SI TUS LÁGRIMAS HABLARAN, ¿QUÉ TE DIRÍAN?

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Yo estoy emocionadísima porque la verdad es que este era uno de mis temas, el merecimiento, te cuento lo que le pasaba a Jorge  (su nombre real no es Jorge, se cambio por respeto)

Jorge estaba en consulta, sumamente preocupado. Estaba ahí porque cursaba una maestría y no se podía recibir con la tesis, porque hacía exactamente lo que te contaba en el correo anterior. Por si no lo leíste te lo cuento de nuevo.

Era sumamente desorganizado, en lugar de tener todo junto, parecía que su mente le jugaba chueco y tenía que pararse 20 veces. “Ay, tengo sed”, en lugar de tener un vaso de agua cerca, “ay, tengo hambre” y así se echaba toda la tarde.

Estoy de acuerdo en que necesites parar para descansar y estirarte, pero no quiero decirte cuánto tiempo llevaba diciéndome: No puedo terminar Yola, ¿qué me sucede?

Le pregunté si le pasaba en otras áreas de su vida y su respuesta fue:

“Por supuesto, en mi trabajo no te imaginas. En lo que les prometo a mis hijos, en mi vida personal…” Y en ese momento que me lo cuenta se le humedecen los ojos, la voz le tiembla y me dice: “Ay, Yola, me da pena, no sé por qué se me salen las lágrimas y me tiembla la voz”.

Yola: “Jorge, recuerda, toda conducta presente tiene una historia atrás que la respalda. Cuando el niño vive algo fuerte en casa o lo sufre, es como si la energía se quedara atorada, se queda un gran dolor y ese niño crece con cuerpo de adulto. El día de mañana ese niño va a contaminar al adulto, por eso Jorge ahorita empiezas a sentirte como un niño.

Esto te puede suceder con cualquier otro evento, de repente eres un gran ejecutivo pero con alguien o en ciertos eventos te sientes como un niño y no es el adulto el que está hablando. Por eso dices: ¿Por qué con ciertas personas no puedo contestarles o hablarles?”

No acababa yo la frase, cuando volteo a ver a Jorge y veo que se está conteniendo como un adulto que no quiere dejar ver sus sentimientos, como si se tragara las lágrimas y simplemente le dije:

“Jorge, si tus lágrimas hablaran, ¿qué te dirían?”

Jorge se soltó llorando: “Me apena muchísimo decirte que no sé qué es lo que me pasa. Tengo el  éxito en mis manos y se me ha ido miles de veces. Este es mi segundo matrimonio, ahorita me encuentro mal. Mi primera mujer era lindísima y me dejó, ahora a esta mujer la amo y creo que estoy a punto de perderla si sigo así”.

Yola: “Jorge, ¿te das cuenta de que hay un tema de merecimiento y tú mismo te saboteas para terminar con tus relaciones y matrimonios? Te saboteas para no lograr el éxito en tu trabajo, con tu tesis, porque sabes que teniendo la tesis te van a promover de puesto y sientes que no te lo mereces”.

Inmediatamente Jorge me contesta: “Ups, qué razón tienes. No me había dado cuenta, ahora lo veo con claridad, definitivamente en lo que quiero trabajar en estas sesiones es el tema de merecimiento”.

Y tú, quiero que me cuentes, ¿conoces a alguien como Jorge o tú tienes algo parecido a él? ¿Cómo vives tu vida?

¿Sientes que eres merecedor de tener y de recibir? ¿O solamente te gusta dar?

Continuamos con este tema en el siguiente correo.

¡Te mando un abrazo con mucho cariño.

Yola Padilla

Creadora del programa

Autoestima a Prueba de Balas

www.yolapadilla.com

https://www.facebook.com/TerapeutaYolandaPadilla 

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