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Imagina que compraste un boleto de lotería y cuando verificas el número en el periódico, ves que posees el boleto ganador del premio mayor, ¡diez millones de dólares! Te emocionas y comienzas a temblar y gritar de alegría. Esa noche sueñas con tu nueva mansión. Al día siguiente cuando vas a cobrar tu premio, te dicen: “hubo un error de imprenta y su boleto no está premiado”. ¿Te imaginas la frustración tan grande?

Algo similar fue lo que sintió Denise Garrido, quien ganó el certamen de Miss Canadá 2013. Desde niña su deseo era ser una reina de belleza. La noche que se cumplió su sueño, tembló y lloró de emoción pero su alegría duró menos de 24 horas porque al día siguiente, le dijeron: “Lamentablemente hubo un error con los nombres y tú no fuiste la ganadora, Riza Santos es la verdadera Miss Canadá”.

Todo el mundo esperaba que Denise Garrido se pusiera frenética. Sin embargo, ella asegura que todo sucede por una razón y que no guarda resentimiento, incluso pidió disculpas a la nueva Miss Canadá y dijo: “Me siento mal porque viví un momento maravilloso que realmente te tocaba a ti vivirlo”. Su actitud tan positiva muestra que esta chica es realmente una reina.

Tu también has pasado por situaciones decepcionantes en que pensaste que algo era para ti, pero otro se lo ganó o se lo llevó, y tu reacción instintiva fue enojarte y guardar rencor. Por ejemplo, esperabas un ascenso en tu trabajo y se lo otorgaron a otro, o tal vez estabas en una relación amorosa en la que tenías la ilusión de casarte, pero tu novio te dejó sin razón y al poco tiempo descubres que se casó con otra y dijiste indignada: “¡No es justo! A mí me tocaba ser su esposa”.

Si algo o alguien no está destinado a ser parte de tu vida, aunque ruegues, llores y patalees, no se dará. Recuerda que los planes de Dios son mejores que los tuyos. Por eso, si te arrebataron una corona, es porque seguramente te tocará dirigir otro reino.