Retomando, los propósitos de Año Nuevo hablan de los ideales de la persona que se los propone, de lo que quiere lograr, sus aspiraciones y deseos de superación. Dichos ideales pueden expresarse como metas realistas o como metas irreales que no tienen relación con las habilidades ni capacidades de la persona que las quiere lograr. Es importante fijarse metas realistas para así poder mantener la motivación para lograrlas. Los propósitos pues, requieren de sacrificios, de renuncias, por ejemplo, comer menos, dormir menos, tolerar más, ser más paciente con alguien, trabajar más, para poder hacer algo más. Siendo así, se trata de un cambio de hábitos que requieren de una inversión importante de energía emocional para poderlos lograr. Y esto implica que el esfuerzo debe ser diario y no se verán resultados en un día, ni en una semana, ni en un mes….por eso se fijan para todo el año!! Es importante saber que no hay resultados inmediatos y tener la capacidad para tolerar la frustración y tener capacidad de demora para poder ver los resultados a mediano o incluso a largo plazo.
Lo que sí es fundamental es entrenarse en la capacidad para ver los pequeños cambios, pues eso inyecta nueva motivación a quien está tratando de cumplir una meta. Es la suma de pequeños cambios lo que forman los cambios grandes que se ven y se notan. Aunque es cierto que todo aquél que se propone algo teme la burla si no logra cumplirlo: el adolescente teme la burla de sus compañeros, el adulto teme la burla y el reproche de su pareja. Pero hay que hacer el esfuerzo y saber que lleva tiempo lograr las cosas que realmente valen la pena y que son permanentes.
Quien logra lo que quiere tiene mejor salud mental. Quien no logra cumplir ni sus metas más mínimas puede tener un problema emocional y se va a deprimir para lo cual se recomienda ayuda psicoterapéutica para trabajar en resolver el conflicto por conseguir sus propósitos.
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