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Hoy quiero compartir contigo un artículo que escribí para mi misma y el cual me ayudó a cambiar (sanar) una situación muy importante en mi vida.

(Escrito el 7/11/2014)

Yo soy madre soltera y tengo una hija de 12 años que amo con toda mi vida. Como cualquier mamá ella es la luz de mi vida. Hace algunas semanas me empecé a dar cuenta de algunos cambios en sus estados de ánimo que no me agradaban mucho. Por supuesto que he escuchado lo que me han dicho las mamás a mi alrededor: que la adolescencia es una etapa difícil, que con los adolescentes no se puede, que me preparara porque la adolescencia es una etapa de rebeldía…etc. etc.

Como mamá, yo me he enfocado en ser una mamá libre emocionalmente, es decir no estar preocupada por lo que mi hija hace o no hace, o en como se porta, o en por las decisiones que va a tomar en la vida. Y esto me ha llevado a criar a una hija independiente y rebelde a la vez, de la cual me siento muy orgullosa y feliz porque se que puedo confiar en mi trabajo que he hecho como madre y por consiguiente, confiar en ella. Sin embargo la rebeldía para mi no significa faltarse al respeto a si mismo ni a los demás, y eso es lo que mi hija empezó a hacer, aparte de tener fuertes crisis de pánico.  

Otra de las cosas que yo hago como mamá es que yo no creo en imponerle reglas a mi hija u obligarla a hacer algo, yo dejo que ella decida lo que quiere y lo que es mejor para ella. En lugar de obligarla mejor la convenzo y la enamoro de las cosas para que ella decida hacerlas por ella misma. Esto fue lo que yo dejé de hacer, de interesarme en ella y ponerle atención. Me envolví tanto en mi trabajo y responsabilidades que me olvide de lo más importante para mi, mi hija.

La vida (el Universo/Dios) siempre nos envía "banderas amarillas" para que nos demos cuenta de que "algo" no anda bien, desafortunadamente vivimos en una mundo tan apresurado que casi nunca detectamos esas banderas amarillas hasta que ya son "banderas rojas" y el problema ya es grande. Gracias a Dios, pude darme cuenta del abandono en el que tenia a mi hija, y por supuesto de sus reacciones a esta desconexión entre madre e hija.

Al principio hice lo que la mayoría de los padres hacemos, juzgar a mi hija, gritarle, obligarla a que se portara bien, reclamarle, etc. etc. y eso solamente empeoró la situación. Esto para mi es evadir nuestra responsabilidad de padres y querer solucionar el problema desde afuera (culpando a los demás), sin darnos cuenta que el "problema" lo estamos causando nosotros mismos, porque como padres tenemos los hijos que nosotros mismos hemos criado, ellos son solamente una proyección de nosotros mismos. Si, es de valientes aceptarlo y muchos padres no lo aceptan, pero mientras lo sigamos negando o sintiéndonos culpables (en lugar de ser responsables) en vez de resolver el problema y ayudar a nuestros hijos (y a nosotros mismos), las cosas empeoraran y nuestros hijos elegirán caminos totalmente equivocados para ellos.

Yo se perfectamente que cambiando YO, mi hija cambiara, empecé a hacer lo que creí que seria lo mejor. Estoy enfocada en estas tres cosas principalmente y los resultados con mi hija han sido maravillosos:

Cambiar conceptos. Esto lo compruebo cada día en todos los aspectos de mi vida. Las personas (cosas y situaciones) en mi vida son simplemente un concepto (en mi  mente) que yo tengo de ellos y ellos solamente "ejecutan" el papel que yo he decidido que sean. Si quiero "cambiar a alguien" (o algo) lo único que requiero hacer, es CAMBIAR el concepto que yo tengo de ellos. Me empecé a enfocar en ver a mi hija feliz, sana, y diciéndome que nunca se habría sentido mejor. La imagino activa y con una sonrisa en su carita. Puse en la pared de mi recamara dos fotografías grandes de mi hija feliz y sonriente y en esa imagen me enfoco todos los días. Por supuesto, también imagino haciendo actividades juntas y retomando nuestra relación.

Conexión con mi hija. Yo asumo que todo esto empezó por la desconexión que se creo entre mi hija y yo. Al ser madre soltera mi hija y yo somos muy apegadas y siempre estamos juntas. Y eso no cambió, estábamos juntas físicamente pero habíamos perdido la verdadera conexión. Este es uno de los mayores problemas en la actualidad, estamos viviendo lo que yo llamo "una soledad acompañada". Estamos juntos físicamente o rodeados de personas pero distantes emocionalmente, no hay comunicación entre nosotros. El sentirse sola y abandonada por su madre es lo que causó la crisis depresiva de mi hija. Sus ataques de pánico y enojo fue simplemente una llamada de atención (bandera amarilla) para su madre. Mi amor por mi hija es enorme y se lo demuestro cada día con besos, abrazos, palabras, mostrando verdadero interés por lo que a ella le gusta.

Compartir tiempo de calidad. Un síntoma del abandono en el que mi hija se sentía fue inicio de depresión y perderle interés a las cosas. En lo que yo he aprendido y comprobado es que la actividad física placentera es el mejor antidepresivo. Hemos adoptado el habito de salir a caminar juntas por lo menos 30 minutos cada tarde y platicar de todo lo que nos gusta y de los planes que tenemos (como antes lo hacíamos). Caminados tomadas de la mano y enfocadas en lo que nos gusta. También hacemos actividades juntas, estoy con ella mientras hace su tarea, vemos películas y series y escuchamos canciones juntas, y algunas otras cosas más.

Puedo decir satisfactoriamente y asumir que mi hija es feliz, independiente y responsable, y que estoy muy orgullosa de ella y de mi trabajo como madre. La adolescencia no tiene por que ser una etapa difícil, ni para los hijos ni para los padres. Mientras sigamos creyendo que la rebeldía mal enfocada y el mal comportamiento de nuestros hijos es parte de la adolescencia estamos perdiendo a nuestros hijos y dejándolos que se pierdan en sus dudas y aprendizaje.

Es nuestra responsabilidad como padres conectarnos con nuestros hijos y ganarnos su confianza por medio del amor y la comprensión, en lugar de juzgarlos, obligarlos, criticarlos y quejarnos de ellos. Los hijos SON una proyección de los padres (programación), lo aceptes o no. Todo empieza cambiando tú como padre y no queriendo cambiar a tus hijos. Empieza a tomar tu responsabilidad y hacer tu trabajo como padre al 100% y los resultados hablaran por si solos.

PD. Este articulo lo escribí hace alrededor de diez meses, cuando mi hija estaba pasando por una depresión muy fuerte. Aquí escribí lo que empecé a hacer en ese momento y los RESULTADOS (asumidos) que esperaba lograr. Hoy puedo decir felizmente que mi hija esta sana y feliz, sin doctor ni terapias más que mis conocimientos aplicados. Mi enfoque fue cambiar YO (mis conceptos) para cambiar a mi hija. Sanarme YO para sanar a mi hija. Jamás me enfoqué en el problema o enfermedad de mi hija, siempre me enfoque en sanarme YO personalmente y ver a mi hija exactamente como yo la quería ver (resultados). Por eso siempre digo que mi mayor aprendizaje en los últimos años ha sido aprender a sentirme bien aun en las peores circunstancias y enfocarme solamente en el resultado que quiero porque esa es la única manera de cambiar mi realidad. Cuando estaba escribiendo el artículo simplemente pensaba y asumía que cuando publicara este articulo mi hija (ahora de 13 años) "esta" completamente sana y feliz. Y así es desde hace algunos meses. Esta hecho. Gracias, Gracias, Gracias ;-)

Publico este artículo muy personal con la esperanza de que si estas pasando por una situación parecida esta información te ayude a mejorarla.

Abrazos y bendiciones,

Patricia Anaya

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