Los Mayas estaban ciertos de que en 2012 sobrevendría el fin del mundo. Las profecías apocalípticas suelen entenderse como el fin de lo conocido y el inicio de una nueva época.

María Marván Laborde, Consejera Electoral del IFE.
Con cariño para Macarita Elizondo, por su entereza

Es probable que la profecía se cumpla al menos en el terreno de la política mexicana. La participación de mujeres candidatas a puestos de elección popular no tendrá precedentes en las elecciones federales de este año. El mandato del Cofipe que establece cuotas de género para lograr una participación equilibrada entre hombres y mujeres será estrictamente cumplida.

Gracias al litigio estratégico de Mujeres en Plural, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en la sentencia 12624 mandata a los partidos a respetar de manera inequívoca la relación de 60-40; en las candidaturas de mayoría relativa no más de 60% para candidat@s de un sexo ni menos de 40% al opuesto. Es decir, tendrán que presentarse, obligadamente, no menos de 120 y 26 y no más de 180 y 38 para uno y otro sexo.

Los magistrados tomaron además otra precaución para asegurar la efectividad de las cuotas de género. En el pasado, algunos partidos le dieron la vuelta a la ley que mandata la incorporación de la mujer a candidaturas a través de lo que conocimos como el fenómeno de las Juanitas, esto es, presentaron fórmulas en las que iban mujeres a la cabeza y que, tan pronto tomaron posesión, cedieron sus lugares a los suplentes hombres. Para evitar esto, el Tribunal determinó que ahora las fórmulas deberán ser femeninas o masculinas, es decir, candidata propietaria y suplente o viceversa.

En el lento, proceso de incorporación de la mujer a la vida política nacional, la elección de 2012 abre la oportunidad, como nunca antes en la historia de este país, para que las mujeres sean candidatas. Si bien hace prácticamente seis décadas (1953) se le reconoció a la mujer el derecho a votar, la realidad es que la posibilidad de ser votada ha ido creciendo casi a cuentagotas.

La primera mujer que obtuvo una diputación federal fue Aurora Jiménez Palacios, en 1952, desde aquel año y hasta 1994, las mujeres no sobrepasaron el 15% de la representación legislativa. La actual legislatura federal (2009-2012) constituye el máximo histórico, sin embargo, únicamente se cuenta con 132 legisladoras de un total de 500 integrantes, es decir, poco más de un limitado 25%. En once lustros apenas contamos en nuestra historia con seis mujeres gobernadoras1.

La inclusión activa de la mujer en la política es todavía una tarea pendiente de nuestro proceso de democratización. La idea de una sociedad abierta y transparente, como la imaginada por Karl Popper, retoma las duras lecciones de la historia y a partir de la falibilidad del pensamiento humano, reconoce la necesidad de abrirse a puntos de vista diversos pero complementarios. Si bien sus planteamientos se asocian con el pluralismo cultural y religioso, son un reconocimiento de la muy compleja riqueza de la cultura social. Precisamente ahí radica la necesidad de la inclusión a través de las acciones afirmativas de derechos como los aquí aludidos. La democracia es por definición plural y no puede haber pluralidad sin la participación equilibrada de hombres y mujeres. La inclusión de las mujeres debe transformar la discusión e incentivar ciertos cambios en las perspectivas de todos y cada uno de los partidos y coaliciones. La incorporación de las mujeres en la vida pública conlleva el reconocimiento de su derecho a forjar su propio destino, a incidir en las cuestiones que atañen a la sociedad.

Los partidos políticos tendrán que evolucionar en muchas de sus prácticas. Las mujeres militantes tendrán que redoblar esfuerzos en estos días para vigilar la operación política al interior de sus organizaciones. Para esta elección tendrán que encontrar salidas creativas que les permitan cumplir con el 120-26. Las profecías son tales sólo si se cumplen. La de la participación política de las mujeres está por cumplirse y traerá consigo una nueva era: la era de la
equidad de género.

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Comentarios

  • Es una tristeza llegar a la concientización del poco camino que hemos avanzado las mujeres en relación a la inclusión en la participación política de nuestro país. Por eso debemos seguir trabajando codo a codo entre nosotras para lograr un avance con resultados inmediatos, y para ello también debemos seguir preparándonos a fin de realizar un buen papel con resultados avasalladores!!! Gracias Sylvia por compartir esta publicación tan inspiradora

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