Regina: mujer mágica y bella

En tiempos recientes, el destino y mi deseo de ahondar en el budismo me han conducido un par de veces al Tíbet. En esos largos viajes hacia tierras tan singulares leí un libro publicado hace algunos años y que en aquel entonces me causó expectación e impacto.Se trata de Regina, de mi querido amigo Antonio Velasco Piña, quien nos descubre hechos fantásticos vinculados con circunstancias reales de aquellos años. El hilo esotérico de la narración es una buena mezcla de la filosofía budista y la sabiduría de los guardianes de nuestras viejas culturas, en especial de la Anáhuac. Ambos pensamientos tienen denominadores comunes y, en ellos se nutre y desarrolla la historia de Regina: mujer mágica y bella. El autor compara la brutalidad de la represión china en el Tíbet con la represión que se dio aquí a los estudiantes en 1968, y que nos atrapa en una serie de claves misteriosas, las cuales dan perfil a una relación ancestral de conocimientos que se pierden en la noche de los tiempos.Por eso, Velasco Piña se ha caracterizado en este tipo de relatos, entre la ficción y la realidad, pero manteniendo siempre una relación con saberes milenarios, en particular los budistas tibetanos.Deseo entonces que Don Antonio, como todos los que pretendan fortalecer su mente vayan muy pronto a Lahasa y recorran sus monasterios, para compartir el sentimiento de cómo se entrelazan esos pensamientos tan complejos con las verdades a las que sólo podemos llegar a través de Buda, la enseñanza incluye por supuesto la meditación. Proceso difícil, pero maravilloso, porque nos permite elevar nuestro pensamiento y potenciar nuestra mente.Regina me recordó ese México de finales del siglo pasado con sus tragedias; pero también confirmar, que el 68 fue un parteaguas en la historia contemporánea mexicana y conlleva avances muy trascendentes. Hoy por ejemplo, aún cuando vivimos tiempos difíciles, son más democráticos que antes en todos los sentidos.Ir al Tíbet, releer obras del pasado reciente y hacer un viaje al fondo de mi ser, me llevó hacia realidades no sólo espirituales, sino sociales y políticas, como el hecho de que en todo el mundo se han impuesto férreas reglas económicas en beneficio de unos cuantos privilegiados que se han apoderado de una infinidad de recursos que a todos pertenecen.Regreso a Regina, y a través de sus páginas, traigo aquí la represión actual al pueblo tibetano, así como los acontecimientos de Tlatelolco y las esperanzas de una humanidad que quiere vivir de forma diferente. Una brecha tan enorme que, parece agigantarse cada día y que sólo podrá cruzarse y superarse si nos embarcamos en la aventura de recorrer con pasión, pero con inteligencia, el viaje interno que nos conduce a descubrirnos a nosotros mismos y sumarnos a los demás.Un libro que nos da esa visión hechizante de los acontecimientos de los sesentas y vincula a las antiguas culturas indígenas con sus ancestrales tradiciones Por lo tanto, surge como símbolo de luz en medio de la oscuridad y más que una interpretación histórica transformada en novela, encuentra esa conexión mágica que va mas allá del tiempo y de las fuerzas del bien y del mal, que luchando perennemente, aunque, en medio de ellas se dé el surgimiento espiritual de un pueblo. Teoría que más tarde “La Mujer que quiere dar a luz”, va a fundamentar, devolviéndonos a los mexicanos y asimismo a los latinoamericanos la esperanza de convertirnos en la raza cósmica que profetizara Vasconcelos. Igual, la destrucción y la guerra, que se convierten en el pasado negro para que se abran las puertas de un futuro refulgente, justo, humano y feliz, como lo propone la filosofía budista que tiene un propósito universal: paz y fraternidad, que da sentido y razón a nuestra especie en la tierra.Detrás de los relatos novelados y, más allá de lo anecdótico y literario, se va conformando una columna vertebral que nos ofrece la conciencia de nuestro paso por el planeta. El aquí y el ahora, son esas alas del pensamiento, que pueden ir tan lejos como lo decidamos en la ruta de la perfección... Tierras, donde el Dalai Lama sigue siendo un símbolo de una apreciación distinta de ciertos valores predominantes en las sociedades modernas, lo mismo la destrucción de la naturaleza, que el consumismo absurdo, la frivolidad tan extendida, y de todos aquellos apegos que nos impiden ver con claridad el horizonte de nuestro espíritu y el quehacer cotidiano.Basta pues percibir las fuerzas misteriosas que atraen aquellas montañas, las más altas de la Tierra, por todos conocida como el techo del mundo para advertir ahí la sensibilidad de los tibetanos, la modestia en que viven y el resplandor que emana de sus existencias. En sus ojos almendrados observamos una paz y una fuerza interior, capaces de conmovernos profundamente. Pero si el viajero no quiere ver nada, nada verá si espera grandes reflectores, shows y falsos atractivos turísticos, regresará entonces frustrado. Sólo si busca comprender esos secretos milenarios que se pierden en el inconsciente colectivo y, que a su vez se reflejan vivamente en formas sociales sencillas y simples, el viaje habrá valido la pena porque se encontró la escalera al cielo que la humanidad parece haber perdido hace mucho tiempo.Quién me iba a decir que tras de estos alucinantes viajes, todavía deslumbrada por sus colores y su misterio, me llamaran para la presentación de este libro en su primer edición y ahora en su nueva edición, que confirma su vigencia con los crímenes vergonzosos, la infamia, la ignominia del 68 en la conciencia de todos, pero luminosamente también sus reivindicaciones. Estoy cierta que la publicación de Regina removerá siempre las entrañas de quienes la lean y les aportará una luz distinta en el presente y el futuro.Así, por la calidad literaria de Regina, su enfoque profundo y las aportaciones diversas de Velasco Piña, me es grato participar en el lanzamiento de esta edición especial en la que ahora se agrega un CD, de lo que podría considerarse musicalización en la literatura, en este caso con una adecuada música indígena. Magia pura pues: fusión de palabra y música, flor y canto.Con Regina renace ese espíritu de: Seguir luchando hasta conseguir un México mejor en todos los sentidos. Y una voluntad que no admite olvidos en momentos tan cruciales para conseguir el México nuevo que anhelamos. Agradezco de verdad la esta invitación que me hicieran, pues me brinda la oportunidad de la compañía de todos ustedesY concluyo evocando ese estribillo popular que prevalece a más de 40 años del 68: ¡el 2 de octubre no se olvida!… ni tampoco Regina.
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Comentarios

  • Estimada maestra:
    Hace algunos años leí Regina, La Mujer Dormida debe dar a Luz, Tlacaelel y varios más, en verdad son unos libros muy interesantes, conmovedores , enigmáticos y al mismo tiempo reveladores de un tiempo que apenas vivimos y de culturas que apenas conocemos pero que nos invitan a adentrarnos en sus misterios, muchas gracias por su recomendación, leeré con mucho placer esta nueva edición.
  • muy interesante!!!!!
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