La mediocridad es muy triste, porque demuestra que no se hizo el máximo esfuerzo, la voluntad se ejerció con tibieza, la atención esta distraída y la intención con flojera. Yo no soy mediocre.
Cada deseo que anhelo aterrizar en mis vivencias diarias los analizo, los visualizo, y traigo un plan, está en la forma de actuar de un triunfador, de una triunfadora.
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