, metáfora, alusión, grafía, etiqueta e incluso aparece en el anuncio orgulloso de una vulcanizadora. La lista es larga, pues lo mismo se le ve en el escudo de la ciudad de Monterrey y sucesivamente tanto en planos de la ciudad como en carteles, diplomas, trofeos, placas de automóvil, billetes de lotería, empaques de dulces, decoración de restaurantes. Toda una marca regional que refleja historia y modernidad. Porque la Silla sí que representa casi todo: orografía, paisaje, símbolo, fortaleza, civilización, obra plástica, literatura, poesía e identidad.

Con ese espíritu de amor la evoco junto a todos ustedes pues la he pintado, la pinto y seguiré pintándola cientos de veces para rendirle tributo entrañable a mi tierra, la cual, más allá de ires y venires, forma parte de mi ser.

Estas diversas sillas plasmadas por mí están acompañadas de un buen número de citas, fragmentos, versos y estrofas de destacados hombres y mujeres de letras, en su mayor parte oriundos del estado de Nuevo León, de los que Alejandro Ordorica, con conocimiento y sensibilidad, hizo una acertada investigación.

Ponemos, pues, en sus manos, un simbólico y disfrutable libro que se propone contribuir a la grandeza de nuestro Cerro de la Silla, ése que da la más cálida bienvenida a nuestros distinguidos visitantes, como si quisiera anunciarles la vigorosa esencia del alma regiomontana, su firme identidad cultural y su impresionante dinámica social.

Estoy segura de que nos envuelve la luminosidad de ese “Sol de Monterrey” –como lo dijera Alfonso Reyes, ilustre regiomontano y hombre universal– junto a la calidez de todos ustedes.

www.marthachapa.net

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Comentarios

  • Martha Chapa, qué agradable sensación leerte, no solamente eres una artista en la pintura , tienes la sensibilidad artística para trasmitir belleza también a través de la palabra. Gracias por compartir.

    Saludos.

    Marina Mazatán

  • ME FASCINA ESA CIUDAD Y ESA MONTAÑA X DIOS, QUE BELLEZA

  • GRACIAS POR COMPARTIR .

    UN ABRAZO !

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