REFLEXIÓN "COMO SI FUERA EL ÚLTIMO DÍA"

COMO SI FUERA EL ÚLTIMO DÍA

Como si éste fuera el último día, la angustia, la desesperación y el conflicto se apoderan de mí. Cuando, en la imaginación, un foco de alerta se pone frente a mí y una luz roja que me sentencia, que marca un alto en mi existencia, siento miedo porque me doy cuenta que quedan tantas cosas por hacer, tantas otras por decir, siento que he desperdiciado mi vida en cosas vanas y superfluas, enojándome, criticando, condenando y molestando: “porque te vistes de rojo o te pintas de azul, porque no haces lo que te digo, porque me caes mal”. Y la verdad es que, ante esta luz roja imaginaria que anuncia el último día de mi vida, lo que quisiera decirte es que te amo, que te amo tanto, decirte que eres mi razón, que apenas hoy comprendo que han sido mis enojos, mi mal manejo de emociones, lo que nos ha separado.

Mira, en este momento en que se pone una luz amarilla, de alerta, frente a mí, quisiera hacer tantas cosas y me doy cuenta de que lo que ocupó mi tiempo, toda la vida, no vale la pena. Que mi equipaje está vacío, el corazón desgarrado y que poco, muy poco, sé de Dios.

Si este fuera el último día de mi vida, quisiera ser feliz sin miedo; quisiera abrazar a mi niño interior para decirle, para recordarle, lo que está grabado en su alma, para decirle mil veces que es: “La Criatura más Amada de Dios”. Quisiera decirle que, aunque hubo errores y malos momentos, pudimos ponernos de pie y, aun con fracturas en el alma, logramos hacer nuestro mejor esfuerzo. Tal vez los resultados materiales no sean los que esperaba; no dejo riquezas, pero sí quisiera dejar un recuerdo de amor: que me recordaran por lo que amé, por lo que fui capaz de perdonar, por la palabra de aliento que regalé, por la sonrisa que entregué y la mano que se mantuvo siempre extendida. Por eso, en estos momentos, momentos en que el anuncio del que pudiera ser el último día de mi vida se presenta, sólo quiero decirte: “Te amo y no hay nada que perdonar, no hay saldo rojo con la vida.”

Fuiste mi mejor maestro, mi más grande oportunidad; no quiero llevarme en mi equipaje apegos ni resentimientos; quiero volar sin ataduras, en libertad. En este que, podría ser el último día de mi vida, me doy cuenta de que tengo vida y con ella el regalo mejor: que tengo la oportunidad de perdonar y decir te amo, que tengo la oportunidad de dar gracias a Dios. Para eso me sobra tiempo; parece que el miedo se va, la angustia se desvanece, estoy tranquilo, sereno, en paz. Y si en verdad éste fuera el último día de mi vida, al decir “te amo”, al perdonar, sé que la vida comienza una vez más.

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos