REFLEXIÓN "APRENDIENDO A CREER"

APRENDIENDO A CREER

Aprendiendo a creer, a creer en lo bueno; esperar lo mejor resulta difícil, casi imposible cuando he vivido toda una vida de fracasos y caídas. Cuando esperando lo mejor, recibo lo contrario: desilusiones, traiciones, engaños, violencia. Cómo creer en lo bueno cuando hay vientos de guerra, nubes de tristeza y soledad. Cuando percibo la injusticia, la guerra entre hermanos bajo una bandera de justicia que suena a venganza, a condena. Cómo creer en lo bueno, cómo esperar lo mejor de la vida si tengo miedo, miedo hasta de dormir, miedo de despertar. Si observo injusticia y violencia, no sólo en la calle, sino también en las películas, en la televisión, en mi trabajo, en mi familia y hasta en mi propio corazón. He querido creer en la gente, he querido creer en mí, he querido creer en Dios, y la vida no cambia, parece que es peor. Todo esto es porque desconoces las leyes de la mente. No es pidiendo ni exigiendo como se logra una apertura de espíritu, como se logra creer en lo bueno y crear lo mejor. Jamás luches contra el mal; identifica tus pensamientos. Descubre a qué le tienes miedo: ¿Miedo al miedo? ¿Miedo a tu historia de inconsciencia? ¿Miedo a fallar? Anótalo, tenlo muy claro, porque esa es tu fractura del alma, la que bien ya puedes sanar. Pero mantén siempre tu vista en dirección a las estrellas, en construir lo bueno aunque la materia grosera diga que no. Si tu hijo se porta grosero, si te sientes víctima de la ingratitud y la injusticia, no es raro que te invada la desolación y la tristeza. Pero tienes el recurso del perdón; perdónate tú por el error cometido y sigue pensando en lo bueno; sigue repitiendo esas frases que hablan de la perfección y del amor de Dios. Dios es bondad, Dios es salud. Merezco lo bueno, merezco lo mejor. Mi mundo es un mundo de dicha y plenitud. No luches contra los pensamientos negativos; tal vez estos te acosen y te digan: no mientas, no te engañes, ve lo que estás viviendo, observa lo que vive la humanidad hoy. No luches, simplemente afirma: mis pensamientos son los pensamientos de Dios. Elijo lo bueno, elijo lo perfecto, elijo lo mejor. Aprendiendo a creer, a tener fe. La certeza de que podemos ser mejores es simplemente dibujar en tu mente lo que quieres vivir, poner atención en lo bueno, dejar de prestar atención en lo malo. Siempre, independientemente de lo que estés viviendo en este hoy, hay algo bueno que puedes bendecir. Hay algo bueno que puedes agradecer y, con ello, estás construyendo, estás aprendiendo a creer y a expresar la Voluntad Divina, el Amor de Dios. Con esta sensación de saber que la creencia es fe, que la fe mueve montañas, que la fe se construye pensando lo bueno y lo mejor, da gracias; respira profundo, siente y disfruta la vida que fluye en ti.

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