SEGURIDAD AL ALZA

Nos despertamos en enero con una mala noticia en materia de los índices de seguridad pública que prevalecen en el país.

La estadística de homicidios dolosos, según el diario Reforma, se ha desbordado y es impresionante.

En efecto, de noviembre a diciembre de 2018, se incrementaron un 65% más, coincidiendo con el cambio de gobierno, es decir, del último mes del sexenio de Enrique Peña Nieto al primero del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Los datos son escandalosos, pues los asesinatos correspondientes a noviembre fueron del orden de 537, mientras que en diciembre las víctimas alcanzaron la espeluznante cifra de 887 víctimas.

Por su parte, el Presidente López Obrador se inconformó con los datos que se dieron a conocer y se comprometió a informar sobre la estadística que ha registrado, asegurando que la violencia va en descenso. Habrá que conocerla más a fondo, aunque nos anticipamos desde ahora a suponer que no han variado en mucho y que la criminalidad sigue en altos niveles.

En este sentido, considero que confluyen dos realidades: por una parte la inercia del sexenio anterior donde año con año se incrementaban tales índices, como también el hecho de que a un mes de la presente gestión no hay aún buenos resultados.

El asunto es todavía más alarmante si partimos de que se trata de una de las promesas principales del ahora presidente, quien machaconamente nos endilgaba en su campaña como candidato, de que pronto se rebajarían los índices delictivos y la inseguridad.

Y si bien hay que concederle la reserva de la duda por el poco tiempo que lleva gobernando y que por ello todavía no se tengan los resultados deseados, es muy preocupante que ni siquiera se haya mantenido la cifra de los meses recientes, sino que hay un disparo impactante en este rubro. De igual forma, de que a pesar que se anunció ya la creación de la Guardia Nacional, y antes la Secretaría de Seguridad Pública, —además de algunas iniciativas de ley así como reuniones con los deudos de quienes han sido privados de la vida quienes por cierto en diferentes momentos manifestaron su inconformidad de que no sólo perdonar sino hacer justicia, contrariamente a lo que pretendía López Obrador— la violencia se mantiene.

El caso es que los números se acrecientan, nos abrumen y no puede pasar más tiempo para que ya se refleje una disminución significativa

En su conferencia mañanera, en la apertura del 2019, reafirmó la promesa de que esos índices irían a la baja, pues dejo estar muy concentrado y trabajando día a día en el problema. Pero serán los hechos los que a fin de cuentas convenzan y demuestren le eficacia de las medidas establecidas y las que se pretendan establecer La prioridad subsiste entonces y los focos rojos se prenden una y otra vez.

Empieza un nuevo año y tan dolorosa realidad debe variar a más tardar en marzo cuando se cumpla el primer trimestre y cuatro meses ya de un gobierno que en si empezó a gobernar y a tomar medidas desde hace casi un semestre.

Por tanto, hablamos ya de varios meses y no de uno en funciones, lo cual evidencia rezagos e incumplimientos graves hasta ahora.

 

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