¿POR QUÉ DERRIBAR UN AVIÓN?

Indignación. Incredulidad. Rabia. Dolor.

 

Muchas y muy variadas han sido las reacciones de la opinión pública ante la conducta de Andreas Lubitz, de 28 años y copiloto en el vuelo de  Germanwings, tras de que, en lo que parece un arrebato causado por una depresión profunda,  decidiera impactar el AirBus contra los Alpes franceses y  matar así a 150 personas, incluido él mismo.

 

Creo que sobre este acontecimiento, doloroso y terrible como pocos, pueden decirse muchas cosas. Desde mi perspectiva, estos hechos hacen luz sobre un tema que hoy más que nunca encuentro urgente tratar: los trastornos mentales.

 

Cuando un paciente psiquiátrico decide no hacer caso de su diagnóstico y continuar su vida como si nada, lo que está haciendo, ya lo vimos, es poner su propia existencia, y quizá la de alguien más, en peligro.

 

Pero, qué es lo que lleva a un enfermo de depresión a ocultar su mal? Lamentablemente, es difícil que sepamos qué pasaba por la cabeza de Lubitz cuando decidió romper su receta, presentarse a trabajar aparentando normalidad sin que nadie notara nada extraño y estrellar la nave más tarde, ante el terror de los pasajeros y el resto de la tripulación.

 

Tampoco tiene sentido conjeturar. Eso no va a devolverle la vida terrenal a nadie. Sin embargo, quisiera expresar lo siguiente:

 

En nuestro país uno de cada tres mexicanos habrá experimentado un trastorno psiquiátrico  antes de cumplir los 65 años* y, al menos aquí, es posible que: Si dejamos de ver estas perturbaciones como un tabú y como algo que deba ocultarse o, peor, negarse; si aprendemos a tratar el tema con naturalidad y compasión -sin estigmatizar ni discriminar a quien atraviesa una crisis o a quien debe tomar medicación de por vida-; si incluimos padecimientos como depresión, ansiedad, bipolaridad, etcétera, en la agenda social  y se les trata con seriedad médica y no con el extendido “échale ganitas” y, finalmente, si se destinan mayores recursos para la detección oportuna y tratamiento de las enfermedades psiquiátricas, puede ser que la desesperación y la enfermedad no lleven a un connacional a cegar su vida y la de decenas de personas.

 

Tener una crisis psiquiátrica es algo que le puede ocurrir prácticamente a cualquiera en este mundo moderno. Eso no es en sí “malo” o “vergonzoso”. Lo terrible, lo que puede tener las peores consecuencias, es negarlo.

 

 

*Estudio realizado por Maria Elena Medina-Mora, Guilherme Borges, Corina Benjet,Carmen Lara, Patricia Berglund  y presentado en 2007 por el British Journal of Psichyatry

 

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Comentarios

  • Cierto, mi querida Almita. Muy cierto. Un abrazo!!! <3

  • Gracias, Martha Schumacher. Imagínate: si en una nación de primer mundo como Alemania puede suceder algo así… el largo camino que aún hemos de recorrer en México en materia de salud mental. Saludos y bendiciones hasta allá :)

  • Gracias por tu comentario, Ely Reyna. Sí, fue un doloroso y trágico final!

  • Muy importante lo que dices, Aurora. Aqui en Alemania si tratan con este tipo de enfermedades. La persona sigue percibiendo sueldo y tratamiento todo el tiempo que requiere. Es una pena que aún así pase algo tan trágico. Tu das cuenta que aparte de esto que paso, persiste un problema grave y espero que por el bien de todos estos padecimientos se traten con la debida terapia.

  • Tienes la razón Aurora, pero cada cabeza es un mundo, y es muy dificil saber lo q piensa cada persona!!
    Lástima q terminara así!!
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