REFLEXIÓN "NADIE ES PROFETA..."

NADIE ES PROFETA...“Nadie es profeta en su tierra”. Qué difícil es que dentro de la familia o en el núcleo más cercano, alguien reconozca la valía, el talento de alguien más. Esto a veces genera frustración, dolor, pena, desolación. Pero, como en cada circunstancia, esas actitudes te invitan a reflexionar. Es momento de hacer un alto cuando te daña la apatía, la ingratitud, la agresión y la crítica de los demás. Tal vez estás esperando reconocimiento, sentirte importante, obtener afecto. Te aseguro que ése no es el camino ni la solución. Cuando tienes bien claro tu propósito, el objetivo de vida, debes marchar siempre hacia delante sin esperar la recompensa, el aplauso, ni bombos ni platillos, para saber que estás bien. Cuando haces las cosas por los demás, cuando por fulano o mengano dejas de fumar o tomar, o te propones un cambio, por ese mismo fulano o zutano vas a caer. Duele, es cierto, la crítica, la agresión, la burla o la indiferencia. Pero cuando le entregas tus acciones al Creador, cuando en Él encuentras la fuerza para seguir adelante y cuando descubres que, a pesar del error, Él te mantiene cerquita de su corazón, percibes la fuerza para seguir adelante y dejar de buscar el aplauso o el reconocimiento, la aprobación.“Nadie es profeta en su tierra”, y mira quién lo dijo: Cristo Jesús, y va de la mano la sentencia siguiente: “Nadie valora lo que tiene hasta que lo ve perdido”, y a veces ante esas circunstancias te conviertes en el bueno, en el héroe, y tal vez por eso se busca la puerta falsa de una adicción, de un suicidio. No es el camino convertirte en bueno o en héroe a costa del dolor, de lágrimas y sufrimiento, no es el camino que nos acerca a Dios, porque Dios es vida, es abundancia, es salud, es perdón, es el Nombre de lo más alto, es realización de tus sueños, es libertad.Deja ya de buscar la aprobación o el aplauso, deja de abrir el pecho para que cualquiera lo fracture, lo lastime o lo dañe. Aprende a aceptar lo bueno de cada circunstancia. Perdona lo malo; entrégale a Dios tus intentos y sigue adelante; que no te detengan la crítica o la agresión; la apatía o la ingratitud.Ser feliz es tu meta, pero no en esa felicidad que se roba en la inconsciencia, la que daña o lastima, la que se esgrime en el dolor de los demás; sino la que se conquista con corazón, mente y espíritu, la que te permite conocer y abrazar a Dios.“Nadie es profeta en su tierra” es una verdad y un impulso para tocar el Cielo y conocer a Dios, para invitarle a tu vida y entregarle todos tus intentos sin esperar la aprobación o el reconocimiento de los demás.
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