Peter Greenaway v.s. Botero

Peter Greenaway
Foto: Luis Benavides

El director de cine Peter Greenaway, en Medellín, inaugura su instalación sobre Fernando Botero.    

Silencio. Esa fue la respuesta que recibió Peter Greenaway del pintor Fernando Botero cuando éste vio la instalación Greenaway vs. Botero que desde este jueves se expone en Medellín con motivo de los Juegos Suramericanos.

Esta es la primera vez que el cineasta galés se “enfrenta” a un pintor vivo. Reinterpretar a Da Vinci y a Rembrandt lo llevó un paso adelante en su obra cinematográfica, reconocida en el mundo del séptimo arte por obras como 8 ½ mujeres, Escrito en la piel y El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante. La instalación que alberga el Museo de Antioquia combina, precisamente, la fotografía, la música y el cine.

Para hablar de Botero, Greenaway se dio un paseo por el Olimpo y el Edén. Su intervención está basada en la reinterpretación de figuras míticas y arquetípicas de la cultura occidental, así que por estos días se pueden ver en las paredes del cuarto piso del Museo de Antioquia hombres y mujeres como Adán, Eva, Júpiter, Marat, Noé y Einsten, un poquito subidos de kilos.

De ojos verdes esmeralda, con un traje impecable y sin corbata, este cineasta premiado en Cannes y Venecia que se inició en la pintura habló con El Espectador minutos antes de inaugurar su obra.

¿Estaba realmente interesado en Botero o decidió hacer esta exhibición con motivo de los Juegos Suramericanos?

Botero se volvió famoso a principios de los años setenta. Fue entonces cuando lo conocí por primera vez, dado que yo quería ser pintor. Así que no lo estoy mirando como un fenómeno histórico tras mis espaldas. Toda mi carrera he conocido sus obras y por supuesto él ocupa un lugar en la historia del arte contemporáneo. Si tratas de convertirte en un pintor tú mismo, tienes que tener los ojos muy abiertos. Así que he seguido a Botero por lo menos desde hace 25 años.

¿Qué le impacto más sobre el trabajo de Botero?

Primero, él es un artista bastante accesible. No es como Jackson Pollock. El está mucho más cerca, en tu cara. Uno puede pintar muchas cosas, pero en general la pintura es sobre la gente. Él está bastante adelantado en este tema. Yo pienso, además, que su trabajo es bastante sensual. Por ejemplo, las esculturas allí afuera (Parque Botero), provoca tocarlas. Es casi una sensación sexual. Pienso también que lo que me gusta es que él tiene una mirada deliberadamente ingenua, guarda una relación con el arte folclórico. No necesariamente con el colombiano, sino con las tradiciones occidentales del arte folclórico. Y también pienso que él es crítico. En resumen, accesibilidad, sensualidad, diversión, una especie de inocencia asociada con el arte simple y, afectivamente, es crítico, bastante irónico. Todas estas cosas me gustan.

¿Con esta instalación busca poner a Botero en el mismo nivel  de artistas con los que ha trabajado previamente, como Rembrandt o Da Vinci?

No, no creo. Es muy diferente porque Botero es suramericano, porque es colombiano. Pero además pienso que si bien en el futuro no lo olvidaremos, Botero no ha hecho una contribución realmente significativa a los grandes pintores del siglo XX. Quizá porque sus preocupaciones son locales, de alguna manera Botero ha ignorado las grandes discusiones. Sí o no al figurativo, preguntas sobre la representación, sobre el lenguaje, son cosas de las que él no ha estado preocupado. Así que él nunca estará en la categoría de los grandes nombres, como Andy Warhol o Jasper Johns.

Sin embargo usted se interesó en su trabajo. ¿Por qué?

Muchas razones. Hay tantos artistas en el mundo y creo que la pintura es muy, muy importante. Nos enseña cómo ver. Todo lo que se ha hecho alrededor nuestro ha sido estructurado por pintores. Sólo porque tienes ojos no significa que puedas ver. Todo el mundo debería ser entrenado en ‘ver’, y los pintores son nuestros profesores.

Uno de los personajes representados en ‘Greenaway vs. Botero’ es el verdugo. ¿Tiene que ver esto con toda la controversia que causó en el mundo entero la exposición de Botero sobre las torturas de Abu Ghraib?

Lo que hemos hecho es mostrar 33 arquetipos, estereotipos, y uno de ellos es el verdugo. En cualquier comunidad siempre hay un verdugo. Siempre hay un hombre al que le damos la responsabilidad de castigar. También tomamos los dos más grandes científicos de los siglos XIX y XX, Darwin y Einstein. Luego hablamos sobre los sistemas antiguos de los cuales venimos: los romanos y los griegos. Tomamos a Júpiter, el gran jefe, que puede ser el administrador de la empresa, o el jefe de un gobierno. También tomamos a Venus, quien a veces es una prostituta y otras veces es la diosa del amor. Así que decidimos jugar con eso. Él se refiere a princesas y criminales, gente pobre y gente de la aristocracia. Él retoma artistas. Lo hace con Picasso, Delacroix, Della Francesca, y nosotros aquí estamos retomando, tal como él lo ha hecho. Botero es un pintor, y yo un cineasta. ¿Qué puedo hacer acerca de Botero usando mi medio? Yo quiero decir lo que Botero está diciendo, pero quiero hacer en películas lo que él hace en pinturas.

Usted ha afirmado que el cine actual está muerto. ¿Hacia dónde va el cine con la incorporación de tecnologías como la 3D?

Si la experiencia cinematográfica continúa, y hay evidencia de que cambiará en el corto plazo, hay dos fenómenos que serán parte de este proceso. Uno: se convertirá en un fenómeno multimedial. Así que no tendremos que jugar más el juego estúpido de sentarnos en la oscuridad. ¿Qué carajos hacemos sentados en la oscuridad? Nosotros no somos animales nocturnos. ¡Somos animales diurnos! Y uno siempre mira en una sola dirección, lo que significa que la mayor parte del mundo está detrás de tu cabeza. Si ves un filme de 120 minutos además te tienes que quedar quieto. Nosotros nunca estamos quietos, ni dormidos. Hay evidencia de que todo esto está desquebrajándose. Estamos reestructurando las películas. La generación laptop no sólo ya no va a cine, sino que tampoco está viendo televisión porque no es interactiva. Esta generación quiere estar involucrada en la elección, en el “hacer”. No se quieren sentar y esperar a que alguien les cuente. Todas mis producciones de ahora tienden a impulsar el cine hacia todas estas ideas interactivas y multimedia. Quisiera que mirasen las cosas que se están haciendo, diferentes tipos de arte reuniéndose al tiempo. Y por supuesto estamos usando a Botero para legitimar esa actividad.

¿Por qué decidió convertirse en un cineasta y no en pintor?

Hay una respuesta simple y otra complicada. La respuesta simple es que a mí siempre me apasionó la música, y los pintores usualmente no hacen música. Me pregunté cómo podía organizar las cosas con música y pintura. Curiosamente la respuesta es el cine. La complicada es que presumo que la pintura es una ocupación rodeada de mucha soledad, y creo que el ser humano es bastante gregario. A veces lamento no haber seguido en la pintura porque al final este arte es mucho más comprometido que el cine. Para mí los pintores son personajes muy importantes. Esta tarde contaba una anécdota de Giacometti, un escultor suizo. Él decía: “Puedes estar seguro de que probablemente tu abuela no sabe nada acerca de Picasso. Pero dalo por hecho: Picasso sabe todo acerca de tu abuela”.

Juan David Montoya, Medellín 
Elespectador.com
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