REFLEXIÓN "LA PRUDENCIA"

LA PRUDENCIA

Prudencia, una virtud eminentemente humana, una virtud que me aleja del caos y la turbulencia. Me libera de culpas y me permite reflexionar. Las circunstancias cotidianas de la vida despiertan a veces el deseo de golpear, de agredir, de insultar y ofender. Prudencia es callar. Prudencia es tratar a los demás como quisieras ser tratado. Prudencia es medir las consecuencias de las palabras y de los actos. Prudencia es callar antes que agredir, y callar si no hay algo bueno que decir.

La prudencia invita a la razón para mirar a futuro, no como adivino o mago, sino simplemente pensando si esta acción, que en este momento libera el resentimiento, el odio o la venganza, puede voltearse contra uno mismo y contra los que amamos, con el impacto de un golpe mayor.

La prudencia invita a pensar y a reflexionar sobre aquello  que al  afectar a un solo ser humano nos involucra a todos, y a pensar en que el golpe canalla que agrede a un inocente se vuelca hacia el agresor y sobre lo que más se ama, multiplicado por lo menos treinta veces.

Prudencia es mantener la distancia, no por miedo o inseguridad que paralizan, sino por temor de lastimar a alguien, porque ya has aprendido a ponerte en los zapatos del otro y a pensar en los demás antes que en ti. Prudencia es un vestido de nobleza, una virtud que te hace inteligente; una virtud que te permite elevarte mientras que pasa la ola de la emoción e impide que el mar de la inconsciencia te arrastre hacia el dolor. Prudencia es actuar con serenidad cuando te sabes especial e importante por el sólo hecho de que tienes vida, porque has descubierto que eres la Criatura más amada de Dios y que Dios responde a cada invocación y que Él es tu guía, tu orientación constante, si tú se lo permites. Prudencia, virtud que se viste de nobleza y se corona con razón. Prudencia en tiempos difíciles, de crisis, de caos, cuando todo mundo corre y toma decisiones arbitrarias sin importar las consecuencias, sin medir el daño que se causa. La prudencia se viste de elegancia y hasta tiene alas para volar encima del caos y darte un pasaporte de libertad.

Prudencia, una virtud a tu alcance; basta callar, contar hasta diez cuando estás embargado por la emoción, ponerte en los zapatos del otro y preguntarte cómo quisieras ser tratado, cómo te sentirías si alguien te dijera o te tratara de igual manera. Prudencia es, simplemente una virtud, una virtud que te hace grande y te permite conocer a Dios.

Y con esta sensanción maravillosa de saber que algo, aparentemente tan sencillo, te hace diferente, sereno, te viste de nobleza y te corona con la razón, da gracias en silencio; respira profundo y disfruta el torrente de vida y amor que fluye en ti.

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Comentarios

  • totalmente de acuerdo, mas vale pensar las cosas dos veces y hasta tres, que arrepentirnos despúes por hablar en un momento de arrebato, saludos

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